XI

548 14 0
                                    

○Special 》Retrace《 ○
●Edogawa Ranpo●


Advertencia: contiene conceptos de la obra de Jun Mochizuki titulado "Pandora Hearts".

~~~~~~

Con Vincent detrás de mí cuidándome en todo momento, me quedo mirando todo a mi alrededor.

Jamás había visto tanto color.

Los barrios bajos eran muy oscuros y sin vida y aquí es todo lo contrario. Lleno de aquel brillo de vida que hacía falta en la mía.

—Es muy lindo.

Vincent me toma del brazo y me jala hacia él—Aquí debes estar al pendiente de todo.

Un auto pasa frente a mí. Escucho su bocina sonar.

Con la mirada me disculpo.

Vincent me compartió sus recuerdos para que pudiera convivir en esta sociedad completamente diferente a la mía. Y yo la estoy desperdiciando por mi curiosidad de ver todo.

Mientras alimentaba mi curiosidad discretamente, buscábamos también al hombre amable.

Yo compartí ese recuerdo con Vince a través de la cadena por lo que no sería difícil encontrarle hoy o mañana.

Luego de tanto tiempo debería ser así, o al menos eso quiero pensar.

Nos detenemos al ver a un local con ruedas. A unos 9 o 10 metros de nosotros.

—¿Qué es eso?—señalo.

Las luces doradas que allí habían eran más brillantes que las de siempre y eso llamó verdaderamente mi atención.

—Allí venden crepas. ¿Quieres probarlas?

Asiento frenéticamente y corro hacia ese puesto mirando por ambos lados al cruzar la calle. Llegando a la fila espero impaciente mi turno.

—Vaya manera de cruzar la calle—escucho su reír—Fue adorable que vieras por ambos lados cuando es una calle de un solo sentido—Vincent ahora cubre su risa con su mano.

—Vincent, es mejor ser cuidadosa. No sabes qué loco te tocará. O un tonto que no sabe leer las instrucciones—argumento avergonzada.

Pensé que era normal ver a ambos lados por precaución.

—¡Bien hecho!—Vincent me despeina y su risa, dejando atrás la burla, llena mis oídos.

¿Hace cuánto que la escucho y todavía me da ese mismo sentimiento? Un sentimiento... triste.

—Pero cielos, ya llevamos 3 años buscando a ese chico y es muy escurridizo.

—No hay que ser impacientes, Vince—le recrimino—Tú me lo dijiste así que cumple con tu propia palabra.

Finalmente es mi turno en la fila y Vince pide por ambos, me entrega el mío mientras él paga y le doy una mordida a la comida.

—¿Y qué tal?

Mis pasos se dirigen a una banca del sitio para descansar mientras comía de la crepa desconocida para mis ojos, a mi lado se pone Vince comiendo de la suya.

Mozzafiato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora