—¿Quieres cogerme?
Pregunté con un hilo de voz, tenía la saliva chorreando por mi garganta y las lágrimas habían removido el poco maquillaje que había cubierto mis ojeras. Sentí mis rizos desechos caer sobre mi rostro y me arrastré entre las sábanas, entre los almohadones del suelo y los cuerpos desnudos que me rodeaban. No podía sentir mis piernas, pero me incliné sobre él, me miraba desde su asiento, era grande, olía a jabón y a pesar de tener el vientre lleno del semen de otros alfas no pude evitar relamer mis labios, lo miré y él tomó mis mejillas con suavidad.
—Te acaban de joder tres alfas... ¿Y aún quieres más? —preguntó y acarició mi barbilla, mi cuerpo tembló y toda mi piel se erizó por completo. Me removí y besé la mano que sostenía mi rostro al sentir el líquido pegajoso que salía entre mis muslos. Mis manitos treparon por sus piernas peludas y se detuvieron en el elástico de su ropa interior. Mi lengua fue directo a su miembro cuando le quité la prenda y lo escuché soltar una risita cuando vio que no me entraba todo en la boca—. Tan delicadito. ¿Te gusta sentirte lleno, mi amor? Ven, deja eso, siéntate aquí y ábreme las piernitas.
—No me puedo... Parar —susurré y él me sostuvo de brazos. Me sujeté de su cuello cuando me ayudó a sentarme sobre sus piernas, cuando, de repente, sentí su tacto por mis muslos y mi intimidad contra la suya. Gemí quedito y dejé que mi cabeza descansara contra su hombro, no tenía fuerzas para moverse, no tenía fuerzas para nada. Cuando abrió mis muslos el semen pegajoso le manchó la intimidad y aprovechó para meter dos dedos. Gemí suavemente, acostumbrado a la sobre estimulación, lo sentía grande en mí y supe que su miembro me jodería el útero. Pero ya siquiera tenía fuerzas de oponerme. Ni siquiera protesté cuando estiró mi piel y quiso entrar de una, me sentía drogado, perdido. Me sentía como en un sueño donde el dolor no participaba y el placer me consumía fuertemente. Quería que me cogiera, quería que me rompiera entero. Pero no podía entender aquella necesidad. No podía ver bien sus ojos porque la imagen y la noción se me borraba de a ratos. Cerré los ojos unos segundos y abrí la boca, jadeando cuando él enterró su miembro dentro de mí, mis carnes se abrieron, y la saliva se escapó de mi boca cuando gemí desesperadamente. El dolor que cruzó mi piel sensible me chocó como un rayo, como un choque eléctrico por todos los huesos. Me agarré a su cuello cuando sentí sus manos sobre mis muslos, sobre mi cintura delgada. Era lento, profundo y duro, lo sentía en el estómago, lo sentía tocando cada espacio de mi vientre y no podía explicar el dolor y el placer que me generaba. Apestaba a demasiados aromas, apestaba a fluidos y tenía saliva por todo el cuerpo. Me sentí sucio, me sentí un puerco, mi mente borrosa disfrutó el momento mientras trataba de recordar su rostro, mientras trataba de recordar cómo mierda me sometí a cuatro alfas y cómo había terminado con semen y sangre entre las piernas.
Lo oí gemir, lo oí jadear mientras me dejaba marcas fuertes sobre la cintura, me gustaba su dominación, me gustaba su olor, su alfa. Me gustaba que ordenara que me quedara quieto y me dejara follar, me gustaba lo enfermo y perdido que me hacía sentir. Porque todo su cuerpo y sus sensaciones eran veneno tóxico, todo él era una serpiente peligrosa que me mordía y me mataba a cada segundo.
Porque fue su dominación la que me convirtió esclavo de sus palabras. Fueron sus palabras, sus manos, su simple chasquido y mi nombre en su boca que me tuvo de rodillas con la boca abierta. Con el cuerpo a disposición entera para él.
Porque no importaba qué me pasara. No importaba si ya no sentía las piernas, los brazos, si entre tantas visitas al hospital terminaba por arruinarme el útero y la fertilidad. No me importaba.
Porque ante sus ojos yo era precioso, único y hermoso. Porque su tacto me hacía sentir deseable... Y asqueroso.
Qué tal ;)
Soy Hunter.
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Llanto de cachorro
WerewolfEl derecho a decidir por su cuerpo y vida acabó en el instante que él lo miró a los ojos. Su aroma, su presencia, toda su dominación eran fuertes bofetadas contra la piel y eso le gustaba. No había tantas explicaciones. Le gustaba. Le encantaba. ¿E...