A- Cheng tenía muy en claro quiénes eran sus padres biológicos. Claro que lo sabía, pero para él no eran más que dos extraños, después de que Yu Zi Yuan lo dejara abandonado a su suerte a la edad de 5 años, solo por no ser "Digno" de ser su hijo y h...
Jiang Cheng lo notaba. Claro que lo hacía, pero en su infantil mente pensaba que así era como debía ser... ¿o no?
A su corta edad entendía que su posición como heredero de la secta era algo importante, que tenía que estudiar y trabajar mas duro que todos pues sobre sus hombros recaería algún día la secta entera.
Él lo sabía y deseaba complacer a sus padres, quería ser un buen niño, recibir las mismas felicitaciones que recibían los otros miembros de la secta cuando los padres veían el entrenamiento, quería que su madre lo felicitara y que su padre le diera una palmadita en la cabeza, quería verlos llenos de orgullo. Por eso no protestaba cuando lo levantaban temprano, tampoco cuando los entrenamientos se extendían una hora mas de lo habitual, mucho menos cuando estaba en un salón privado con libros y libros a su alrededor mientras por la ventana se escuchaba a los niños jugar en el muelle.
Durante su poco tiempo libre su hermana mayor lo llevaba al muelle y ahí se despojaba del titulo de heredero de secta para ser un niño más, consentido y mimado por su querida hermana mayor, nadando en el lago para recoger las vainas de loto para comer sus semillas y una que otra flor para su hermana. Eran las mejores horas de su día a día.
Por eso, y a pesar de su todo su esfuerzo, percibía como la mirada de decepción de su madre crecía cuando, luego de varias horas de entrenar sin descanso, sus brazos temblaban y la espada de madera caía al piso. También notaba la indiferencia de su padre, era como si Jiang Fengmian no viera a su hijo frente a él. Con voz alegre y orgullosa A-cheng comentaba sus avances a su padre, pero este le miraba por unos segundos y luego, como si despertara de un trance, simplemente manifestaba "perdona A-Cheng, ¿Qué dijiste?" y luego le daba una sutil sonrisa, como si recién notara que su hijo había llegado y no como si llevara más de 10 minutos contándole su nueva habilidad aprendida. En esos momentos el menor solía responder "no padre, no es nada importante".
Por eso, y en cierta manera, pensó que estar ahí era su castigo.
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Yu Ziyuan salió del muelle respondiendo una petición de una secta menor bajo jurisdicción de la secta Yunmeng Jiang. Llevar a su heredero en ese viaje será beneficioso, así Jiang Cheng aprendería de primera mano como se comporta un líder de secta de verdad, no como la burla que era su esposo. Como si ella no escuchara los chismes que corrían a través de los pasillos del muelle.
La reunión fue rápida y concreta, a Madam Yu no le gustaba perder el tiempo en nimiedades, pero cuando el hombre le propuso algo no pudo negarse
- ¿Un enfrentamiento de su hijo contra mi hijo? - barrio prácticamente con la mirada al joven de casi 13 años al lado del líder de aquella secta
- Por su puesto mi señora, se habla que el joven amo es un prodigio, no veo el inconveniente de que se enfrente a mi hijo, a pesar de la edad, además será un encuentro amistoso y será beneficioso para ambas partes – quería comprobar si la crueldad de la señora de Yunmeng Jiang era cierta. Ninguna madre dejaría que su hijo de 5 años se enfrentara a uno de 13. Pero su esperanza se derrumbo cuando la escucho hablar de nuevo.
- Si, tiene razón... Jiang Cheng, toma una espada de madera- le ordeno mirando seriamente a su hijo-
A-Cheng sintió un escalofrío recorrerle la columna vertebral, tomo la espada de madera y se posiciono en medio del campo de entrenamiento. Cabe acatar que el enfrentamiento duro menos tiempo de lo que demora una de incienso en quemarse, con un resultado negativo para él.
- Bueno, esta claro que a mi heredero aun le falta un camino por recorrer – hablo la matriarca del muelle sin ver a su hijo- nos retiramos, en un futuro espero ver a este joven entre las filas de los soldados de la secta principal, definitivamente ser todo un orgullo-
El hombre no pudo hacer mas que despedirla, siempre manteniendo la formalidad de comportamiento, pero por dentro rezaba a los dioses para que alguien salvara a ese niño. El futuro heredero de la secta principal no debía ser tratado así, menos por su propia madre.
Antes de salir del pueblo Madam Yu hizo que bajaran a su hijo de carruaje, y mirándolo con desdén pronuncio las que serian las ultimas palabras que Jiang Cheng escucharía de ella.
- Eres la decepción de la secta, me hiciste pasar una vergüenza al perder contra ese niño, no merecer ser mi hijo así que renuncio ahora a ser tu madre, te despojo del título de heredero, y si acaso quieres recuperarlo demuestra tu valía, regresa por tus medios al Muelle de Loto-
No supo responder nada y no pudo tampoco, cuando quiso replicar su madre ya se estaba alejando a toda velocidad en su espada, los sirvientes partieron en el carruaje dejando una estela de polvo detrás de ellos. Jiang Cheng sintió miedo y por primera vez corrió y corrió tras el carruaje, llamando a gritos a su madre, pidiéndole perdón por haberla avergonzado. Pero seguía siendo un niño y al tropezar con algo cayo al suelo, para luego levantarse y mirar que realmente se habían alejado mucho más.
A-Cheng se quedo ahí, de pie, con su uniforme morado lleno de polvo, con su carita sucia llenándose de lágrimas, mirando alrededor con miedo, no estaba en la ciudad, no estaba en el pueblo. Su madre lo había dejado en el camino, sin nada más que lo que llevaba encima.
- No... no llorar... un líder no llora...- se repite mientras camina en la misma dirección, las lagrimas no dejan de caer. Él lo sabe, sabe que su madre lo odia, que su padre no lo ama. Pero en su infantil mente creyó que lo estaba haciendo bien.
Las horas pasan, el día comienza a caer. Esta cansado, sudoroso, con hambre y sabe que pronto sentirá frio, pues las noches suelen ser algo frías durante esa época o eso le decía su hermana.
La noche llega, pero el no deba de caminar, debe llegar a casa, debe pedirle perdón a su madre y jurarle que será mejor. Pero su cuerpo tiene otros planes, después de todo sigue siendo un niño, un niño que fue abandonado a su suerte.
A mitad de la noche, sin saber dónde está o cuanto ha caminado Jiang Cheng se desmaya.