Capítulo 2: Persuasión

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La casa de Obito se encontraba alejada del centro de Konoha, cerca de los terrenos de los Uchiha, pero relativamente alejada de éstos también. Era sencilla, pequeña y sorprendentemente acogedora, rodeada de árboles y de una gran colección  flores que conformaban un hermoso jardín que a la vez daba paso a un gran bosque.

Desde la primera vez que Kakashi había estado ahí se había sentido muy a gusto, demasiado cómodo para su sorpresa, en gran medida se debía a la faceta hogareña de Obito; el mismo había trabajado muy duro para construir su hogar y se notaba cuanto le gustaba dedicarse a ello.

Kakashi se encontraba a cierta distancia de la casa, desde ahí podía observar a través de la única gran ventana como el moreno se movía con gracia y rapidez a lo largo de la cocina, al parecer estaba preparando la cena. El sol empezaba a esconderse y los colores naranjas teñían el paisaje, dándole a Obito una imagen aún más cálida. 

Consiente de que nuevamente estaba actuando como un acosador Kakashi decidió finalmente llamar a la puerta, se acercó repasando mentalmente su objetivo: debía convencer a su amigo de que debía dejar ir a Rin, ella no lo correspondería y esa situación de amor platónico ya le estaba haciendo mal. Antes de golpear la puerta se detuvo a observar los detalles de flores  tallados en la madera de la puerta, se dio cuenta de que Obito había puesto gran atención a cada pequeño detalle de su casa, probablemente pensando que algún día podría vivir ahí con Rin y construir una familia. Un nudo en la garganta lo mantuvo ahí, parado delante de la puerta, inmóvil como un espanta pájaros.

_ Oh, que sorpresa_ la voz de Obito detrás suyo le hizo voltearse sorprendido, había estado tan ensimismado en sus pensamientos que no notó la llegada del otro, lo que resultaba un poco alarmante para un ninja de su clase. 

_ Hola_ saludó torpemente_ lamento venir sin avisar, espero no estar molestando.

Obito sostenía una bolsa con compras y lo miraba curioso, pero finalmente sonrió amablemente, y ahí estaba nuevamente ese sentimiento acogedor que envolvía a Kakashi cada vez que visitaba a su amigo.

_ Claro que no, siempre eres bienvenido_ tomando la bolsa de compras con una sola mano abrió la puerta y esperó a que su invitado pase para entrar también. El interior olía a una mezcla de flores de jacinto y verduras hervidas, dentro Kakashi encontró a otro Obito que seguía preparando la cena.

_ Un clon de sombra, ahora lo entiendo, creí que estabas en casa.

Tras escuchar eso Obito hizo desaparecer el clon de sombra y sonrió en modo de disculpa mientras se disponía a tomar su lugar en la cocina.

_ Solo un pequeño truco que utilizo cuando veo que me voy a atrasar con mis quehaceres. Hoy fui al mercado y habían muchas abuelas que necesitaban ayuda con sus compras, así que me atrasé. 

_ No estoy seguro de si eso es explotación laboral de clones de sombra_ bromeó Kakashi mientras tomaba asiento en un taburete que estaba cerca de la isla de la cocina. 

_ No cuenta si soy yo mismo_ le pasó una lata de cerveza y apartó una para él, estaban acostumbrados a que Kakashi se siente ahí mientras él cocinaba, compartiendo de manera relajada una bebida hasta que esté la cena.  

Obito llevaba puesta una remera negra de mangas largas que arremangó hasta sus codos y con maestría se dispuso a continuar con la tarea de cortar verduras para lo que sea que estuviera preparando, siempre se concentraba en su trabajo y no era consiente de que su amigo lo observaba con gran interés. A Kakashi le resultaba fascinante la manera en que Obito cocinaba, sus manos eran ágiles y engañosas, porque se veían tan bonitas a la vista con sus largos y pálidos dedos de pianista, que no dejaban entrever la letalidad contenida en ellas, después de todo Obito era uno de los mejores jonin de toda la aldea. 

Pasos insegurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora