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Tumbas de la gloria

Habían pasado meses, la relación seguía en pie, pero tambaleaba. En Lucía las inseguridades crecían constantemente y Valentín no colaboraba. Se había enterado que se hablaba con una ex que seguía enganchada y, además, una amiga que no paraba de tirarle palos. Y, si bien él los esquivaba sutilmente, no dejaba de molestarle que igual se juntara con ella. 

Valentín no tenía ojos para nadie más, por eso no entendía los celos y le molestaba que desconfíe. Habían discutido varias veces por eso, sumado a que los humores de Lucía no eran los mejores y ya no sabía cómo hacer para subirle el ánimo con cada nuevo bajón. Quería ayudarla, pero no sabía cómo. Y no se daba cuenta que ciertas cosas la lastimaban más.

- ¿No lo ves a Valen hoy? - preguntó Laura.

- No, hoy anda tapado de laburo, seguro el finde nos vemos un rato o viene a cenar, no sé - contestó Lucía mientras se preparaba el mate. 

Lo había visto hace dos días y ya lo extrañaba, quería comérselo a besos y gomosearlo hasta fundirse con él. El calor bonaerense no la frenaba de tirarse encima de su novio y no despegarse hasta que una fuerza mayor la obligara. 

Estaba llenando el termo con el agua caliente cuando se mareó y no vio nada más que oscuridad. Al abrir los ojos se encontró con sus padres preocupados que enseguida le tendieron una botella de agua fría.

- ¿Qué pasó? - preguntó desorientada.

- Te desmayaste hija, vos y tu cervical me van a matar un día de estos. Vamos a ir al médico mañana para que te manden a kinesiología, no sé.

- Me duele la cabeza - dijo frotándose la nuca.

- Y si te la re diste, mi amor. Quedate acá sentada un rato, no te muevas.

Lucía hizo caso y agarró su celular. Valentín le había hablado para ver cómo estaba y decirle que la extrañaba. Ella aprovechó la situación para ver si podía verlo un ratito.

"Acá ando, me desmayé feo hace un toquesín y recién despierto. No te podés hacer una escapadita? Me haría bien verte" 

A los minutos tuvo una respuesta, pero no la que esperaba.

"Sabés que no puedo, amor. Estoy tapado de laburo, sino iba un ratito. Cómo te sentís?"

Lucía lo entendió, no insistió más. Lo vería al día siguiente, podía aguantar.

Valentín paró a comprar helado y encaró para lo de su novia. Lo habían invitado a cenar, pero iba temprano para estar a solas con ella un rato. Cuando Lucía le abrió la puerta, le dio un beso y la abrazó fuerte. La extrañaba en serio.

- ¿Cómo estás bombona? ¿Te sentís mejor? - preguntó suavecito.

- Sí gordo, ya estoy joya - contestó y lo hizo pasar. Guardaron el helado en el freezer y ella se puso a preparar el tereré.

- En un rato, tipo 18:30 tengo que ir a entregar algo al centro, me acompañás? - preguntó el castaño.

- Obvio amor, vos avisa y vamos.

Tomaron tereré mientras miraban El hobbit. Valentín la estaba intentando fanatizar con esas películas que él tanto amaba y ella estaba dispuesta a fanatizarse con cualquier cosa con tal de tenerlo cerquita. Terminaron la primera y se hizo la hora de salir para el centro. Lucía se puso las zapatillas y él agarró las llaves del auto. 

- ¿Segura querés ir? Mirá que no tengo drama, voy y vengo - dijo mirándola.

- Sí gordo, vamos que te acompaño.

Fueron cantando las canciones que sonaban en la radio. Valentín había armado una especie de coreografía para Uptown funk de Bruno Mars y cada vez que sonaba, Lucía sabía que se venían las risas. Cuando llegaron, él avisó que bajaba esas cosas y en 10 pegaban la vuelta y ella se quedó en el auto esperando, como cada vez que lo acompañaba. Valentín había dejado su celular y ella no pudo. La curiosidad mató al gato, dicen, pero al menos el gato murió sabiendo. 

Una conversación del día anterior con la ex, en donde ella le decía que lo amaba y que la perdone pero no lo podía olvidar. Se le revolvió el estómago, pero se tranquilizó al ver que él la ignoró completamente. Lo siguiente que vio sí le hizo mal. La amiga, la que no paraba de tirarle palazos, llorándole porque el que supuestamente le gustaba la había dejado y él ofreciéndose a dejar todo para ir a verla.

"No te preocupes Val, estás laburando" se victimizaba ella. 

"No es nada Ro, mirá si el laburo va a ser más importante que vos". Se rompió en mil pedacitos. Dejó todo como estaba y se dedicó a esperarlo en silencio mientras aguantaba las ganas de llorar a los gritos. No fue a verla a ella, que era su novia, por laburo ni aunque se sintiera pésimo, pero a su amiguita sí. 

Valentín se subió al auto y ella ni lo notó porque estaba sumida en sus pensamientos. Le acarició la pierna y ella le sonrió chiquito y falso, porque otra cosa no podía. 

- Ya estoy, vamos y vemos la otra del hobbit? - preguntó él.

- Sí, dale - contestó ella y siguió mirando al frente, como si no le hubiesen roto el corazón.


Tu amor abrió una herida porque todo lo que te hace bien siempre te hace mal



Volví en forma de fichas ahre

Perdón por no actualizar hace mil, vengo mambeada y no tenía inspiración para esta novela. Y como hoy estoy particularmente triste, hice esto que es tan triste como yo.

Besito. 

PeperinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora