𝟣𝟤 | 𝖣𝖮𝖢𝖤

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Mientras miraba como el carruaje se alejaba sentía como su corazón pesaba cada vez más. El aire parecía faltarle y le costaba tomar aire. La situación era completamente diferente a lo que había anteriormente habían vivido. Ellos podían no hablarse, no mirarse o estar ofendidos pero sabían que iban a seguir viéndose. Ahora no era así. Iban a estar separados, no iba a poder ver ni siquiera la cara seria del mayor.

Beomgyu a su lado había apoyado su mano izquierda sobre el hombre de su hyung. El rubio se giró a verlo y la cara de analizar de Beomgyu estaba en su máximo esplendor; la cabeza estaba inclinada hacia la derecha, sus ojos estaban entrecerrados y su boca apenas un poco abierta. Una sonrisa gigante cruzó por su cara y sin más, lo tomó de la mano y comenzó a correr por todo el castillo.

Jaemin corría extrañado y obligado por el menor. Pasaban casi volando por los pasillos en donde, por suerte, no había ningún profesor ni estudiante. Llegaron a la oficina del profesor Changkyun y allí Beomgyu usó su varita para abrir la puerta susurrando un "Alohomora". El rubio lo miró indignado, con sus ojos casi saliéndose de sus cuencas, mientras el otro entraba a la sala y comenzaba a revisar los cajones. No podía permitir que el menor hiciese algo como esto.

—¡Choi Beomgyu! ¡¿Qué se supone que estás haciendo?! —susurró enojado.

—Jaeminie, tengo la solución. —le contestó con una sonrisa mientras seguía buscando.

Sus ojos brillaron cuando abrió el cuarto cajón, metió la mano y sacó una cadena con un dije bastante grande para pasar desapercibido. Jaemin no pudo ni preguntar que era ese aparato porque el castaño había cerrado la puerta y tomado su mano mientras salía corriendo, nuevamente, por el pasillo. Si seguía corriendo así podía meterse al club de atletismo del colegio, aunque ni siquiera existiese uno.

Llegaron a la torre de Astronomía y allí se detuvieron.

—¿Estás loco? ¿Qué haces? —preguntó el rubio al borde de la histeria.

—Jaeminie, sin un libro al lado no piensas mucho... ¡Es el giratiempo! —contestó levantando se mano para mostrar el aparato.

Na miró el objeto que posaba en las manos del menor. Una brillante cadena dorada estaba sosteniendo el dije que anteriormente había visto. Lo tomó en sus manos y pudo observarlo mejor. Era dorado entero y tenía un pequeño reloj de arena dentro. Varios argollas doradas que se podían mover, lo rodeaban. A pesar de lo poco que había y leído y le habían explicado de este, supo al instante como se usaba.

Jaemin miró a su amigo y ambos sonrieron. Sin siquiera decir palabras, los dos ya sabían que iban a hacer. El mayor pasó el collar por el cuello del menor y luego el de él. Giró el circulo que sostenía el reloj seis veces y todo al rededor comenzó a moverse de manera extraña. Cinco segundos pasaron y todo se detuvo. Beomgyu miró su reloj y este marcaba 16:16.

—A esta hora estaba... estaba en la biblioteca.

Sólo bastó eso para que los dos salieran corriendo camino al lugar. Entraron sigilosamente a la biblioteca y antes de llegar al pasillo en donde se encontraba el Jaemin del pasado, llamémoslo Jae, se escondieron y espiaron a través de los libros. El rubio se encontraba leyendo un libro de cuentos. Estaba absorto en este, cambió de página y en el suelo cayó una notita color blanca que conocía bien, la recogió y sus mejillas se tiñeron de rojo. El Jaemin actual, llamémoslo Nana, sintió como toda su cara se ponía caliente mientras observaba a Beomgyu apretar sus labios para disimular una sonrisa pícara. El castaño sacudió su cabeza y se giró hacia él.

—Okay, esto es lo que vamos a hacer. Yo voy a entretener a este Jaemin mientras vas a hablar con Jeno. Trata de convencerlo de que tiene que quedarse, aunque siendo sincero no sé como harás. —Susurró el menor.

—Yo ya sé, pero necesito tu ayuda. —dijo Nana, temiendo la reacción del otro ante su plan.

—Claro, hago lo que quieras.

