15. Parque de Diversiones

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Después de una larga semana llena de partidos y de proyectos de la universidad tenía un buen merecido descanso.

—¿Donde se supone que debemos encontrarnos con los chicos?— pregunté observando el mapa frente a nosotras.

El parque de diversiones estaba casi lleno al ser fin de semana por la tarde, unos días antes habíamos quedado en que tendríamos una tarde de diversión, y tenía que confesar que no esperaba que nuestro plan involucrara juegos mecánicos.

—Frente a la montaña rusa— dijo Ana, alzándose sobre sus puntas para ver más allá de la cabeza de la gente.

El juego repiqueo justo a lado de nosotros dejando a su paso un mar de gritos que lograba erizarme los vellos de la nuca.

—No debí haber vendio— me lamenté.

—Aún es tiempo de irnos, los demás aún no llegan— comento Nat, alzando las cejas.

—Un fin de semana en el parque de diversiones es genial, hace mucho que no venía, debemos aprovechar— dijo Kat, enganchando su brazo junto al de Ethel.

Desde la pequeña disputa que tuve con Ethel y Kat respecto a Tendou y mi vida amorosa en general, una brecha se había abierto entre nosotras, haciendo el ambiente incómodo en los trabajos de equipo, pero desde el partido con sus porras nacidas de la nada poco a poco intentaban acercarse un poco más con el  nuevo grupo que se había formado, y de alguna manera crearon un ambiente de incomodidad.

A lo lejos, la cabeza gris de Sugawara y el llamativo color rojo de Tendou nos indicaron su llegada, además de que no era muy complicado no poder identificarlos siendo tan altos.

—No digo que no sea genial— respondí poniendo los ojos en blanco. —Pero soy una persona que no vale la pena invertir en un parque de diversiones.

Los de Kat y Ethel convirtieron en una mueca de fastidio, mientras que Ana y Nat compartían miradas cómplices a la ves que insistían que aún podíamos cambiar el plan, aún no era muy tarde.

Un peso cayó sobre mis hombros, a la vez que el olor de regaliz con un toque de cítrico.

—¿Porque deberíamos de irnos?— preguntó Tendou con una sonrisa gatuna, asomándose sobre mi hombro.

La relación que teníamos Tendou y yo se podría calificar más que amigos pero menos que amigos a derecho a roce, había cariño, y ese chico tan raro me provocaba que mi corazón se saltara un latido cada que estaba cerca de el, siempre había coqueteo de por medio, pero ninguno se animaba a dar el siguiente paso.

— A ______ no le gustan los parques de diversiones— respondió Nat.

—Si a nadie le molesta podemos ir a otro lugar— comentó Daichi con tono serio.

—Lo importante es que todos estemos cómodos— afirmó Semi, apoyando la idea de su compañero.

De repente muchos pares de ojos se fijaron en mi, me sentí cohibida por tanta atención.

—No, estoy bien, el día es lindo para disfrutarlo al aire libre— dije con convicción sujetando la mano de Tendou.

El pelirojo me devolvió el gesto con una sonrisa.

—Sabia que ______ no era una aguafiestas— celebro Ethel.

—¡Deberiamos empezar por la montaña rusa!— gritó Kat.

Tal vez debí aprovechar la oportunidad de irnos de aquí.

—Vayan ustedes, yo puedo cuidar sus cosas— hablé con una sonrisa.

No es que fuera fanática de sentir la adrenalina en mi estomago, odiaba esa sensación. Tendou me dedico una mirada llena de duda, y supuse que se estaba debatiendo en si subir junto a sus amigos o el quedarse conmigo, pero una sonrisa confiada de mi parte y un apretón de manos fue suficiente para que corriera a colarse en la fila.

La estructura de madera se alzaba a muchos metros sobre mi cabeza, y cada que los vagones viajaban rápidamente hacia el suelo la madera se sacudía de manera peligrosa dando la sensación que podría desarmarse en cualquier momento, los giros mortales, todo en menos de dos minutos, era demasiado para mí.

—Deberiamos subir de nuevo— dijo Daichi con el cabello alborotado.

Algunos chicos apoyaron su idea y otros tantos emprendieron su propio camino, llegando al acuerdo, en que nos encontraríamos tres horas después frente a los comedores.

Tendou me tomó de la mano con una sonrisa antes de empezar a caminar.

Mi mente no dejaba de dar vueltas desde sus palabras en el partido pasado, el simple recuerdo aún me hacía cosquillas en el oído.

—Ven, iremos a algunos juegos divertidos.

Y sin más, me comenzó a arrastrar por aquel parque.

Había una vez... [Tendo x Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora