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Yeonjun deseaba con todo su corazón un bebé, estaba
tan solo, no servía para el amor era un hecho. Cada vez
envejecía más, dentro de unos pocos años tendría menos
posibilidades de pod...
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Sus lágrimas empapaban sus mejillas. Su nariz se había pintado de un tono rojizo, resaltando por su bella piel clara. El alto lo miró llorar ¿Estaría bien?
—¿Estás bien? —preguntó.
—Perdón, todavía no me acostumbro a esto y también... Es muy vergonzoso.
Soobin lo miró por unos segundos más para pronto regresar la mirada al camino. Yeonjun suspiró, dejando correr sus últimas lágrimas.
—Tranquilo, lo entiendo y no tienes porque preocuparte, olvidaré todo eso...
Al fin llegaron, Yeonjun le indicó donde debía aparcar y bajó en cuanto este le quitó el seguro a la puerta. Le agradeció con una sonrisa, haciendo reverencia. Soobin agitó su mano en el aire, esperó hasta que el mayor entrara para poner en marcha su auto nuevamente.
En cuanto Yeonjun estuvo dentro de casa se dejó caer lentamente en la puerta. Sus lágrimas lo inundaron nuevamente y la sensación de terror volvía aparecer ante él. Se negaba, habían muchos chicos que pudieron haber ido a dejar su esperma, no solo Soobin. Aún con lágrimas en los ojos sacó su celular. Sus lágrimas no lo dejaban mirar del todo bien pero acertó al marcar el número del hospital.
— Buenos días, habla al hospital de fertilidad ¿En qué le podemos ayudar?
— Necesito hablar con el doctor Lee. Soy su paciente Choi Yeonjun
— Señor Choi, un momento por favor, enseguida le redirecciono la llamada.
Yeonjun esperó, escuchando una música tranquilizadora que le explicaba que la llamada no se había terminado. Pronto esta paró y pudo escuchar la voz de su doctor.
— Aquí estoy, Yeonjun ¿Qué ocurre?
— Necesito el nombre del chico.
Su voz no era para nada agradable pero tampoco sonaba molesto.
— Le dije que no le podía dar tal información, la privacidad de mis pacientes es importante, usted lo sabe...
— Y usted sabe que cometió un error. Llevo a un bebé de una muestra de fertilidad... No lo estoy amenazando, pero creo que me las debe.
— Señor Choi... No le puedo dar su nombre, pero si sus iniciales.
— ¿Sabe cuántas personas pueden tener las mismas iniciales, pero ser diferente nombre?
—Le daré lo que me pide, usted sabrá que hacer y agradezca que le estoy revelando información privada.