-

Nana llegó hasta el campo de Quidditch con su último aliento. Definitivamente tendría que inaugurar un club de atletismo cuando todo esto terminase.

—Hey Jae, tanto tiempo ¿Qué haces por estos lados? —preguntó Yeonjun, limpiando sus zapatos deportivos color rojos.

—Yeonjun, necesito un favor enorme. —dijo tratando de recuperar el aliento y rogando que el mayor, por favor, lo ayudara.

El mencionado lo pensó y sonrío; —Veo que te enteraste lo de Jeno... Es triste que tenga que irse. —Nana lo miró confundido a lo que el Gryffindor volvió a hablar; —Sabes que haría lo que sea para que mi mejor amigo se quede.

El rubio sonrío y comenzó a contarle todo; lo de la carta, la ayuda que estaba recibiendo de Beomgyu, y lo más importante; su plan para que el mayor no se vaya.

—Genial, claro que te voy a ayudar. —declaró el mayor sonriendo gigantemente.

-

Jeno se encontraba ansioso en el campanario del colegio. Miró su reloj que indicaba que eran las 16:29. Sabía que el menor no lo iba a plantar, rogaba que Jaemin no lo plantase. En serio quería hablarle, contarle, o por lo menos darle la carta y rezar porque la lea a tiempo. El "tic, tac" de su reloj de muñeca lo estaba poniendo nervioso.

16:30.

Probablemente se estaba tardando con un buen justificado, estaba pensando todas las posibilidades que había para que el menor llegue tan tarde, pero no encontraba respuesta. Sintió su cuello vacío. Changkyun le había quitado el reloj unos minutos antes de llegar al lugar, pero no podía quedarse de brazos cruzados, no podía dejar que el menor lo odiara, que malentendiera toda la historia.

16:31.

Nada. El rubio no solía ser una persona impuntual. No quería ni pensarlo, pero tal vez lo estaba odiando. Pero ¿Por qué en la realidad anterior había llegado unos minutos antes de la hora y ahora no había ni noticias de él? ¿Acaso había hecho algo mal que no le permitió al menor llegar a su reunión? ¿Su viaje en el tiempo cambió algo en el destino que perjudicó al rubio? Comenzó a preocuparse.

Iba a comenzar a caminar a la biblioteca para buscar a Jaemin pero algo en el cielo se llevó toda su atención. Enfocó su mirada, se dirigió hasta el balcón de la torre y su mandíbula casi se disloca cuando notó a su mejor amigo volando en una escoba junto con... ¿Beomgyu?

—¡Soy Choi Beomgyu y admito que Lee Jeno es mucho mejor que yo jugando Quidditch! —gritó el Ravenclaw castaño con un megáfono cuando estuvo bastante cerca del castillo para que Lee lo escuche.

El Slytherin frunció el ceño sin entender que estaba sucediendo ¿Por qué Yeonjun estaba volando con Beomgyu? ¿Por qué el castaño gritaba eso? Su cerebro estaba procesando todo hasta que Jaemin apareció volando en una escoba, la Ninbus 2021 de Yeonjun. Era el último modelo, y su mejor amigo la cuidaba con su vida. Yeonjun era el mejor jugador de Quidditch de todo el colegio, pero por temas de salud había dejado de jugar. En su lugar, se dedicaba a ayudar y entrenar a Jeno.

El rubio se acercó hasta que quedó a solo unos metros de él y dijo; —No es una Ninbus 2021 X Plus, pero es lo que más se le acerca.

El cerebro de Jeno trabaja a una velocidad increíble, tratando de entender el escenario, tratando de unir todos los cabos sueltos que había. Información viajaba por su cerebro y casi podía escuchar un pequeño hámster corriendo a toda velocidad dentro de su cabeza.

De repente algo hizo "click" en su mente. Recordó la promesa que le había hecho al menor aquel día en la Torre de Astronomía.

"Está bien. Pero vamos a hacerlo el día en el que me vengas a buscar en la Ninbus 2021 X Plus y Beomgyu grite frente a todo el colegio 'Jeno es mejor que yo en el Quidditch'"

Miró a Jaemin que le sonreía grandemente en frente suyo y lo notó; el giratiempo colgaba del cuello del rubio. Los dos se miraron y ni siquiera hubo necesidad de decir algo. Allí en la torre de Astronomía, sin decir ni una palabra, Jaemin le esta diciendo "Escapémonos".

1353 palabras

Protect You [Nomin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora