Culpables
14 de Julio 2015
Las cosas no venían mejorando, Lucía se sentía cada vez peor con la situación y las discusiones acerca de estas dos mujeres eran cada vez más. Valentín que no entendía qué hacía mal y Lucía que no entendía cómo él podía no ver lo que le generaba. Todo había empeorado después de que Valentín le haya mentido al respecto, diciendo que había dejado de hablarles cuando en realidad no era así.
Lucía se encontraba estudiando para un final de Economía cuando recibió un mensaje de Valentín.
"Mañana podés que nos veamos? Necesito hablar con vos"
Se le vino el mundo abajo. Empezó a llorar sabiendo lo que se venía, era todo muy obvio. Si bien habían tenido un muy buen fin de semana, habían salido a merendar y demás, las cosas iban en picada.
"Sí, puedo. Me vas a dejar, no?" Envió, le temblaban las manos.
"No gorda, cómo te voy a dejar? Estás loca?" No se calmó.
"Entonces me vas a pedir un tiempo, ya sé por dónde va esto Valen"
"Sí, pero quiero que hablemos bien mañana. Esto no es para hablar por mensaje. Yo te amo, sabés?"
"Está bien, mañana puedo" Y no contestó más.
No pudo dormir en toda la noche, se la pasó llorando y culpándose a sí misma por todo lo que había hecho mal. Había arruinado todo con el amor de su vida.
Se levantó temprano, trató de pasar el tiempo estudiando ya que después del mediodía Valentín la pasaba a buscar. No pudo ni comer de la angustia y cuando él llegó, quiso llorar.
- Hola - dijo saludándolo con un beso en el cachete. Él decidió darle un beso como siempre y la abrazó.
- Hola amor - dijo mirándola tierno - ¿Estás?
- Sí, vamos - dijo saliendo.
El camino fue casi en silencio, él no quería hablar hasta llegar a su casa.
- Tengo que hacer unas entregas antes, te molesta? - preguntó tímido.
- No, está bien - dijo Lucía mirando por la ventana. No podía mirarlo sin quebrarse en dos y la realidad es que estaba triste y enojada.
Una hora más tarde estaban estacionando en la casa del castaño. Bajaron y se sentaron en el living.
- Bueno, ahora sí - dijo acariciándole el cachete - Yo te amo, lo sabés, pero no estoy bien. Hace un tiempo que siento que no soy yo, que me falta algo. Y no colabora la situación en la que estamos - dijo mirándola. A esta altura Lucía ya era un mar de lágrimas.
- Está bien - dijo sonándose la nariz - Yo entiendo que no estoy en mi mejor momento y la re cagué, pero no sé si para llegar a esto.
- Lu, no estoy bien. Necesito alejarme un tiempo para pensar y volver a ser yo - dijo Valentín con la voz quebrada.
- No existe el tiempo, Valen, me estás dejando y me rompes el corazón - dijo en llanto.
- No, no te estoy dejando - dijo entre lágrimas - Yo voy a volver, solo es un tiempo, te juro que son unos meses. Yo te amo Lu - dijo quebrándose.
- Yo también te amo - dijo limpiándole las lágrimas - Empecemos de cero, como si nunca hubiésemos estado, yo te juro que puedo ser mejor, podemos estar bien Val - dijo tomándolo de los cachetes.
- No Lu, me tengo que alejar, necesito encontrarme conmigo y al lado tuyo no estoy pudiendo - contestó.
Se abrazaron mientras lloraban y se consolaban mutuamente. Lucía lo sentía como un fin y Valentín realmente creía que era unos meses, se tenía fe. La amaba, solo que no era el momento adecuado para ellos. Los dos jugaban con los anillos que Valentín había comprado para cuando cumplieron un año, unos anillos de plata y brillante grabados en su interior con sus nombres y la fecha en la que oficializaron el noviazgo.
- Bueno, creo que te tengo que llevar a tu casa, no? - preguntó tímido, secándose algunas lágrimas.
- Sí - contestó Lucía, todavía con la voz quebrada.
El viaje en auto fue en silencio, cuando sonó Uptown funk de Bruno Mars ninguno bailó ni rió. Los días de gloria ya no existían para ellos. Lucía no quería llegar a su casa, quería alargar ese viaje el mayor tiempo posible ya que no sabía cuándo volvería a verlo. En la puerta de su casa lo fue a saludar con un beso en el cachete, pero él le dio el beso más tierno que podía y se despidieron entre lágrimas.
- Nos vemos - dijo él.
- Sí, como digas - contestó Lucía y de un portazo entró a su casa. Valentín se quedó mirando hacia la puerta y minutos más tarde arrancó.
- ¿Qué pasó hija? - preguntó el padre cuando la vio llegar.
- Valentín me dejó - contestó y, cuando su padre la abrazó, rompió en llanto otra vez.
- ¿Querés que vaya y le pegue? - preguntó en un intento de hacerla reír.
Sos un ángel para mí, pero sé que me vas a destruir otra vez
Holaaa, he volvido. Espero que estén bien y les guste.
Esto es casi textual de mi ruptura y hasta me duele escribirlo porque me acuerdo del dolor físico que sentí, lit era como si me arrancaran el corazón ahre
besis
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Peperina
Teen Fiction«Y dentro de su cuento ella era cenicienta, su príncipe era un hippie de los años sesenta»