Darkness Between Us-Peter Pan [Completa ✔️]

17. Música De Los Perdidos

 
   🇸​e detiene un momento al oír su melodiosa voz al cantar, la letra no se alcanzaba a comprender con claridad, pero el simple sonido le producía cierta paz interior, mucha calma. Podría escucharla todo el día, estaba sorprendida, no sabía que tenía tan hermoso talento.

Con los ojos fijos en el camino, le hace una seña a Dorian y Henry, quienes se disponen a caminar detrás suyo, pisándole los talones. El canto de la rubia y sus pisadas es todo lo que de oye en la jungla. Al terminar finalmente la canción, se dedicó a tararear una dulce melodía, la cual le resultó a la castaña de algún modo familiar, cómo si ya lo hubiese escuchado antes en algún lugar.

Las jaulas flotantes de cañas se veían sobre ellos, un par completamente vacías y otra ocupada por alguien que conocía bien. Entonces puso en práctica algo que había aprendido de los habitantes de la isla y no lo había comprobado aún, se arriesgó; deseó que la jaula donde se hallaba la rubia bajara lentamente hacia el suelo, y, segundos después, ésta así lo hizo. Se sintió orgullosa por ello, lo tenía cubierto.

Notó pronto que la observan impresionados, sin darle crédito a la escena que protagonizaban. El brujo rompe el silencio primero, la chica se acercó a cortar con una navaja la soga bien sujeta que mantenía cerrada la compuerta, venía equipada para la ocasión.

—¿Cómo hiciste éso, Ad?¿También eres bruja y no me dijiste nunca?

Tardó en responder, la soga empleada para cerrar la compuerta era algo gruesa y difícil de cortar con una simple navaja, maldijo a todo aquel que pudiese estar involucrado en ésto. Miró al rubio de reojo, se encoge de hombros, restándole importancia.

—Es Neverland—su comisura izquierda se curvó hacia arriba, se retira un mechón de pelo de los ojos—...todo es posible aquí, sólo tienes que desearlo con todas tus fuerzas.

Con violencia y sintiéndose mortificada, aumentó su fuerza para lograr cortarla. Su cara se afligía, a decir verdad, no consideró la magnitud del problema. Peter Pan y sus seguidores habían pensado en todo en la maldita isla. Sus esfuerzos dieron frutos al final, la puerta se abrió de par en par y reveló su contenido. La chica de dorados rizos, escéptica y desconfiada, aún sin ver a su salvadora, se arrinconó al otro lado de la jaula, abrazando sus piernas en su pecho.

La castaña, haciendo a un lado a los chicos, se acercó sonriente a la pequeña, su corazón comenzó a latir desbocadamente.

«Es hermosa, ¿No crees? Es un precioso ángel caído del mismísimo cielo.»

Una voz interior no dejaba de susurrarle en su cabeza, intentó en vano alejar cada uno de sus pensamientos. Ayudó a la chica a salir de allí y a ponerse de pie, vió la curiosa mueca que le dedica Henry a la muchacha, decidió ignorarlo por ahora, luego sacaría su curiosidad. La rubia no pudo evitar abrazar a su amiga al contemplar que se trata de ella, la había extrañado de sobremanera, era la única persona con la podía hablar.