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Me siento mucho mejor

Lucía tenía la esperanza de que él volvería con ella, que se iba a dar cuenta de que la amaba con locura, pero pasaron los meses y no volvió. Al principio la paciencia la desbordaba, todo sea con tal de que él quisiera volver a verla. Y pasó. Se vieron y él le explicó que estaba bien, que separados era mejor y que sólo podía ofrecerle verla de manera esporádica y pasarla bien. Se puso a ella primero y se negó, valía más que un polvo cada un par de semanas. Y así dejaron de verse. Valentín con su vida llena de libertinajes y Lucía sin acercarse a un varón por miedo a no saber qué hacer y romperse otra vez.

Verano 2016, Lucía aceptó su primer cita después de 6 meses de no verse con nadie. Damián era un chico con el que ella había salido a los 16 y le caía bien. Fueron al cine, la pasaron bien y quedaron en volver a verse. Ella la pasaba bien, pero había aclarado que no quería nada serio. Organizaron para salir a bailar con amigos, escabiaron y volvieron tarde como nunca. Hasta que llegó la propuesta que le daba miedo: ponerla. Era obvio que eso iba a pasar en algún momento y no se decidía, pero sus amigas insistieron en que lo haga. Y así fue. Su segunda experiencia sexual: totalmente fallida. Se frustró de sobremanera, pero no dejó que eso la frene. 

Se había vuelto una forra con los tipos en un intento desesperado de que no le vuelvan a romper el corazón. Y así fue, teniendo un par de citas con distintos pibes y dejándoles de hablar en cuanto uno de ellos expresaba algo más que ganas de pasarla bien. Y se puso peor cuando se encontró con una noticia desestabilizadora: Valentín estaba de novio con otra chica. 

¿Cómo se va a enamorar de otra si ella todavía no lograba arrancarlo de su alma? ¿Cómo se podía ser tan cruel? ¿Tan poco había significado en su vida que ya la había reemplazado? Se propuso lo siguiente: iba a llorar todo el fin de semana, pero el lunes iba a ser diferente. Y así fue. Decidió que no sentía nada más por él, que  no tenía sentido seguir atada a algo que jamás iba a pasar. Entre salidas, borracheras y llantos en pedo pidiendo por su amor; logró salir del pozo. 

Con el pasar de los meses, retomaron contacto, pero en condiciones muy distintas. Valentín se había separado de su segunda novia y la contactó por instagram. Una charla muy trivial que se volvió profunda en el momento en que ambos empezaron a pedirse disculpas por todo lo que habían hecho mal. Valentín se echaba la culpa de todo y Lucía no se quedaba atrás. Las cosas estaban bien, compartían grupo de amigos y siempre había sido todo raro, sobre todo porque Lucía evitaba juntarse con ellos ya que sentía que no pertenecía. Las charlas fueron menguando, pero la buena onda se había instalado y no pensaba irse.

Marzo 2019. Sus padres se habían ido de vacaciones y, como tenía la casa sola, las amigas insistieron en que organice algo. El único disponible, además de India y Malena, era Tadeo que podía llevar dos amigos. India estaba separada hace años ya por decisión propia, así que aceptó de una, le venía bien conocer gente nueva. Y Malena estaba chocha de juntarse con su novio y sus amigas, sin tener que elegir a uno.

- Bueno, bien amiga, no sé qué onda estos amigos de Depa porque son de fútbol y yo a esos no los conozco - dijo Malena.

- Si son medio salames, los echo, el Depa está avisado - dijo Lucía amenazante.

- Tranqui, te banco en esa - contestó su amiga - ¿India venía muy tarde?

- Cuando salía de laburar, me dijo que tipo 22 porque se quería pegar una ducha antes.

- Depa está viniendo ya - dijo mirando su celular - Viene con Esteban, el otro cae después.

- ¿Cómo se llama el otro?

- Ni idea amiga, cuando venga le preguntamos.

Siguió haciendo la salsa de la pizza mientras se levaba la masa y, quince minutos después, tocaron timbre. 

- ¿Cómo andas Lu? - preguntó Tadeo dándole un abrazo - Él es Esteban, el otro llega en un rato.

- Todo bien, ¿vos depita? - correspondió su abrazo - Hola, soy Lu, un gusto - saludó a Esteban.

- ¿Dónde ponemos esto? - preguntó Esteban mostrándole unas birras, un vodka y una sprite.

- Dame que lo guardo en la heladera - dijo agarrando las latas - Compré los juguitos que me pediste.

- Buenísimo, después te enseño un traguito que es todo.

Charlaron tomando unas birras mientras Lucía armaba las prepizzas y cuando terminaba la última, cayó el otro amigo de Tadeo.

- ¿Le abrís al gordo Lu?

- Dale - dijo agarrando las llaves - Hola - dijo sonriendo - Pasá, los chicos están adentro.

- Hola, Mauricio, un gusto - dijo saludando - permiso.

Y sintió que se perdió un poco en su sonrisa.



Cuando tenías que estar te echaste a reír. Lo que hiciste en mí no tiene perdón y ahora sé que me siento mucho más fuerte sin tu amor.


Hola hola hola ahre aparecía de la nada.

¿Cómo están? Espero que bien. Volví para ir dándole cierre a esta novela porque no estoy teniendo inspiración para armarla, pero pretendo cerrarla lindo. Así que en estos días estaré volviendo a actualizar. Gracias por bancar.

PeperinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora