Capítulo 4: Dios es testigo que se portó bien.

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La princesa abre los ojos, se siente cansada todavía. Cada día que duerme más sin preocupaciones, más agotada se siente. Debe ser algo de su mente ahora que ya no debe estar peleando por vivir.

Se da cuenta que está sola en la cama. ¿Habrá Ichigo salido en una reunión de emergencia? ¿Debería ir? Pero esta tan cansada.

Se queda dormida nuevamente. En la almohada de Ichigo y tranquila con el aroma de él.

Abre los ojos de nuevo y a los dos minutos después ve entrar a Ichigo lanzando la capa por la mesa.

—¿Ichigo?— Murmura bajo mientras se frota los ojos.

—¿Has dormido bien?

—¿Ya es de día?

—Aun falta una hora para que amanezca — Explica mientras la ve ponerse de rodillas en la cama mientras se frota los ojos.

La princesa asiente y lo ve, sorprendiéndose.

Ichigo se ve taaaan... distinto. Como esa vez que vio al Duque Pepe pero multiplicado por cien. Aquello le quita el sueño, parece... parece en ese momento el Emperador que escuchaba en el palacio, el temido soberano que es la pesadilla de sus enemigos.

—¿Estás bien?

—Sí... lo siento, estaba preparando los detalles finales. — La chaqueta militar cae a la cama. — Después del almuerzo iras a la reunión a contarnos las entradas secretas al palacio.

—¿Eh? Cla-claro... — Se pone de pie. — Te dejo que duermas, debes estar agotado.

—No es necesario.

—Pero...

—Anda, puedes dormir otro poco. Les dije a Hinako y a Richiro que nos deje dormir más... sé que estas cansada.

Ella sabe que no tiene caso insistir y dormir más horas le vienen de fabula. Le da la espalda como siempre en su rincón y escuchar cómo Ichigo termina quitándose la ropa y su cara se pone rojo al sentirlo sentarse en la cama colocándose los pantalones de pijama. Su corazón late rápido nuevamente por cómo levanta las pieles para meterse a dormir.

—Descansa, Su... Ichigo.

—Tú también Orihime.

No sabe si él se habrá dormido pero ella sí, al instante como siempre.

Una vez es consciente de la realidad otra vez, percibe que se había quedado con el cuerpo mirando a Ichigo y él hizo lo mismo...

Como si se buscasen.

Se ruboriza mientras lo mira, luce distinto a lo que muestra en público, se ve... más relajado.

Su cuerpo se tensa en automático al verlo abrir los ojos y se cohíbe como un cervatillo temeroso de ser atacada.

—Bu-buenos días...

—Deben ser tardes ya... — Gruñe y ella le da la razón apenas se acuerda de lo que hablaron antes. — Deberemos comer rápido para la reunión.

—S-sí...

Ichigo la mira al percibirla tensa y se preocupa. De seguro le debe costar mucho estar tan cerca dé un hombre por motivo justificado, que no se puede imaginar lo difícil que le debe ser compartir cama con uno.

Y con lo que casi le hacen...

—Orihime.

–S-s-... ¿Sí?

—¿Solo... solo has tenido experiencias negativas? En besos me refiero.

—Eehh... — Su cara arde. Al no ser capaz de hablar por los nervios, asiente.

¿Tenemos un trato?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora