9. Un Cuento De Hadas

1.8K 151 28
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


ADARA

  🇶​uién diría que me iba a someter tan fácilmente a sus órdenes. Ahí estaba yo, caminando hacia el niño y ganarme su confianza, para que al final lo mataran cruelmente. Peter salía iracundo e intranquilo de vez en cuando del campamento junto a los niños perdidos, todos armados e inquietos, dejándome a cargo de Henry. Aún debía averiguar la razón del alboroto, consideré la posibilidad de escabullirme a buscar respuestas por mis propios medios.

El castaño se hallaba sentado en un tronco e inclinado observando con sumo detenimiento lo que parece un trozo de papel blanco. Sus ojos se iluminan al advertir mi presencia, guardando con vehemencia el objeto entre sus ropas, y adoptando una postura tranquila. La curiosidad me asaltó, aunque aquello no era de mi incumbencia.

Me regaló una sonrisa, pero parecía trastornado por alguna razón desconocida. Decido no indagar más en el tema, sentándome a su lado.

—¿Qué quieres hacer hoy?

Cada día trataba de pasarlos junto a él, hacerme su amiga y ganar su confianza. Solemos jugar con los demás niños de su edad o recorrer sitios de la isla que aún no conocemos. Éso pareció entusiasmarlo, se veía de un mejor ánimo, lo cual me dió cierta esperanza.

—¿Qué pasa con lo de la última vez? No quiero otro castigo.

Menciona lo sucedido temblado imperceptiblemente. Una risa se escapa de mi boca al recordarlo. Pan nos prohibió ciertos lugares de Nunca Jamás, y decidí que nadie me daba ordenes, ganándonos una severa reprimenda de su parte.

—Iremos hasta la cascada, pequeño. Y puedes contarme más a fondo cómo llegaste al inconmensurable infierno llamado jungla—pongo mi mano sobre su hombro—. Si Pan nos atrapa, créeme, puedo con él.

—¿No le temes?

—Al principio lo hacía—confieso sincera, lo que me revienta. Entorno los ojos—. Ya no, no es para tanto. Lo había juzgado erróneamente, el tiempo que llevo aquí sólo me hizo ver que es un idiota impulsivo con aires de superioridad.

Noté cómo su cara se afligía, asintió mortificado. Nos pusimos de pie y nos internamos entre altos árboles y arbustos. Cómo si me tuviese confianza, suelta todo lo que debo saber sobre su familia y la forma tan injusta en la que llegó aquí. Experimentaba mucha ira hacia el chico de ojos verdes, al pensar siquiera que le había hecho lo mismo a cada habitante de la isla. Muchos tenían familias que posiblemente aún los buscan hasta debajo de las piedras. Abordé el tema de su familia, estoy dispuesta a saber más sobre ella.

—¿Los hechas de menos?—pregunto con un nudo en mi estómago, frunce ligeramente el ceño—. A tu familia quiero decir.

Retiene la respiración unos segundos, para luego soltar el aire poco a poco. En el fondo sé que es así. La viva imágen de mi madre me aborda, haciéndome lagrimear. Se frota los ojos llorosos, enjuagándose las lágrimas.

—Muchísimo—asiente, su gesto ablandó mi corazón—. No sé si algún día volveré a verlos. No logré despedirme de nadie.

Mi reacción es inmediata, lo abrazo fuertemente contra mi pecho, permitiendo que llore en él. Lo entendía, también había perdido a alguien, y no me había despedido de mi padre y mi hermanito de seis años, Philips.

—Sé cómo te sientes, Henry. Y volverás a verlos, lo juro por mi vida.

Es extraño, el ser cariñosa y expresiva no era algo común en mi persona, la compañía del chico hace que baje la guardia y me resulta muy agradable. Al terminar la sesión de abrazos, se pone rígido y tratando de escuchar algo a lo lejos.

—Oigo la cascada—sonríe con picardía, retándome—. Apuesto que soy más rápido que tú, ¿Carrera hasta el lago?

Sin pensarlo dos veces, accedo y salimos disparados. Me invade una oleada de alegría y euforia a medida que avanzamos, supone un gran esfuerzo recorrer la vegetación de allí. Nuestras risas y pisadas es lo único que se oye. Finalmente llegamos al mismo tiempo, sonríe a medias, tratando de calmar su agitada respiración.

—Ha sido un empate.

—No es justo—hago un puchero, seco el sudor que escurría por mi frente. Me inclino sobre mis rodillas, respirando con violencia. No estaba hecha para correr—. Quiero la revancha, algún día lo haremos.

—Te tomaré la palabra entonces—observa el lago y luego lo señala—. ¿Quieres nadar?

Niego con la cabeza, poniendo los brazos en jarra.

—Talvez otro día.

—Le quitas lo divertido a la vida—retrocede y se quita los zapatos. Escala hasta lo alto de una gran roca y se avienta al agua con gran estruendo. Emerge después de unos segundos—. ¡Ven, el agua está increíble!

Analizo la situación. El lago estaba fuera del peligro que conllevan las sirenas, el día estaba soleado y caluroso. Tendría que sacar mi blusa y pantalón, lo que implica estar expuesta en ropa interior frente a un niño menor de edad, sería realmente incómodo e inapropiado. Me balanceo ligeramente de un lado a otro algo indecisa, decido nadar con la ropa puesta y luego secarla al sol más tarde.

Copio su acción y dejo mis zapatos junto a los suyos, ralentizo el paso al cruzar sobre la arena caliente. Atravieso la orilla y nado en su dirección, el agua es cálida.

—Es tu turno, Ad.

Arqueo una ceja.

—¿Mi turno de qué, Henry?

—De contarme sobre tu historia, y luego podría contarte tu futuro.

Su rostro está libre de cualquier expresión. No sé a donde va su declaración, aún así todavía no decido preguntarle sobre éso. Sus ojos curiosos nunca dejan de ver los míos. Tomo una bocanada de aire.

—Todo comenzó...

Trato de soltar cada detalle posible, las palabras brotan sin cesar de mi boca. El interés que demuestra me incita a seguir contándole con lujo de detalles. Ser franca con Henry se ha convertido en una de mis aficiones. El cabello mojado roza mis ojos, lo retiro de mi pecoso y pálido rostro.

—Es bueno hallar a alguien que te entienda.

Sonrío al considerar la posibilidad de una verdadera amistad de ahora en adelante.

—Sí, lo es—luego recuerdo lo antes dicho—. ¿Qué querías decir con contarme mi futuro?

Baja la mirada unos segundos, debatiéndose internamente qué hacer o decir a continuación.

—Es una larga historia.

—Tengo todo el tiempo del mundo—hago una señal para que desembuche.

—Existe un libro de cuentos con historias reales sobre cada persona del bosque encantado, cada reino y lugar mágico. Muestra su pasado, su presente y futuro—traga saliva sonoramente—. Y tú estás en él.

—¿Así que ya conocías mi historia?¿Éso quieres decir?—suspiro—. ¿Éso te preocupaba? No es tan malo.

Niega con la cabeza.

—Conozco tu futuro—me observa fijamente—. Adara, tú y Pan terminarán juntos.

Estaba a punto de sufrir un ataque de pánico. Su expresión no cambia, dejándome saber que no era broma. Me cuesta creer lo que acaba de decir, era algo bizarro e inaudito. Suelto una risotada.

—¿Adonis y yo? Éso es totalmente imposible.

Pero aún continuaba viéndome serio.























Darkness Between Us-Peter Pan [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora