Jeno miraba como el menor descansaba su cabeza en la mesa de la biblioteca. Extrañaba demasiado observarlo de cerca; sus pestañas, sus pequeña nariz, y el pequeño lunar que tenía sobre su mejilla. Durante todo el día había notado como los ojitos del menor se cerraban de manera involuntaria. Le generaba ternura la imagen, pero también mucha criosidad. Quería saber por qué estaba tan cansado, qué era lo que le había quitado el sueño, qué mantenía su cabecita tan ocupada.
—Jaem... —estaba tan concentrado que la voz del alumno de primero lo sorprendió.
—Shh... Está dormido. —interrumpió el mayor, y se levantó de su lugar para ir con el chico que tenía una duda.
El niño se veía bastante asustado. Y como para no, el mayor sabía que daba mucho miedo. A veces, se hacía el malo porque era muy divertido ver las reacciones de las personas.
—La solución del hipo, ¿Cómo se hace? —preguntó bastante tímido.
Jeno río y dijo; —Dudo que te estén enseñando eso, pero si buscas un libro llamado "Bromas Wesley" en el pasillo doce de la biblioteca, te va a mostrar cosas mucho más divertidas.
El menor levantó la cabeza con los ojos llenos de emoción, agradeció y se fue corriendo por los pasillos. Jeno no podía creer que ya habían perdido todas las tradiciones. Los niños de hoy no conocían el libro de las bromas... Que decepción.
Volvió a su asiento y allí seguía durmiendo Jaemin. En serio no podía despegar los ojos de ese niño. Tan lleno de curiosidad, de ganas de aprender. Siempre que veía algo que le interesaba se quedaba perdido en esto. Y, aunque nadie se diera cuenta, Jeno se quedaba perdido mirándolo a él.
Al mayor le encantaba mirarlo. A veces se sentía como un acosador, pero no podía evitarlo. Sus ojos tenían una especie de imán con el rubio. Había descubierto esto hace ya seis años, el primer día de clases.
Jaemin iba sentado en el Expreso Hogwarts hablando de lo emocionado que estaba por haber podido ingresar al Colegio de Magia y Hechicería.
Jeno desde que nació sabía que tenía un asiento asegurado en Hogwarts. Ya que sus padres habían sido de los mejores Slytherins del colegio. En cambio Jaemin, al tener solo un padre mago, tenía una pequeña posibilidad de ser muggle. Por eso no podía ocultar su emoción y no se había callado un segundo desde que subió al tren.
Jeno quería decirle que ya habían entendido que estaba emocionado y que ya quería aprender a volar en su escoba, pero en serio no podía dejar de mirar esos ojos llenos de inocencia, curiosidad y un toque de pasión. Prefirió hacer silencio y cambiarse de vagón.
El mayor sabía que era remotamente imposible que alguien con tanta inocencia esté en Slytherin, pero aún así se puso nervioso cuando el menor pasó a ver en casa iba a estar. La duda le duró segundos, o mejor dicho, milisegundos. Ya qué en seguida, el sombrero seleccionador gritó "¡Ravenclaw"! El niño sólo sonrío, como ya sabiendo que esa era su casa.
Por primera vez en su vida, dudó si su lugar era Slytherin. Sus padres siempre le habían dicho que era un Slytherin hecho y derecho, que la casa de la serpiente era su casa sin duda. Y él también lo sentía así, pero recordaba que en algún momento alguien le había dicho que el sombrero tomaba en cuenta tu decisión.
Un Jeno de apenas once años se sentó en la silla y el sombrero se colocó en su cabeza. Pensó que le diría en seguida la casa de la serpiente, pero no fue así.
"¿Estás dudando, niño?" dijo una voz en su cabeza, el sombrero seleccionador se estaba comunicando con él. "¿Por qué quieres Ravenclaw? Eres un Slytherin sin duda alguna."
Dawon, el prefecto de Slytherin en aquel momento miraba confundido. ¿Cómo Jeno iba a tardar tanto?
El niño sólo pensó; "Si eres sincero, ponme en la casa que sientas que es para mí."
"¡Slytherin!" se escuchó por todo el salón.
