14. El hogar está donde se encuentra tu corazón.

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MoBei-Jun al verse amenazado, extendió sus brazos frente a Shen Yuan, escudándolo mientras exhalaba un amenazante aliento helado que se extendía alrededor de ellos y buscaba camino hacia los distintos guardias de seguridad que los estudiaban y llamaban a más unidades para que estén alertas.

Habían tipos grandes, destinados a detener con fuerza bruta a revoltosos pero definitivamente no eran rivales para el demonio, ni ninguno de los protagonistas.

—¡Manos arriba!—gritó el que parecía ser el jefe del escuadrón y Shen Yuan nunca había levando sus manos con tanta rapidez en su vida (Ni siquiera en la disco cuando el DJ preguntaba por las solteras). En cambio, como era de esperarse MoBei-Jun no movió un músculo.

—Yo no recibo órdenes de ustedes—un vaho salió del interior de la boca del demonio de hielo cuando respondió y se escuchó otro chillido agudo proveniente del hermano avión.

Shen Yuan escuchó cuando por comando el escuadrón cargó sus armas y se preparó para lo peor. De repente algo que pareció una fuerte ráfaga de viento barrió con al menos venticinco personas que volaron hacia atrás, quedando confundidas y asustadas y fue entonces, cuando todo se descontroló. Gritos, llamados de auxilio y personas corrían por todos lados.

—Ya estoy cansado de todos ustedes, sus artefactos extraños y su lenguaje difícil de entender—la voz de Luo Binghe resonó como si rugiera y a Shen Yuan se le cayó el corazón a los pies.

—¡No actúes sin pensar, Binghe!—grito éste pero su voz no era como la recordaba cuando decía aquellas palabras. Acalló estando completamente consciente de que Luo no lo iba a reconocer como su Shizun. Saber aquella realidad no amortiguó para nada la horrible sensación que le provocó la mirada oscura y llena rechazo que le propició el mitad demonio.

—Un escuálido como tú no tiene derecho a dirigirse a mí. Yo soy el Señor Luo, el más fuerte de ambos reinos...

—¡Y yo soy el poderosísimo Patriarca de Yiling!—exclamó Wei Ying, quién acababa de llegar, ajustando su cinturón de forma descarada.

—¡Maldito Wei Wuxian! ¿Por qué no te vas y regresas en unos momentos?—el mitad demonio gruñó frustrado, dirigiéndose al recién llegado.

—¿Eh? Pensé que nos estábamos presentando —Wei Ying fingió terriblemente que no había sido su intención robar protagonismo.

—¡Manos sobre sus cabezas!—exclamó el jefe del escuadrón una vez más.-Si no obedecen abriremos fuego.

—¡Por todo lo sagrado, hagan lo que se les pide una vez en su maldita existencia!—Shen Yuan les advirtió con la voz más firme que pudo sacar mientras tenía sus manos sobre su cabeza. MoBei-Jun se había puesto de pie firmemente frente a él, apretaba protectoramente el bulto tembloroso que se formaba a la izquierda de su cuerpo. Ese era el lugar donde el escritor se había echo un ovillo.

Luo Binghe puso obstinadamente sus brazos sobre su pecho y Wei Ying alzó un ceja, volteando para dirigirse al segundo jade que hasta ahora estudiaba todo lo que sucedía con una leve expresión de confusión en sus facciones.
—Hanguang-jun, esas personas dicen que abrirán fuego. ¿Cómo se supone que abrimos el fuego?

Dos disparos sonaron y se escucharon más gritos cuando el jade había desviado las balas rápidamente con su espada, Bichen, que despidió chispas y se ensució un poco, casi dentándose. Wei Ying había perdido su sonrisa socarrona, ya que no esperaba tal fuerza de las armas de éste mundo.

Había sido un guardia de seguridad que estaba tan nervioso que presionó el gatillo.

Hua Cheng que se había percatado de que algo sucedía, apareció justo atrás del jefe del escuadrón y con tranquilidad tocó su hombro, ofreciéndole una sonrisa cuando éste con expresión asustada volteó. —No hay necesidad de formar un alboroto, joven maestro, si nos permite procederemos a retirarnos y nadie tiene que salir herido.

Hasta que "El Sistema" nos separe. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora