Adara, una princesa, es perseguida por una hechicera gracias a la traición de su madre. Obligada a escapar, viaja a través de un portal mágico a una extraña tierra, Neverland. Allí caerá en las manos de Peter Pan.
Su mayor deseo es salir de ése inf...
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🇹odos se reunieron junto al barco de Garfio para zarpar rumbo a Storybrooke y un nuevo comienzo para muchos. La mayoría eran niños perdidos a los que se le prometieron una familia y su libertad, muchos de ellos se quedaron en la isla por su eterna lealtad a Pan, principalmente Félix, quien le serviría hasta el día de su muerte.
Wendy, ansiosa por reencontrarse con sus hermanos y triste por separarse de su única amiga, esperaba pacientemente junto al pequeño Philips que ella apareciera, guardaban la esperanza de que estuviera con vida.
—No vendrá, la vimos morir–se quejó Regina, cansada por las horas de espera.
Nadie hizo caso a sus insensibles palabras, miraban expectantes a la jungla, esperando su llegada.
—Esperaremos un poco más, Regina, se lo debemos por lo hizo por nuestro hijo—la contradijo Emma.
–Gracias, Emma, siempre me agradaste.
Habló una voz de repente, Adara emanó de la espesa vegetación de la isla, no había señales de algo malo con ella, lucía exelente, tampoco de Pan por ningún lado.
—¡Ad, viniste, nos vamos de aquí!
Philips corrió en su dirección y se aferró con todas sus fuerzas rodeando su pierna, su hermana tragó saliva, un nudo se forma en su garganta, ahora se avecinaba lo más difícil. Se agachó a su altura, apartó los cabellos castaños de su diminuta frente.
—Yo no iré contigo, irás con ellos a Storybrooke—apretó los labios en una fina línea, una oleada de tristeza la invade, el pequeño se puso rígido—. Yo tengo que ir a casa y recuperar lo que nos pertenece...
—¿No vendrás conmigo?¿No nos volveremos a ver nunca?
Se echó a llorar escandalosamente, Adara lo apretó contra su pecho, acallando sus sollozos. La rompía en mil pedazos verlo así, flaquearía en cualquier momento.
—Juro que volveré y seremos una familia, mi bebé, volveremos a vernos—repartió besos por su cara–. Dorian me acompañará, no estaré sola. Te amo, nunca lo olvides.
—Y yo a tí, sólo vuelve cuanto antes.
Se abrazaron cómo si fuese la última vez. Luego Emma lo tomó de la mano y lo guió hacia el barco, no sin antes verla de nuevo.
—¿Segura de que no quieres venir con nosotros, Adara?
—Muy segura, tengo un deber pendiente. Los veré muy pronto, serán unos días. Cuídalo bien, por favor.
La rubia asintió, le debía un enorme favor. Wendy fue la siguiente en despedirse, la abrazó por los hombros.
—Gracias por ser mi amiga, Ad, no estaría libre de no ser por tí—lloró, causando estragos en la castaña–. Te quiero.