O

1.5K 164 50
                                    

Joaquín caminaba por melancolía por toda su oficina. Ese era el último lugar que necesitaba empacar antes de irse. El viaje a New York fue difícil, no se permitió llorar o derramar una lagrima en todo el camino. Pero apenas lleno a su departamento fue lo primero que hizo al cerrar la puerta.

Él se despidió a su modo de Emilio, con cada beso, caricia, y alago que le dio la noche antes de la boda, fue su forma de decirle adiós. No podía permitirse destruir una familia por un simple engaño. Amaba a Emilio, lo suficiente como para dejarlo ir.

Si el no sentia lo mismo por él, lo comprendía y lo dejaría en paz. Al menos pudo sentirse amado por él, anqué solo fue una noche, pero era más que suficiente para él.

Si jamás dejo que Emilio digiera que era lo que sentia, fue por miedo, absurdo miedo. A que todo acabara antes, a que lo abandona antes de tiempo, a que no lo dejara expresarle cuanto lo amaba.

Después de su larga jornada se sexo, Emilio se quedó completamente dormido, abrazándolo. Logrando que se sintiera protegido. Pero no se dejó engañar, ambos eran hombres con necesidades, y si él fue una simple necesidad de Emilio de una sola noche. No le importaba, porque el sí lo hizo de corazón.

Esa noche no pudo ni dormir, solo miraba a Emilio, deseando que todo eso hubiera pasado de una mejor forma. Apenas Emilio lo soltó, salió huyendo del cuarto hacia el bosque. Donde ideo todo, diría la verdad, y se iría para jamás volver a molestar a la familia de Emilio.

Y ahora estaba aquí. En su oficina, recordando cada momento de que paso en ella. Cada mirada que le echaba a Emilio mientras el agendaba, cada sonrisa que salía de su rostro al darle la espalda. Cada latido que le dedico al sentirlo junto, provocándole que su piel se erizara. Definitivamente lo extrañaría, pero era lo mejor.

Dejo un último libro sobre una caja, para después cargarla y salir de la oficina.

Cualquiera que lo mirara, podía pensar que él se sentia bien. Pero la realidad era otra, solo quería llorar hasta no poder más, pero su tiempo en New York estaba por terminar. En Canadá podría llorar todo lo que quisiera. Por el momento no.

––Nikolas, ¿Puedes asegurarte de que estos paquetes, llegues a esta dirección?–– Pregunto Joaquín entregándolo una nota.

––Claro...Pero...–– Dijo Nikolas viendo algo fijamente que estaba detrás de Joaquín.

––¿Pero que?–– Joaquín estuvo a punto de enojarse, hacía que volteo a ver que distraía a Nikolas. Llevándose la sorpresa de ver a Emilio caminando entre las oficinas intentando llegar a él. ––Emilio...–– Joaquín sentia como si estuviera viendo un fantasma. La respiración de Emilio se notaba agitada, lo cual confundió a Joaquín. ––¿Po-porque respiras así?––

––Porque vine corriendo–– Dije acercándose a Joaquín.

––¿Así? ¿Desde Alaska?–– Pregunta Joaquín intentando no correr a sus brazos y rogarle que lo ame aunque sea de mentira.

––Quiero hablar contigo––

––Si...Pero no ahora, salgo en el vuelo de las cinco doce, hacia Toronto, ¡Así! –Voltea a ver nuevamente a Nikolas y le entrega la caja. ––Necesito que salga a las––

––¡JOAQUIN DEJA DE HABLAR!–– Grita Emilio enojado. Hace que Joaquín pare de hablar y lo voltea a ver asustado. ––Solo necesito un segundo––

––Aja, ¿Qué?––

––Hace tres días, te odiaba...Enserio, soñaba con que te golpeara un auto–– Joaquín frunció su ceño. ––Después tuvimos nuestra pequeña aventura en Alaska, y todo cambio, todo cambio cuando te bese...Siempre habia soñado con besarte, con tomar tu mano, con amarte, pero tú me ponías las cosas difíciles simulando ser el gran tirano del lugar, por eso descarte la idea de estar a tu lado. Pero ahora...me doy cuenta que esa idea jamás se fue...Y no fue bien que me di cuenta, de que al hombre que amo está a punto de ser deportado––

Joaquín abrió sus ojos completamente. ¿Enserio Emilio lo habia dicho? ¿Lo habia llamado su hombre...su hombre que amaba?

––Joaquín...Cásate conmigo, porque quiero estar contigo–– Joaquín sonrió, pero luego comenzo a negar con la cabeza.

––Créeme, tu no quieres esto, no quieres estar conmigo––

––Si quiero––

––Siempre he estado solo Emilio, no sé cómo es estar con alguien, así que sería más sencillo si solo...olvidamos lo que paso–– Emilio agacha su cabeza.

––Así es...sería más sencillo–– Se acerca a Joaquín, quedando a centímetros de distancia. ––Pero a mí no me gusta lo sencillo, como a ti no te gusta lo gentil––Joaquín se sonrojo al entender lo que quería decir Emilio con eso último.

––Tengo miedo–– Susurro Joaquín, con lágrimas en sus ojos.

––Igual que yo––

Emilio tomo entre sus manos la cara de Joaquín, uniendo sus labios con los suyos. Solo no se habían besado por 39 horas, y ya lo sentían una eternidad. Habia risitas entre el beso, pues se sentían felices de poder estar al fin juntos. Joaquín se separó y unió su frente con la de Emilio.

––Acepto––

Emilio sonrió y comenzo a besarlo nuevamente. Los gritos y aplausos eran incontrolables, tal parecía que todos en la oficina estaban encargados de ver lo que pasaba entre este par de tortolos.

¿Cómo era posible que jamás se habían dicho realmente lo que sentían? Tres años guardando sus sentimientos, y ahora...no se podían imaginar una vida sin el otro. Y todo gracias a:

La Propuesta.

-FIN-

LA PROPUESTA [EMILIACO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora