Liar| knj.✓

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Los pequeños ojos de Celine comenzaban a acumular lágrimas, si bien ella tenía una sospecha de NamuK, o mejor dicho, NamJoon, no quería creerla. Nadie está preparado para descubrir que la primera persona que la hizo sentir amor, uno romántico, al final terminaba siendo un traidor que solo se acercó a ella por una misión que le encargaron, y no porque él lo haya deseado. Su corazón estaba en pedazos, todos esos momentos juntos, las risas y las pequeñas confesiones que ella soltó porque pensó que eran amigos en serio, ¿todo había sido una farsa? ¿NamJoon no se interesaría en ella por como es? ¿Realmente Celine es tan poco interesante como para que ni siquiera por una maldita misión pudiera sentir amor por ella? Cada pensamiento que llegaba a la cabeza del ángel era más destructivo que el anterior, pareciera que a su propio cerebro le gustaba hacerla sufrir, pero es que realmente no podía pensar en otra cosa que no sea en eso.

Ella cayó como una tonta.

⎯ La verdadera pregunta aquí es...¿Cuál es esa misión?⎯ se cuestionó Dios mirando el cuadro colgado en la pared que resultaba ser una foto del hijo de Lucifer. Éste se encontraba sentado sobre un taburete, sus alas y vestimentas negras destacaban mucho al igual que su morado cabello, el suelo tenía algo de agua y eso hacía que las puntas de sus prominentes alas se mojaran. Era muy parecido a su padre.

A Celine se le hacía extraño verlo así, hasta podía decir que en su versión demoníaca era más pálido, mostraba un rostro sin expresión alguna, completamente diferente al que le mostró a ella durante todo este tiempo. Se sentía tonta por haber confiado en alguien que solo se acercó por un objetivo en específico, le contó sus miedos, las cosas de su día, recuerdos, ¿Y así se lo paga? Ni siquiera importaba que él en un principio se haya mostrado tal cual era; antisocial, amargado, y distante, porque con el tiempo logró ser más amable y dulce, hablaba mucho más, e incluso se mostraba respetuoso. ¿Todo eso también fue mentira? ¿Solo se inventó ese cambio de personalidad para hacerla caer? ¿Cuál era su objetivo como para ilusionar a una chica tan inocente ante el mundo de la maldad? Porque para eso pensaba Celine que NamJoon llegó al cielo; para destruirla a ella, y si bien en cierta parte también haría eso, jamás fue con esa única intención, él iba a lo grande. O mejor dicho, su padre lo mandó a hacer algo grande, en lo que no solo Celine se veía involucrada, sino también quien decía que era el amor de su vida. ¿En serio el rencor, y deseo de la venganza, puede ser más fuerte que el amor y lograr todo esto?

Celine se sentía una estúpida por haber abierto su corazón de tal manera, pero NamJoon también le contó muchas cosas de su vida, aún si todas ellas las tuvo que modificar para ocultar su identidad de demonio, todas habían ocurrido. Ahora mismo la bella chica rubia que no podía retener las lágrimas se preguntaba si todo lo que le contaba eran solo mentiras creadas para hacerla creer que tenía una vida normal como cualquier persona, como le había hecho creer que en su vida pasada fue un simple humano que murió por un robo a mano armada. Maldito mentiroso.

Dios se retiró del lugar sin decir una palabra más, comprendía que su hija necesitaba tiempo para asimilar todo, y hablarle realmente no era algo que fuera a beneficiarla, estaba en un momento en el que el silencio era lo mejor, aunque sus propios pensamientos la estaban aturdiendo. Celine se arrodilló frente al gran retrato de la persona que le había mentido y lamentablemente ella se había enamorado. Porque sí, esa misma tarde lo asumió y estaba pensando en confesarse al otro día esperando ser aceptada. Nunca supo lo que era estar enamorada por culpa de su padre, por no permitirle tener novio, y ahora que se enamoraba resultaba ser totalmente trágico. Quizá ahora comprendía porqué su padre no la dejaba tener pareja; porque sabía lo mucho que iba a sufrir en el momento que todo acabe. Parecía ser un dolor eterno del cual nunca iba a poder recuperarse, su garganta dolía por el nudo que la atravesaba y apenas la dejaba respirar, y tenía ambas manos en la zona de su corazón, como si eso pudiera aliviar el enorme dolor que sentía, uno casi agonizante.