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Ahí estaba Dahyun, tomada de la mano con Nayeon listas para despedirse a la entrada de la casa de la mayor.

Ese día había un nerviosismo especial y curioso entre ellas dos. Como si algo importante fuera a suceder, ambas imaginaban qué podía ser y suponían que aquello podría cambiarlo todo.

- Pasé una tarde estupenda, Dahuyn.

- También yo. - respondió la platinada con un leve sonrojo en sus mejillas - Ah... Te veré mañana entonces, Nayeon.

Hyun se inclinó levemente hacia la castaña y alzó la vista hacia la chica que tenía una pequeña y tímida sonrisa. Nayeon le sonrió y le hizo enderezar al tomar sus manos para atraerla hacia sí y darle un cálido abrazo.

Segundos después, separándose poco a poco, con mucha lentitud, Dahyun supo que ese era el momento decisivo. Un pequeño movimiento haría la diferencia.

Cómo Sana suponía la valiente sería Nayeon. La castaña se acercó con decisión a los labios de Dahyun sellando así el destino de ese flechazo, dejando totalmente perplejas a las dos mortales y hasta a la misma cupido.

El encanto de la flecha había cesado. 

𝐶𝑢𝑝𝑖𝑑... ℎ𝑖𝑡 𝑚𝑒! | 𝑆𝑎𝑖𝑑𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora