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¡Lobo, ¿estás?!

23 de Enero 2014

Era el cumpleaños de Valentín y Lucía estaba nerviosa porque hacía una cena en su casa, y estaban sus padres. Para sorprenderlo, se encargó de hacerle una torta bien empalagosa como a él le gustaba. Venían saliendo hace dos semanas, ya era una hecho que estaban juntos y eso la alegraba de sobremanera. Se sentía intensa, pero correspondida.

- ¿Qué te vas a poner Lu? - preguntó Malena mientras cebaba mates. Había ido a hacerle la pata mientras ella hacía la torta y a darle una mano en lo que necesitara.

- No sé, no quiero ir exagerada porque como van a estar los viejos y eso, me da cosa - contestó mientras esparcía la mousse de chocolate.

- Ay boluda, van a ser dos minutos ahí. Sopla las velitas y nos vamos a lo del depa, ponete linda. Aparte tampoco usas ropa que causa mala impresión, que ni se te ocurra ponerte un pantalón porque te conozco pelotuda - la señaló acusadoramente con el dedo.

- La puta madre, cómo me conocés - dijo riendo la castaña - está bien, el short rojo y una remera negra?

- Ahí me gusta más. Ya que es una joda nomás me voy a poner zapas, me segundeas?

- Obvio boluda, ni en pedo me pongo zapatos. ¿Vos qué te vas a poner?

- El short de jean con un topcito amarillo que tengo ahí. Cuchame, te jode si me voy pegando una ducha? Así se me seca el pelo y me lo puedo planchar

- Dale, anda que yo termino acá y subo.

A eso de las 19 guardó la torta en la heladera, limpió todo y subió para pegarse una ducha y prepararse. Tenían que estar a las 21 en la casa de Valentín, aunque pensaban llegar y cuarto, para no quedar desesperadas.

- ¿Segura que no queda mal? - preguntó por milésima vez Lucía.

- Estás hermosa boluda, dejate de joder.

21:15 estaban tocando timbre en la puerta del cumpleañero. Lucía movía sus pies nerviosa y se aferraba fuerte a la torta para no dejarla caer, lo único que le faltaba. 

- Feliz cumple Valenchus - gritó Malena cuando él abrió la puerta. Lo abrazó y pasó para buscar a su novio.

- Gracias Male - dijo sonriendo.

- Feliz cumple Val - dijo Lucía sonriendo chiquito.

- Gracias hermosa, vení, pasá - la agarró de la mano y le dio un beso chiquito en los labios.

- Esto debería ir a la heladera - le dijo ella alzando la torta.

- Eu, mil gracias, está hermosa - dijo él agarrando la bandeja y mirándola con una sonrisa - si no fuera por vos, no tendría torta.

- No es nada, espero que esté rica.

- Seguro que sí, tiene alta pinta, no veo la hora de comerla.

Valentín llevó la torta a la heladera y Lucía se acercó a los demás para saludar. Depa le ofreció la jarra con fernet y ella aceptó gustosa, la hacían sentir cómoda. Por el momento no había rastros de los padres del cumpleañero y eso la ponía nerviosa.

- Hola chicos, ¿cómo andan? - se escuchó una voz femenina a sus espaldas. Con toda la verguenza del mundo se giró para saludar.

- Hola, todo bien, ¿usted? - dijo tímida.

- Muy bien por suerte, no te vi nunca a vos, ¿puede ser?

- Sí, es la primera vez que vengo - dijo ella - Soy Lucía, un gusto.

- Ah, con que vos sos esa Lucía - dijo sonriendo - Yo soy Maia, la mamá de Valen. No para de hablar de vos.

- Es que son novios Maia - se metió Depa y Valentín llegó justo para pegarle en la nuca.

- Callate pelotudo, no somos novios - dijo nervioso - es una amiga - Lucía lo miró y él le hizo un gesto para que entienda que después le explicaba.

- Hagamos de cuenta que te creo - dijo Maia - ¿Quieren que vaya trayendo las pizzas?

- Porfa má, gracias - contestó Valentín empujándola hacia la cocina. Se sentó al lado de Lucía, le pasó un brazo por los hombros  y le robó la jarra - Le dije que eras mi amiga porque sino se pone re pesada después con las preguntas, nada más, no pienses que te quiero esconder ni nada de eso.

- No me tenés que explicar nada Val, igual no somos novios - dijo ella mirándolo con una sonrisa - así que tranqui, entiendo la pesadez de los padres.

Comieron entre risas y jarras. Casi a las doce le cantaron el feliz cumpleaños y, cuando se acercaba el momento de saludarlo, Lucía dudó en cómo hacerlo ya que estaban los padres. Se acercó y lo abrazó.

- Feliz cumple, corazón - dijo bajito.

- Gracias hermosa, ¿te molesta si te doy un besito? - contestó él. Ella negó, tímida, y él le agarró la cara con las dos manos para plantarle un beso chiquito. Lucía era un tomate, todos aplaudían y silbaban, sumando algunos comentarios desubicados por parte de la crew.

Al momento de probar la torta, todos la felicitaron y la madre se acercó a agradecerle el gesto de amor que tuvo con su hijo.

- No es nada, de verdad - dijo ella sonrojada.

- Fue un lindo gesto, linda. Gracias por querer así a mi hijo, para mí significa mucho - conestó Maia de manera amorosa.

- Má, ya nos vamos a lo del depa nosotros. Me voy a quedar a dormir ahí, vuelvo mañana cuando me levante.

- Cuidate, cuidense y avisame cualquier cosa. Chau, te amo - dijo dándole un beso y despidiéndose de todos.

En lo de Tadeo pusieron las luces de colores, llevaron todo el alcohol a la mesa del patio y pusieron música. La gente fue cayendo de a poco y en 20 minutos ya era una joda -casi- multitudinaria.

Lucía se encontraba perreando con Malena y Wawa, tenía una jarra de vino en una mano y un porro en la otra. En un descuido le roban la jarra y ella se voltea indignada, pero cambia su postura cuando nota que es el cumpleañero.

- Compartí loca - dijo riendo y dando un sorbo.

- A vos nomás y porque es tu cumple - dijo dándole una calada al porro y pasándoselo.

- Me siento halagado - dijo él - te dije que estás re linda? - preguntó poniéndole una mano en la cintura, sin sacarse el porro de la boca.

- No, es la primera vez, pero gracias. Vos estás hermoso - dijo ella acariciándole la cara.

Valentín sacó el porro de su boca y la besó, despacito. Bailaron juntos, a las risas. Congeniaban muy bien en todos los ámbitos y eso les encantaba y los volvía adictos al otro. Separados, bailando cada uno por su cuenta, Valentín seguía sin poder creer la existencia de Lucía, se sentía la persona más afortunada del mundo cada vez que la tenía cerca. Lucía se moría de amor con solo verlo. El castaño estaba tirando pasitos turros en una ronda y cantando Los dueños del pabellón a los gritos. Sonrió cuando él la miró y le guiñó un ojo, invitándola a la ronda. No la quería lejos mucho tiempo. 

Lucía se unió y él la recibió con un beso, no podían despegarse. Estaban en paz.

El mundo es tan chico viejo, sin embargo nunca supe de alguien como vos.

PeperinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora