I

922 37 1
                                    

○ Dazai Osamu ○

Nunca pensé ser capaz de intentarlo. Dazai Osamu era un líder ejecutivo demasiado joven, un genio que cometía de lo peor.

—(T/n)—me llamó mi superior—Tú puedes hacerlo. Tú también tienes tus puntos buenos. No dejes que un mafioso cualquiera te quite tu puesto de la mejor y la más joven.

Fruncí mis labios. Mi objetivo no era pelear con ese chico.

—Por tu expresión diría que estás pensando que ese no es tu objetivo pero sí que lo es.

—No lo es—niego.

—Bueno, quizás no—admite—Pero sí que es una consecuencia en este caso—dice en cambio para que siga alardeando de mí.

—Pero ha causado muchos crímenes incluso teniendo a Sakaguchi-san infiltrado. ¿No significa eso que yo no tengo oportunidad?

—Deja de menospreciarte—indicó golpeando mi trasero en una patada—Yo apuesto mi vida a que estás al nivel de Ango o incluso mayor. No me defraudes. Son 10, 000 yenes en juego—lo sabía, está apostando de nuevo.

—Solo no pongas palabras en mi boca en tu afición, por favor—suplico mientras seguimos avanzando.

La misión de hoy era investigar acerca de Dazai Osamu. Yo no me veía capaz de pararlo. Él es inteligente, astuto y tiene buenas cualidades físicas. Lo que me falta a mí es su juicio para sacrificar a otros. Yo soy incapaz de eso.

—Unas cajas rotas con dos lindos cuerpos destrozados.

—Senpai, eso no tiene nada de lindo—opino mientras reviso la escena de lejos.

—¿Ya descubriste su ruta de escape?

—Sí—formulo mientras voy hacia un muro.

—¿Qué? ¿Me vas a decir que uno de ellos puede atravesar muros?

—No exactamente—presiono tres bloques, dos veces cada uno en un orden.

—¿No eres de la mafia cierto?

—No. Si lo fuera quizás ese tal Dazai me habría asesinado antes de ir a cazarlo.

—Y ahora llega el "" al que tanto le temo.

Costal de papasle llamo a mi senpai—Salta en ese cuadro del piso y muévete a la izquierda y luego hacia atrás, da dos pasos en un tempo de 2... de 3. Si mueres iré contigo. Ya lo sabes.

—Por eso me das miedo.

Hizo lo que le pedí y salieron tres troncos de gran tamaño.

—Si hubiese sido un solo paso habría muerto—murmura.

Sigo adelante y veo una leve luz. Los pasos resuenan bastante así que es probable que se hayan dado cuenta de nuestra presencia, más notable por la caída de los troncos.

Costal de papas, por acásusurro jalando de él.

Un grupo de hombres corrió hacia la entrada por la que veníamos.

—Por poco—detengo a mi superior—¿Qué suc...-

Lo callo. Había alguien más atrás que solo estaba caminando.

¡Es él!

Una vez me aseguré de que estuviera lo suficientemente lejos de nosotros salimos del escondite.

Es élle hago saber—Vino de... ¡allá!

A un paso silencioso me dirigo al lugar de donde ese chico castaño venía.

Mozzafiato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora