XII

555 20 5
                                    

○ Chuuya Nakahara ○

Un día más sin nada a destacar.

Todo transcurría con normalidad, no había ninguna anomalía. O eso creía.

Un viejo se me acercó, yo no me inmuté ante su acción, me mantuve calmada y tranquila. En los barrios bajos aprendí a sobrellevar mi propia defensa personal, no tenía nada de qué preocuparme.

—Señorita, usted tiene el poder de aumentar y potenciar la habilidad de otro—poco me importaba que supieran de mi poder—Le propongo algo si viene con nosotros, a diferencia de su modo de vivir aquí—¿nosotros?—Podremos darle una mejor calidad de vida.

—¿Nosotros, quiénes? ¿Por qué? No iré a un lado completamente desconocido con la gran posibilidad de ser perjudicada.

—Ah, me disculpo. Los jóvenes que venían conmigo están peleando por allá atrás. Si quiere una garantía que asegure su beneficio...

—...

—¿Qué le parece su madre? La pobre ha estado usando de ti desde que tienes uso de razón, ¿no es así? Nosotros nos encargaremos de ella, como usted lo ordene.

Fruncí mis labios. Nunca se me ocurrió abandonar los barrios bajos de Yokohama. Sé que soy una herramienta que ella usa para sobrevivir pero lo he hecho todo por Tetsuya.

—Si le preocupa algo más también nos haremos cargo de ello—añadió el señor.

—¿Por qué tanta insistencia en que vaya con ustedes? ¿De verdad es solo mi poder? No confío en usted y sus compañeros. Está siendo irracional... no comprendo.

—Tetsuya-kun tendrá atenciones médicas—ofreció—Podrá probarlas usted primero y asegurarse de que sean buenas. Acompañará a su hermano cuando lo llevemos y si ve algo sospechoso será capaz de hacer algo al respecto. No creo que le estemos ofreciendo un mal trato.

—No creo poder aceptar eso—respondo—Por más que me beneficie su trato...

—La llevaremos a la fuerza si es necesario—amenazó.

Mis instintos me forzaron a tomar guardia.

—Ven con nosotros, (T/n)-san—dijeron a sus espaldas de forma muy tranquila—No hace falta usar la fuerza Hirotsu-san, ¿cierto?—el castaño a sus espaldas jaló algo.

¡Era Tetsuya!

—¡Nee-chan!

Tragué saliva. Tetsuya está de rehén.

—M-mamá se fue. Ella ya no está para atormentarnos—chilló el menor.

Abrí los ojos. Tetsu dijo que mamá se fue. ¿Está muerta o le dieron algo para que no volviera? ¿Será para siempre?

—Entonces las cosas se hacen más fáciles—agregó el viejo—Ya nada te ata, ¿o sí?

—¿Qué harían con Tetsu si me entrego?—dialogo.

—Depende—respondió el castaño que lo tenía—Podría morir o vivir.

—Si él muere, yo igual—amenazo sacando una navaja apuntando mi cuello—Así que déjenlo—pido con firmeza.

Estoy realmente contra las cuerdas. Solo puedo potenciar y aumentar a ciertas personas, si buscan que ellos tengan ese aumento en todos... no quiero ni pensarlo.

—¿Podemos tener un tiempo para pensarlo?—pregunto bajando el arma de mi cuello.

Realmente no buscaba una afirmación. Pero el trato era tan bueno que era irreal y sospechoso.

Mozzafiato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora