Capítulo 1- "Cosas de padres"

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Los Ángeles no era una ciudad sencilla, el ajetreo de las calles y su población intimidaban a cualquiera. Posiblemente una de las ciudades más conocidas del mundo y un sitio del cual, con certeza, casi cualquier ser humano ha escuchado hablar. Para una chica de 18 años como Faith era perfecto, plagado de lugares que visitar y de gente con influencias que, si lograban conocerla, podían ayudarla mucho.

Faith Jennings se consideraba una chica normal, acababa de terminar la preparatoria y con mucho esfuerzo, había sido admitida en la universidad de sus sueños: La Universidad de California. Una de las más prestigiosas del país, con un excelente programa de becas y que, además, estaba allí en Los Ángeles.

Aquella mañana se había despertado más feliz de lo normal, en tres horas estaría montada en un avión rumbo a Hawaii y pasaría una semana maravillosa. Después de un año muy intenso en la prepa se lo merecía y nada, absolutamente nada, podía impedir que disfrutara esta semana.

Faith lanzó una mirada al espejo antes de vestirse. Su pelo castaño claro le caía justo a la cintura, tenía ojos verdosos iguales a los de su padre que complementaban unos labios pequeños pero bien dibujados, medía 1.67 de estatura y era delgada aunque no demasiado. Tenía en su opinión lindas curvas, le gustaba mirarse largo rato en el espejo y pensar en que algún día sería una mujer exitosa y que por supuesto, tendría un hombre apuesto e igual de exitoso que ella a su lado. Siempre había estado conforme con su cuerpo, incluso cuando algunas chicas del colegio intentaran hacerle creer lo contrario. Se giró hacia la cama y se puso un conjunto que había elegido el día anterior, una falda no tan corta de color negro, unos zapatos del mismo color con un pequeño tacón que la hacía elevarse unos centímetros más, una blusa blanca de poco escote y que le caía justo sobre la falda y por supuesto, el collar que le había regalado su padre.

El padre de Faith se había suicidado hacía ya tres años. Los policías lo encontraron boca abajo en un callejón con un frasco de pastillas y una nota. Como el suicidio era evidente no hubo investigación de ningún tipo, aún cuando para Faith y su familia no había motivo para que lo hiciera.

Terminó de vestirse y agarró su maleta, bajó las escaleras y observó el reloj. Miró hacía todos lados en busca de su hermana quien a esa hora ya debería estar lista pero no la encontró. La casa era grande. Su padre era abogado y había ganado el dinero suficiente para dejarle a su familia una casa en condiciones y una cuenta en el banco que sobraba para vivir hasta que sus hijas tuvieran la vida hecha, en la sala habían muebles carísimos y todo alrededor era de cristal. Los cuartos estaban arriba, todos menos el de Hannah, su hermana un año menor que ella y quien era todo totalmente diferente a Faith. Miró nuevamente el reloj y al ver que aún Hannah no bajaba decidió llamarla.

- ¡Hannah! Baja por favor, a este paso vamos a perder el vuelo. - Faith estaba un poco irritada, el día anterior le había dicho a su hermana que tuviera todo listo pero claramente no lo había hecho.

- Ya estoy lista - dijo la chica mientras giraba los ojos hacia arriba y entraba a la sala arrastrando una maleta enorme - cambié de idea a última hora sobre qué ponerme y por eso demoré un poco más.

Hannah era un poco más alta que Faith, tenía el cabello corto y muy negro, una cara preciosa en donde sobresalían unos gruesos labios pintados de rojo, ojos marrones verdosos y un cuerpo envidiable. Era una chica muy suelta e impulsiva y, al menos para Faith, no tenía vergüenza. Estaba vestida con unos jeans de mezclilla muy ajustados, unos zapatos color beige con un tacón mucho más alto que los de su hermana y una blusa también beige metida por dentro de los jeans, con amplio escote y unas tiras que se le cruzaban por el cuello y terminaban en un nudo detrás.

- Siempre llegamos tarde por tu culpa, Bruce debes estar esperándonos ya, vamos, rápido.

Salieron de la casa y en la acera estaba un chico de estatura promedio, del mismo tamaño que Hannah, tenía el cabello largo hecho en una cola por detrás, ojos marrones y su nariz resaltaba en su cara. Llevaba puesto un short que le llegaba a las rodillas y una camisa estampada de flores al más puro estilo Hawaiiano que no quedaba mal en su cuerpo algo atlético.

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