Se bajó de la grada y fue caminando hasta su casa. Dawon seguía confundido pero cuando Jeno soltó "Creo que todas las casa me necesitan", sonrío y lo abrazó, dándole la bienvenida a lo que sería su futuro.
El nuevo Slytherin se sentó en su mesa y vio como aquel niño rubio reía de, probablemente, un chiste que habían contado. En serio quería dejar de verlo, pero había algo en él que no lo dejaba.
-
Jaemin era un persona muy responsable, en serio. Pero si había algo que no le salía era despertarse cuando tenía mucho sueño. Beomgyu era una persona perseverante y por eso lograba despertarse casi todos los días, pero sin su mejor amigo a su lado probablemente dormiría todo el día.
Podía seguir durmiendo horas y horas, aún más si el sueño era interesante. Y estaba a punto de conocer a su idol favorito, Kim Doyoung. Así que sí, era interesante. Estaba parado en frente de él dedicándole una canción ¡Sólo a él! Sin dudas era el mejor día de su vida.
Se despertó por un fuerte ruido y la realidad calló sobre él como un elefante de quinientas toneladas. Nunca conocería a Doyoung...
Prestó atención y ya no quedaba casi nadie en la sala sólo uno de sus alumnos, Lucas -el prefecto de Gryffindor-, Jeno y él.
El mayor lo miraba con burla, y Jaemin sentía que iba a morir ¿Cómo podía quedarse dormido? O sea, todos los prefectos y estudiantes de primer año lo habían visto dormir.
—¿Por qué no me despertaste? —se giró rápido hasta Jeno.
—Oye niño, límpiate la baba.
Jaemin rápidamente se tocó toda la cara, pero no sentía nada. Volvió a mirar al mayor y este largó una carcajada que retumbó por toda la sala y las otras dos personas se giraron a verlo.
Luego de calmarse un poco y notar como el Gryffindor abandonaba el salón. Volvió a girarse y dijo; —Pero ya, en serio ¿Por qué me dejaste durmiendo frente a todos?
El mayor lo ignoró, nuevamente, y se dirigió hacia el menor de toda la sala.
—Jisung, ve a guardar el libro así podemos ir a nuestras habitaciones.
El menor fue con su libro "Bromas Wesley" y lo dejó en un lugar en el que sabría que lo encontraría el día de mañana.
Guardaron todo y los tres salieron de la sala. Un Hufflepuff que pasaba por ahí se ofreció a acompañar a Jisung hasta su sala común, después de todo Jeno y Jaemin no iban a poder entrar. Finalmente, cada uno se fue por su lado.
Jaemin caminaba rendido; le dolía su cuello por dormir encorvado, apoyado sobre la mesa. Sólo quería llegar a su cama y que Beomgyu le cuente algún chiste o alguna anécdota del día, tomarse un té y luego dormir en la comodidad de su cama sin molestias y sin preocuparse porque alguien esté observándolo.
Llegó a su habitación y su castaño compañero de habitación no estaba ahí. Tal vez se había quedado estudiando en la biblioteca.
El rubio comenzó a ordenar sus cosas pero se encontró con un cuaderno que sabía que no era de él. Todos sus objetos eran de algún tipo de azul, celeste o blanco. No le gustaba mucho usar cosas negras por lo que le extraño que estuviese ese cuaderno allí. Se fijó si tenía algún nombre pero no había nada allí.
Tal vez dentro dice algún nombre para devolverlo, pensó.
Abrió el libro pero estaban todas las páginas vacías, excepto una. En voz alta leyó:
Giratiempo: Objeto que permite retroceder en el tiempo. Tiene la apariencia de un reloj de arena pequeño y retrocede una hora por cada vuelta que le den.
Luego leyó en el margen de la hoja "Marco las horas, a todos, no obstante no voy más veloz que el sol. Mí uso y valor, en ti, se mide por lo que tienes que hacer"
1325 palabras
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Protect You [Nomin]
FanfictionCosas extrañas suceden en Hogwarts, especialmente a Na Jaemin. ... ADVERTENCIA: -Jeno x Jaemin -NCT -BL -Hogwarts AU!