Capítulo 15

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Phoenix
Estaba rodeada de oscuridad, no había nada más que eso, hacía un calor sofocante.

De un momento a otro sentí un líquido viscoso en mi espalda, y alguien detrás de mí.

- ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, nena. Dijo alguien rozando sus labios contra mi cuello, logrando que mi piel se erizase.

Asustada me di la vuelta para atrás pero no lograba ver nada solo había oscuridad.

Sentí unas manos detrás de mí chocarme contra un pecho, y sentí un bulto en mi culo, oh Dios eso era lo que pensaba que era.

- esta vez serás mia, אהובי. Dijo para morderme el cuello, de una manera tan desgarradora que no pude evitar gritar.

- tus gritos son música para mis oídos. Dijo.

Yo sentía como me desvanecía, y volvía a ser inconsciente de todo.

Abrí mis ojos, y mire a todos lados, encontrándome encadenada a dos grandes columnas de piedra.

Mire a mi alrededor, estaba en una habitación de piedra, que parecía antigua, la única luz que había provenía de unas cuantas velas de color rojo repartidas por la habitación, era una sala de tortura o eso parecía, por las armas colgadas en las paredes, y unas máquinas manchadas de sangre que había.

Escuche unos pasos venir, asustada intente liberarme pero fue en vano, vi la puerta abrirse y entrar un hombre alto y fornido, con el pelo de color rojo brillante, los ojos negros, una nariz recta, delgada y larga, y unos labios carnosos rosados.

Era bellísimo para ser sincera, se acercó con una gran sonrisa.

- hola, אהובי , lista para empezar. Dijo con una sonrisa escalofriante.

Seguido de eso sentí como las cadenas se rompían, pero antes de siquiera poder moverme dos grandes hombres aparecieron a mi lado y me empujaron hacia una máquina llena de sangre, asustada intente liberarme de aquellas manos que me tenían apresada, pero era en vano, eran mucho más fuertes.

Los hombres me pusieron en una camilla, y me ataron las manos y pies a unos engranajes de la máquina.

Tiraron de una palanca y sentí como me estiraban de una forma tan dolorosa que no pude evitar gritar, tiraban cada vez más fuerte y yo sentía que me iban a arrancar las extremidades, había gritado tanto que me dolían las cuerdas vocales.

Poco después me soltaron y me tiraron al suelo, uno de los hombres me pego una patada en el estómago, que me dejó sin aire, yo me arrastre por el suelo intentando alejarme pero uno de ellos, me cogió del pelo y tiro de el volviéndome a mi sitio.

Me empezaron a pegar patadas, puñetazos, me escupieron, y me hacían cortadas pequeñas con una navajas.

Hubo un momento en el que ya no escuchaba nada, tampoco sentia nada, solo estaba ahí en el suelo.

De un momento a otro pararon y salieron de la habitación, yo no podía siquiera moverme.

Escuche unos pasos y sollocè asustada.

Mire la puerta, por donde entraba el pelirrojo de antes.

- oh, pobrecita, ¿Te duele?. Dijo burlándose de mi, y con una sonrisa en la cara.

- Hay una forma de que te deje en paz querida, solo tienes que decir una simple frase. Dijo sonriendo, mientras sus ojos se iluminaban.

- ¿Q-Que fra-frase?. Dije como podía.

- está, אני מבטיח להיות שלך לנצח נצחים, ואני נותן לך את נשמתי. Dijo el.

Yo extrañada y queriendo terminar con esta tortura intente decirla y pronunciarla.

Cuando termine el hombre sonrió aún más y se acercó a mí.

- te acabas de condenar, אהובי.

De un momento a otro sentí un dolor desgarrador por todo mi cuerpo era como si mi alma saliese de mi cuerpo y fuese a parar donde estaba el pelirrojo.

Cuando el dolor paso, me sentía rara, y distinta, sentía una gran necesidad por matar, y torturar.

Me sentía enfadada y cuando mire al pelirrojo algo en mi hizo que me pusiera caliente y con una gran necesidad de hacer todo lo que el pelirrojo quisiese.

- ahora serás por fin mía, mi hermosa eowyn. Yo asentí, maravillada.

- No te preocupes hermosa iré a por ti. Dijo el pelirrojo.

Para seguido sentir como me invadía por segunda vez la oscuridad.

Abrí mis ojos y me fijé en mi alrededor estaba en la habitación de zercan, y mi supuesto padre, mi madre y zercan estaban ahí.

Enfadada me levanté dispuesta a ir con el pelirrojo no sabía dónde estaría el hombre pero lo encontraría, el era mío.

- ¿A dónde te crees que vas?. Dijo mi supuesto padre.

- a ti no te importa. Le respondí, en verdad no quería decirle eso, pero salió solo.

- como que no me importa, soy tu padre.

Le quería pedir disculpas por haberle hablado así, pero de mi boca salieron palabras horribles que hicieron que sus ojos se cristalizasen.

- tu no eres mi padre, me abandonaste, me das asco, no te quiero cerca de mi, entiéndelo, nunca has sido un padre para mi y nunca lo serás.

A mi padre le todo una lágrima por la mejilla, y se la quitó con furia.

Yo quería ir allí y abrazarlo, pedirle perdón, pero mi cuerpo no me hacía caso.

Zercan se me acercó e intento abrazarme, pero de un empujón lo aparte.

- No me toques, das asco, te has enamorado de tu propia hermana. Dije, burlándome de el.

Vi como asentía y su rostro se encogía, y el trataba de retener las lágrimas.

No entendía, que pasaba yo no le quería decir eso, intenté acercarme pero se alejó de mi.

Confundida corrí al bosque, y me senté en el suelo, debajo de la sombra de un árbol.

¿Porque me pasaba esto?¿Que había hecho?. Entonces me acordé del pelirrojo, y del trato, dios mío que había hecho.



tu rechazo, será tu Propia  perdicionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora