A la luz de la luna
Diciembre 2013
Lucía estaba tirada en la cama con la bata puesta y una toalla en la cabeza. Su amiga Malena la había obligado a acompañarla a una joda para poder ver al pibe que le gustaba. No tenía ganas de moverse de donde estaba, no quería salir ni ver a nadie. Venía teniendo unos dás horribles desde que terminaron las clases ya que ese mismo día Agustín, el chico del que estaba super enganchada, había cortado todo para ponerse de novio con su vecina.
Agustín era todo lo que ella sentía que quería y necesitaba, y la pasaban excelente juntos. O al menos eso creía ella. Y ahora estaba sola otra vez y con el corazón roto, sintiéndose insuficiente como siempre. Se le empezaron a llenar los ojos de lágrimas, pero no tuvo tiempo de llorar porque Malena entraba eufórica a su habitación.
- Hoy se sale amiga, ¿qué hacés así vestida todavía? En una hora tenemos que ir saliendo - dijo abriendo el placard para buscarle el outfit ideal.
- Sabés que no tengo muchas ganas de ir, Male - dijo parándose para sacarse la toalla y empezar a ver la ropa.
- Es hacerme la segunda por una vez, ponele onda. Yo sé que todavía estás bajón por el salame de Agustín, pero te va a hacer bien. Depa tiene bocha de amigos - le sonrió pícara - en una de esas te agarrás a alguno.
- No quiero saber nada con ningún pibe más, estoy harta. Me voy a hacer torta - ambas rieron.
- Tiene muchas amigas también - Lucía largó una carcajada.
- A todo esto, por qué India no viene? - preguntó curiosa.
- Sale con Kevin, ya habían arreglado. Cumplen no sé cuántos meses y él la invitó al cine.
- Ah, cierto. Bueno, te aviso, me dejás sola y te corto las tetas. No conozco a nadie así que vas a tenerme pegada toda la noche hija de puta - dijo Lucía amenazante.
- Jamás te dejé sola, no va a ser la primera vez - sonrió - ponete esto, la vas a romper.
Lucía agarró la ropa sin chistar y se vistió rápidamente. No estaba para nada mal: un short negro y una musculosa negra también, pero con una estampa dorada que le daba un poco de color. Se puso sus vans, un poco de rimmel y agarró su campera de jean. Malena le pidió que pose con ella en un par de fotos para subir a instagram y bajaron a esperar el remis. Antes de salir agarraron el escabio que habían comprado para llevar y saludaron a los papás de Lucía, avisando que volvían tarde.
Les abrió la puerta un chico morocho con una chivita pequeña por barba y una mirada simpática. Lucía reconoció a Tadeo a pesar de no haberlo visto nunca, y es que Malena le vivía mostrando sus fotos.
- Feliz cumpleaños - dijo Lucía y el cumpleañero sonrió.
- Gracias Lucía, ¿no? - dijo él en duda. Ella asintió con una sonrisa.
- Feliz cumple bombón - Malena casi le gritó mientras se le tiraba encima para darle un abrazo y un beso.
Lucía reía ante la euforia de su amiga y Tadeo parecía disfrutarlo. Les hizo una seña para que pasen y las acompañó a dejar el escabio arriba de la mesa.
- Están todos afuera. Vengan, son todos re piolas - las guió hasta el patio donde había varias personas, pero no era una joda multitudinaria (al menos no aún).
Malena saludaba a todos los que se cruzaba y es que salía con Tadeo hace bastante y había compartido varias juntadas. Lucía, en cambio, caminaba tímida y siguiendo a su amiga. Pararon en una ronda bastante grande y Malena se dedicó a saludar a todos con un beso. Es su crew, pensó Lucía, el grupo importante.
- Lu, vení, ellos son la ds3 - dijo Malena - son un desastre pero son buenos pibes - dijo y todos rieron.
Lucía los saludó a todos con una sonrisa y enseguida empezaron a hablar de cualquier cosa. Se fue distendiendo y cada vez conversaba con más soltura.
- Che, yo me voy a preparar algo para tomar, alguno quiere algo? - preguntó amable.
- Armate una jarra de vino y compartimos - dijo Wawa, la única chica del grupo y la cual le había caído excelente.
- Dale, armo una - dijo Lucía empezando a caminar. No tenía ni idea de cómo armar una jarra de vino, jamás lo había tomado, pero le daba verguenza decirlo.
Llegó a la mesa y empezó a buscar la caja de vino y algo con qué mezclarla. Se desesperó cuando se dio cuenta de que no sabía si iba con naranja o pomelo, o solo.
- Nunca hiciste una jarra, ¿no? - dijo una voz a su lado.
- ¿Se nota mucho? - dijo apenada y mirando a su acompañante. Valentín se llamaba, si es que no le fallaba la memoria. Le había llamado la atención, pero descartó cualquier idea de chamuyo porque era obvio que estaba fuera de su liga.
- Tranqui, no a todos les gusta el vino. Estos porque son unos borrachos de mierda - dijo y ambos rieron - Vení que te enseño.
Lucía se dedicó a mirar a Valentín cortando una botella, concentrado, con la lengua entre los dientes. Él dejó que ella vierta los ingredientes dentro de su vaso improvisado siguiendo sus indicaciones. Un par de hielos, 50% de vino, 50% fanta. Elixir de los dioses. Le dio un sorbo y cerró los ojos disfrutando el sabor.
- Te salió riquísimo, ya sos una experta - dijo sonriendo y dando otro sorbo.
- Es todo mérito tuyo - contestó ella.
- Boludeces, tenés un don - dijo risueño - ¿querés probarlo? - ofreció.
- A ver - agarró el vaso con ambos manos y le dio el primer sorbo - ¿cómo puede ser que nunca lo haya probado? Esto está buenísimo - dijo ella volviendo a dar otro sorbo.
Valentín largó una carcajada y empezaron a caminar en dirección a la ronda de la ds3. Los recibieron con gritos y empezaron a girar el vaso. Malena la miraba con una sonrisa pícara y levantando las cejas, a lo que Lucía sólo rodó los ojos. Sabía lo que estaba pensando su amiga, que estaba chamuyando, pero non había nada más alejado de la realidad que eso. Valentín sólo había sido buena onda.
La noche se fue pasando rapidísimo entre bailes, jarras de vino y algunos shots. Agradecía a Malena por haberla obligado a ir porque se estaba despejando de todo lo que tenía en la cabeza y la estaba pasando bárbaro con los chicos. Valentín no se había movido de su lado y siempre que podía la hacía reír y eso a ella le gustaba. Sus ojitos celestes chinitos por la risa y el porro y el vino.
Se encontraban bailando La cabaña de la Konga y riéndose por los "pasos profesionales" que intentaban hacer entre los dos cuando Lucía lo vio. Agustín entrando al patio con Aylén de la mano. Pensó que se había arruinado su noche, pero Valentín sin percatarse de nada, le dijo un chiste malo mientras se trababa por la risa y ella no sintió dolor alguno por lo que había visto. Se rió fuerte y disfrutó el momento.
Cree que no vale la pena esa herida que no cierra más
.
Holi, soy súper nueva esto. Es la primera vez que publico algo que escribo, así que estoy nerviosa. Va a haber muchas referencias al rock nacional pues soy fan (sobre todo del indio). Espero les guste, besitos.
ESTÁS LEYENDO
Peperina
Teen Fiction«Y dentro de su cuento ella era cenicienta, su príncipe era un hippie de los años sesenta»