Re Encuentro I

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En medio de la noche, una brillante mariposa volaba por una cueva.

Aunque parecía perdida no era así. La frágil mariposa voló hasta llegar a una cabaña de madera, algo humilde, pero suficientemente cómoda para los dos seres que ahí habitaban.

Un hombre de largo cabello y ojos negros la recibió con una suave y delicada sonrisa.

-Buenas noches A-ying- saludo con un tono suave y enternecido- ¿no se supone que debes descansar en las noches?

-aiya... Yeyê, no digas eso... la noche es demasiado joven para desperdiciarla durmiendo a las 9 de la noche- la alegre voz de Wei Ying se escuchó en lo profundo y solitario de la cueva

El poderoso ex emperador celestial soltó una cálida risa ante las ocurrencias de su nieto. Porque, aunque no fuera de sangre y aunque hubiera intentado dominarlo a base de violencia Xie Lian era como su hijo mas querido.

A pesar de que el método para educarlo y evitarle los males no fue el correcto, su Xie Lian y su Wei Ying eran su familia. Quien osara lastimarla conocería por que una vez fue llamado la calamidad vestida de blanco - A tu A-niang no le gustaría que te durmieras en clase A-ying, Xie Lian siempre fue muy aplicado en sus deberes...-

-lo se Yeyê, yo también lo soy... pero soy un genio, y los genios aprenden rápido- la risa de su nieto le calentó el alma - ahora, déjame contarte sobre ese chico Wen... se cree el gran dueño de todo, es tan fastidioso abuelo ¿Sabes que se llamó a si mismo el futuro señor de todas las sectas? -

-oh.... ¿En serio? - Jun Wu solo se acomodó mejor en su lugar de meditación - Cuéntame más mi pequeño sol, tu Yeyê se encargará de todo-

Mei Nianqing, quien llegaba en ese momento para compartir algo de te con su alteza, solo suspiro pesadamente. ¿Qué a la gente no le gustaba vivir en paz?

Sin saberlo la Secta Wen se había ganado un enemigo demasiado poderoso, solo rogaba a quien fuera que no cometieran una estupidez contra su pequeño y lindo nieto, porque sería el quien afilaría la espada de su alteza para masacrarlos a todos.

* * * * * * * * * *

San Lang estaba cómodamente acostado en la cama de paja con su gege, ambos estaban tomando un descanso de sus actividades maritales, después de todo el era un buen esposo y le cumplía al pie de la letra a su gege.

Era una noche fresca, con la luna brillando en el cielo, todo estaba en calma, las ofrendas de ese día para su gege fueron deliciosas y era adorable ver a su hermoso gege feliz y complacido.

Si, una noche para descansar hasta que sintió una fuerza poderosa, incluso más poderosa que él, pues acaba de romper su matriz de protección, aquella que rodeaba todo el templo Puji.

-... gege...- le llamo tomando primero su cimitarra y poniéndose la ropa sin dejar de estar alerta

-... si... yo también lo siento, pero... no es hostil...- miro a su San Lang sentándose con cuidado en su lugar- es maligno, pero no tiene malas intenciones-

-sea lo que sea, prefiero prevenir- respondió preparado para atacar a quien se atreviera a entrar a su lugar sagrado - si algo le pasa al templo, prometo repararlo- le aseguro cálidamente antes de enviar su cimitarra a atacar al intruso

El arma salió volando, se escucho un jadeo de sorpresa y luego una voz que San Lang nunca espero volver a escuchar

- ¡este mocoso se atreve a atacar a su maestro! - Luo había esquivado la cimitarra y ahora la sostenía solo con dos de sus dedos

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