Capítulo 13: Calidez Maternal.

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Orihime despierta a mitad de la noche con un grito.

Jadeando siente el nudo en la garganta, como si fuera a vomitar. Contiene aquella necesidad mientras cuenta lentamente hasta que se calme su corazón por el miedo, viendo las gotas de sudor en su frente caer y mojar las sabanas.

Su miedo la desoriento un momento, se olvidó que su familia está muerta y llega hasta creer que ha sido drogada y entregada como saco de papa a la persona que haya pagado la fortuna adecuada para Quirge y por eso no conoce nada de ese lugar y mira su entorno horrorizada.

Golpes en la puerta le provocan otro grito.

—Su Majestad. — Una voz varonil al otro lado le provoca frío en la sangre. — Mi reina, ¿Está bien? La he escuchado gritar.

¿Reina? ¿En qué momento se caso?

Se mira el dedo anular de la mano izquierda y nota el tatuaje pequeño de una concha de mar con una rosa, en honor a la Diosa y en vez de un anillo. El tatuaje es un símbolo que por muchas personas ames o te atraigan sexualmente en tu vida matrimonial, tu compañero del tatuaje es tu marido y compañero por excelencia, era quien estaba en el pedestal.

—¿Su Majestad? — Insiste el hombre al otro lado. — ¿Se siente mal? ¿Ha enfermado? ¿Quiere que llame al Emperador?

¿Emperador? ¿Su marido es un emperador?

Entonces su mente, ya calmado del miedo por sus pesadillas, recuerda a Ichigo y todo lo que ha pasado desde que escapó de casa.

Se le escapa un lloriqueo de alivio.

No ha sido ni prisionera ni drogada.

Es libre.

—Estoy bien. — Asegura mientras se repite en la mente aquella palabra: libre. — Lamento asustarlo... fue una pesadilla.

—Entiendo Su Majestad. La dejo entonces.

—Sí... muchas gracias por su preocupación.

Se levanta de la cama, honestamente le gustaría tomar un té que la ayude a calmar sus nervios pero no quiere despertar a Hinamori ni a Ogawa por su culpa. Camina notando como le tiemblan las manos y brazos como efecto secundario a que el miedo sigue en sus huesos. A las pesadillas que la han invadido sobre Inosuke y su asqueroso aliento en el cuello y boca sobre la propia mientras la manoseaba.

Cierra los ojos, sus manos enredadas en su pelo en lo que se repite que ya paso, que él está tan muerto como el Duque Pepe y su padre Quirge. Ya nadie iba a tocarla o herirla.

¿Por qué han vuelto sus pesadillas? Todo ha estado tan bien.

¿Será por el baile que se llevara a cabo en doce horas?

¿Sus miedos y nervios han provocado que sus defensas bajen?

Mira la cama, se encuentra agotada y le urge dormir pero no cree que pueda conseguirlo sin al menos tomar un té y hacer algo que la distraiga.

O...

Se sonroja. No, no. No quiere agobiarlo siendo dependiente de él. Habrá noches en que él no pueda estar con ella porque debe salir del reino o porque preferirá andar con una de sus amantes por busca de satisfacción.

Muerde su labio, tomando la decisión que ira pero le preguntara a un guardia o quien sea que este vigilando si está solo y si le dicen que "no", se volverá a su cuarto sin preguntar ni dejar mensaje y se aguantara el insomnio con un libro que tomó de la biblioteca.

Se cubre con una bata de seda para ocultar el ligero camisón de la vista pública por lo delgado que es que deja algún pedazo de piel expuesta. En los pies se pone unas zapatillas tipo ballet ya que a esa hora el piso de piedra es helado.

¿Tenemos un trato?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora