Capítulo II

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Desperté cuando sentí el peso de Joo en mi pecho, con suavidad la cogí en brazos y dejé en su camita para volver a la cama, esta vez asegurándome de que la puerta quedara bien cerrada, si bien quería a la gata de Gulf, aun me daba un poco de alergia, antes de meterme a la cama, vi a mi moreno durmiendo con sólo un bóxer negro, que apretaba su dormido miembro de forma deliciosa, su pierna izquierda estaba sobre todas las mantas y su mano derecha descansaba bajo su nuca, haciendo que se viera sexy y adorable dormido.

Sin hacer ruido me acosté a su lado y disfruté del movimiento involuntario de mi marido, que lo llevó a apegarse a mi pecho entre sueños, con amor besé su frente y lo pegué más a mí, antes de dormirme del todo, pensé que pese al tiempo que conocía a Gulf, aún seguía impactándome como el primer día, cuando entraba a un lugar, hacía que todo lo demás desapareciera y mis ojos, manos y cuerpo, giraba en torno a él, como si fuera un imán o mi centro de gravedad.

Mi valiente y luchador Gulf, había batallado tanto para que lo nuestro prosperara, que le agradecía a diario a buda, por darme a una pareja tan tenaz e insistente, el con su hermosa sonrisa, suaves caricias y cálidos labios, había reemplazado mi miedo, por un amor que no cabía en mi pecho y que todos los días me hacía enormemente feliz.

- ¿Tienes hambre?, dijo en un susurro medio incoherente desde mi cuello, que me hizo sonreír y quedarme en silencio, para ver si seguía durmiendo - ¿Es hora de comer?

-Es temprano aún cielo, dije metiendo mi nariz en sus negros cabellos y disfrutando de su olor- ¿Quieres comer?

De pronto medio desorientado, el moreno se despegó unos centímetros de mi y me miró con sus ojos negros, que por su brillo, parecían guardar todas las constelaciones del mundo en ellos, sin abrir del todo los ojos me besó y se acurrucó sobre mi pecho -Tengo hambre miu miu , pero también sueño, dijo llamándome por ese sobre nombre tierno, con el que a veces me llamaba, sobre todo cuando estaba o muy excitado o dormido, ya que, sólo en esos momentos, dejaba de ser vergonzoso.

-Siempre tienes sueño bebé, dije palmeando su trasero, disfrutando de su gruñido y del sonido que hizo mi mano en su piel - ¿Quieres desayunar fuera?

-Quiero cerdo con albahaca y quizás una malteada de fresa o chocolate, dijo como si fuera un niño chiquito, sabía que Gulf era mi pequeño niño y lo consentía como uno.

- ¿No crees que tus antojos, son un poco extraños?, dije viendo como hacía un puchero y volvía a besar mis labios.

-Consiénteme un poco miu miu, dijo estirándose como un gatito y bostezando - ¿Tienes trabajo? ¿podemos ir a esa cafetería del centro?

-Si bebé, podemos hacer lo que quieras, dije sabiendo que tenía libre hasta las 16:00, después debía ir a mi estudio a firmar unos documentos - ¿Estás completamente libre?

-A las 14:00, tengo hora con mi doctor, dijo pasando por encima de mi cuerpo y caminando hacía el baño -Si me acompañas, seré todo tuyo todo lo que resta del día.

-Me encanta oír eso, pero muñeco, dije llamando su atención antes de que entrara al baño, cuando se giró con sensualidad hablé -Eres mío desde el día en que te conocí.

-Eres un pretencioso, dijo sonriendo y dejándome con una enorme sonrisa, cuando me iba a meter a la ducha con mi moreno, sonó mi teléfono.

-Hola mamá, ¿Por qué me estás llamando tan temprano?, dije abriendo las cortinas y dejando que el sol me llenara de energía.

-Hola hijo, llamaba para decirte que no podré ir hoy a tu estudio, iré a almorzar con unas amigas, ¿sabes si Gulf quiera venir con nosotras? dijo con alegría, mi madre al igual que yo, éramos muy activos en la mañana - ¿Quiero invitarlos a cenar en la noche?

No todo es tan sencilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora