¿Cómo había conseguido Jimin que aceptara otra vez? Este era el único pensamiento de su cabeza desde que había salido de la habitación. Le encantaba hacer cosas con sus amigos y odiaba decepcionar a la gente, esa era la razón por la que se había apuntado a esta broma; por mucho que dijese Jimin que era para eliminar la competencia de las casas sabía que no era ese el objetivo, lo único que esperaba era que no los pillasen.
Desde el último castigo se lo pensaba mucho cuando Jimin proponía alguna de sus locuras, pero cuando Luna empezó a insistir no pudo decirle que no. Ahora solo quedaba poner todo su empeño para que nadie descubriese que habían sido ellos. Si Seokjin se enteraba estaría muy decepcionado y no quería volver a ver esa mirada triste. Sin embargo, el peor escenario posible no lo incluía a él sino a sus padres, una habitación sin Seokjin y ambos con las varitas en la mano.
Con cada peldaño que subía de las escaleras que le llevarían al lado izquierdo del 3º piso se sentía peor. Estaba seguro de que Filch aparecería detrás de alguna puerta aleatoria e informaría a la profesora Sprout. Cuando quiso darse cuenta las escaleras cambiaron de rumbo y sin previo aviso terminó justo en el lado contrario de donde pretendía ir, esto era malo. Jimin había estado observando el lado izquierdo y sabía que a esa hora no debía de haber nadie pero el derecho...
Caminó lentamente por el pasillo, agudizando sus sentidos y dejando atrás puerta tras puerta. De pronto recordó el hechizo que le había enseñado Luna para casos así. Sacó la varita de su túnica y susurró Homenum Revelio. La luz del final de su varita se mantuvo estática hasta que al pasar junto a una puerta, similar a las que había dejado atrás, comenzó a vibrar. Deshizo el encantamiento para que la luz no relevara su presencia y se pegó a la pared intentando calmar sus nervios.
Pensó en dar media vuelta y volver por donde había venido pero ¿no debería estar vacía esa habitación? Por la noche nadie debe salir de sus habitaciones, Filch debía estar en el 5º piso del lado contrario y los prefectos ya debían estar en sus habitaciones, si Jimin estaba en lo correcto. La curiosidad se apoderó de él y acercó la cabeza a la puerta para intentar oír que pasaba dentro. Silencio... Los profesores hace horas que dormían así que la única posibilidad es que fuese otro alumno como él y si ese era el caso no pasaba nada ya que no se delatarían mutuamente o ambos tendrían problemas
Suponiendo que el ocupante había cerrado el cuarto empleó el viejo hechizo que abría cualquier cerradura, Alohomora. Empujó la puerta suavemente y una dulce melodía llegó a sus oídos. La imagen que vio fue lo último que pensaba encontrar, la clase tenía las sillas y mesas amontonadas a los lados y en medio de la sala un piano de cola soltaba una nota tras otra al ritmo del joven que pulsaba las teclas.
Con los ojos cerrados, Yoongi tocaba con tanta delicadeza que sus manos volaban por aquellas piezas blancas y negras que bajaban al ritmo de sus dedos. Desde fuera no se oía absolutamente nada de lo que ocurría en el interior, así que supuso que el Ravenclaw había insonorizado la habitación para no ser descubierto.
Sin ser consciente de ello se aproximó un poco más a aquel guapo muchacho que había compartido tantos ratos con él y su hermano, y que más de una vez se había colado en sus pensamientos. Sabía que Yoongi era aficionado a la música y que sus padres habían accedido a dejarle tocar el piano pero nunca había tenido la oportunidad de verlo y oirlo. Sus finos rasgos se contrarían al son de la música. Aquella pieza no solo se percibía con los oídos sino que podía verse en cada gesto del mayor. La música podía leerse en cómo apretaba los ojos en las notas graves, en cómo la lengua recorría sus labios buscando concentración extra.
Antes de que pudiese reaccionar la música cesó y esos ojos, que permanecían ocultos mientras sonaba la afable melodía, lo miraron con el ceño fruncido. Por un segundo se acobardó pensando que había sido cazado haciendo algo malo, pero enseguida recuperó la compostura sabiendo que ninguno de los dos debería estar ahí, si tenía turno de vigilancia éste había terminado y ambos estaban incumpliendo las normas. Con paso firme cerró la distancia que le separaba de Yoongi y se sentó junto a él en el banco del piano.
- ¿No deberías estar durmiendo? – preguntó el músico volviendo la mirada al piano
- Si pero tenía... un asunto
- Algo que posiblemente implique una semana de castigo – volvió a preguntar
- Probablemente – dijo el más joven
- Seokjin se enfadará y no quiero saber que te harán tus padres – alegó frunciendo el ceño
- Lo sé, por eso no dejaré que me pillen. Tu también estás siendo malo, si te atrapan aquí fuera también te castigarán ¿no te preocupa?
- Llevo viniendo a esa sala desde hace dos años – dijo con una tímida sonrisa yoongi – jamás me han cogido aunque sospecho que Dumbledore lo sabe. Y ahora que soy prefecto espero que sean indulgentes si me descubren
- Ese viejo señor lo sabe todo – respondió divertido – ¿Siempre tocas solo?
- Si... nunca he dejado de nadie oyese alguna de mis composiciones – comentó bajando la cabeza
- ¿Es obra tuya? Es fantástica deberías dejar que más gente te oyese eres genial – las palabras llenas de entusiasmo salieron de su boca antes de que pudiera controlarlas y en cuanto el mayor las oyó un rubor coloreó sus mejillas
- Si, bueno eh... todavía no son lo suficientemente buenas como para compartirlas – se avergonzó
- Te equivocas, la pasión con la que has tocado esa preciosa melodía habla por si sola, esto es lo tuyo. A mi me... gustaría volver a oírte tocar – añadió casi en un susurro
Yoongi se quedó petrificado en su asiento sin saber cómo reaccionar. Aquel chico que siempre lo miraba con ojos brillantes y que parecían contener el universo entero estaba elogiando sus habilidades y quería volver a oírlo tocar. Todo su cuerpo gritaba sí pero la promesa de aquel matrimonio concertado antes incluso de su nacimiento le decían que no, que no era bueno lo que sentía cuando Jungkook rondaba cerca, que tenía que frenar, las cosas ya eran demasiado complicadas.
- No se si es buena idea... – dijo lamentando de inmediato sus palabras
- Por favor – esos ojos brillantes que lo visitaban en sueños resplandecían por él y el autocontrol que tenía se estaba esfumando
- Bueno... algún día de los que venga podría avisarte...
- Suficiente para mí – añadió con una sonrisa
El más joven revisó de pronto su teléfono y con una vaga disculpa salió corriendo al encuentro que tenía pendiente dejando a Yoongi atrás con una cálida sensación en su pecho que le recordaba que había vida más allá de la mujer con la que debía casarse
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The magic between enemies | Namjin (Parte 1)
FanfictionBTS como estudiantes de Hogwarts Seokjin es sangre pura, gryffindor y además odia a Namjoon. Lo odia desde que en primero provocó que su caldero explotara y se llevó un castigo por su culpa. Lo odia tanto que adora provocar al Slytherin y odia que n...