VII

581 12 0
                                    

○Ozaki Koyo○

La danza se sentía sorprendentemente sin igual. Como si ya la hubiese realizado antes.

Pero con alguien más.

—¿Estás bien?—me preguntó ella.

—Sí, sí. Estoy bien Akiko. Lamento preocuparte—le respondo sin mirar a la azabache pero con una sonrisa falsa.

—Lo hago porque te quiero. Te amo, y lo sabes—arremete posando su cálida mano sobre mi piel fría, causando en mí, serenidad.

—S-sí.

Ambas detenemos el baile apenas Yosano se detiene.

—Realmente no soy yo con quien deberías estar, ¿verdad? (T/n), no te excuses diciendo que no es verdad. Tú bien sabes lo que sientes respecto a mí. Nunca sentiste amor por mí. Solo fue lástima y compromiso.

—Lo siento yo... en realidad...

—¡Lo siento nada!

—...

—¡Iremos a buscar a esa persona!

—¿¡Qué!?

○•••○

—¿Y esa de allá?

—No...

—Uhm, ¿y esa?

—Tampoco...

—¿Qué tal ese?

—Ni una pizca.

—¿Y el que está allí?

—No.

—¡Esa!

—No, Akiko.

Ambas suspiramos de cansancio. Llevábamos tres horas viendo y viendo personas. No sabíamos realmente qué estábamos buscando.

Para empezar, lo mínimo que sabíamos era su pelo rosado. De allí en fuera, nada. Ni siquiera podíamos confiar en ello. Las siguientes vidas por alguna razón a veces cambian. Y solo estaba rezando porque no fuera así.

—(T/n) detengamos la búsqueda por hoy—dice la pelinegra—Tenemos que cenar. En el camino podríamos buscarla también.

—Sí. Me muero de hambre.

○•••○

En la cena no despegué mi mirada de ella. Nos atendió muy bien y teníamos mi habilidad para saberlo.

—La encontramos en el caso más inesperado—opina la contraria mientras come—Incluso tus manos siguen un poco verdes—miré mis manos nuevamente, allí seguía.

Sí. Mis manos eran mi guía. Las habilidades se habían quedado atrás. Ya no había más de ellas. Eran sólo vestigios de lo que una vez fueron poder y control.

—Verde era el color de tu ansiedad o nerviosismo, ¿no?

—Sí. Y creo que expresan mis emociones y solo estar con ella los pinta—declaré girando mi mirada a la mujer que atendía mesa por mesa.

Mozzafiato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora