Capítulo 1: Trato hecho

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Sabía que estaba entrando a la cueva del lobo.

Pero había decidido la muerte desde el segundo que escapo de su hogar.

Con una túnica vieja y maloliente por los lugares que ha tenido que atravesar durante semanas cubriéndole el rostro, se deja guiar de forma no amigable por un soldado pelirrojo de las filas enemigas que la tenía bien agarrada del brazo sin preocuparle dañarla o no ante las miradas curiosas de la multitud, ya sean más soldados o civiles protegidos de la yugular del rey de Rikka.

En especial los niños.

Suspira de alivio ver varios allí, eso le da un poco de esperanza y fuerza a seguir adelante con su camino.

Ahoga un quejido, su captor le presiona con más fuerza el brazo mientras anuncia su llegada a otro hombre que cuida la carpa más grande de todas pero igual de sencilla. Ese soldado guardián entra a la carpa y no pasa ni un minuto en salir nuevamente y dar la aprobación de entrar.

—Camina. — Ordena su captor al mismo tiempo que la empuja con tanta fuerza que debe hacer malabares sus pies y evitar no caerse ridículamente.

Habría sido una mala primera impresión al líder de los enemigos del rey de Rikka, su padre.

El mismísimo Emperador Ichigo Kurosaki.

Alza la vista un poco y ahí lo ve, acompañado de sus generales y una mesa con un mapa encima. De seguro estaban planeando nuevas estrategias de ataque. El miedo le produce un latido frenético a su corazón, conocedora que ya no le queda mucho tiempo de vida.

—Ah. — Dice el Emperador Ichigo. Tenía una sonrisa arrogante que habla mucho de su confianza. Su cabello de verdad es naranja y no eran mentiras como la mayoría de los rumores que circulan de él, y sus ojos... traga duro. Son tan profundos y fríos en esos momentos. — Renji, espero que hayas sido amable.

—No soy amable con los tiranos.

—Pero sigue siendo una dama... por favor, princesa Orihime... no se oculte de nosotros.

La prisionera hace caso, se baja la capucha de su túnica, revelando a una mujer hermosa a pesar de la tierra y cortes en su rostro por los arañazos, ojos castaños que a pesar de reflejar miedo, no se deja doblegar en su presencia a pesar de estar rodeada sin un agujero de escape. Enfrenta a Ichigo como si estuviesen en igualdad de condiciones y eso agrada al hombre.

—Así está mejor... si tantas molestias se ha tomado para verme, al menos muestre su bello rostro.

—Su Majestad. — Dice ella tomando los bordes de su vestido igual de dañado y asqueroso en aroma como su capa... y como ella, hay que añadir. Hace una reverencia perfecta a pesar de su mal aspecto. — Soy la quinta princesa Orihime Inoue y la sexta hija del Rey Quilge. Lo saludo y le doy la Bienvenida al Reino Rikka a pesar de las circunstancias.

Escucha risas bajas y roncas por parte de algunos generales. No sabe con exactitud quienes fueron por mantener su porte. Además, no le interesaba lo que piensan de ella en ese momento. No hizo todo ese viaje por ellos, sino por una oportunidad de ver y hablar con el enemigo del Rey y así salvar su reino.

—De pie princesa... y gracias por su cordial bienvenida. — Orihime obedece y al cruzar una vez más su mirada con Ichigo, nota la intriga y el interés en sus ojos... espera que los siga teniendo por el bien de su plan. — En cuando me contaron que se escapó de casa para verme, debo admitir que me sentí halagado.

Más risas. Ella no las necesita oír para saber que está siendo sarcástico. No importa, se recuerda, deja que se burlen y te maten si con eso acabas con todo de una vez.

¿Tenemos un trato?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora