05 Los que están a cargo.

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Lo supieron cuando Shen Qingqiu y Xie Lian se las arreglaron para sacar dos camas de la gran habitación y de ese modo terminarían separados de sus parejas. Parecía una huelga pacífica pero eran simplemente las acciones pasivo-agresivas las que estaban torturando a Luo Binghe y a Hua Cheng.

Un putazo dolía menos.

Ambos se veían desesperanzados, sin poder hacer nada para cambiar las cosas, de pie al lado de la puerta de la habitación. Parecían dos recipientes vacíos, olvidados.

Desde cierto punto de vista, era como una discusión de casados donde el esposo se veía obligado a dormir en el sofá porque había hecho enojar a su esposa.

Lan WangJi observaba lo que sucedía muy cerca de Wei Wuxian. Ambos estaban en un punto medio. El enojo que había tenido Wei Ying anteriormente se disipó muy rápido, y es que sería un pecado enojarse con el callado jade simplemente por ser una persona extremadamente correcta.

—Wei Ying...

—Es inevitable, nos vamos a tener que separar, Lan Zhan. Así son las cosas—Wei Wuxian habló con gravedad, solo para molestarle un poco, pero miró esas piscinas de ambar que podían ser frías y cálidas al mismo tiempo y no pudo evitar sucumbir un poco ante su encanto, así que explicó la situación utilizando una voz baja para no ser escuchado por todos—Yo no estoy enojado contigo... pero lo mejor realmente es que te quedes con ellos. Sólo será un tiempito.

Lan WangJi asintió, cediendo a lo que fuera que le pidiese el azabache, muy a su pesar. —Mhn.

—A ver si aprenden a comportarse tomando el ejemplo del educado y siempre correcto Lan Er-Gege —Wei Wuxian se puso de puntillas para darle un beso, lo cual fue suficiente para llenar la barra de voluntad del segundo jade.

Tendría que estar con los demás y separarse de Wei Ying por el bien común de todos, o por lo menos esa era la lógica.

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Transcurrió un día y medio, el reloj en cuenta regresiva no se detenía y la división era más que evidente.

Luo no estaba de humor y no cocinó para nadie en esos días pero no hubo mucho revuelo por eso. Entre Shang Qinghua, Shen Qingqiu y Wei Wuxian hicieron la comida para ellos mismos gran parte del tiempo. Xie Lian fue exiliado de la cocina por tener un gran talento para cocinar platos imposibles de comer sin que la vida de alguien peligre.

Hua Cheng estaría dispuesto a comerla, por su puesto, sin embargo, su Gege no le ofreció.

Hanguang-jun hizo una sopa verde que no le resultó muy apetitosa a nadie. Los otros declinaron el ofrecimiento amablemente pero quién realmente sorprendió fue el demonio de Mobei con unos esquistos fideos. Tan buenos, que tuvo que hacer más para los hasta entonces poco hambrientos Luo y Hua. Incluso Shang Qinghua buscó la manera de robar un poco de las sobras.

Luego de la cena, se podían escuchar las risas en la habitación principal. Se habían animado algo los chicos gracias a Wei Ying, que había tomado el papel de anfitrión y decidió que era buena idea beber para "olvidar las penas".

Una nube negra cayó sobre la cabeza de Luo Binghe, mientras estaba sentado en el sillón de la sala, donde se habían acomodado para dormir todos los "Gong". Siempre le volvía loco que el Shizun riera con alguien más. Sabía que estaba mal, sin embargo no podía evitar aquel sentimiento corrosivo.

Hua Cheng suspiró. Había tenido tiempo para reflexionar sobre su comportamiento pero no podía simplemente ser amable con todo el mundo, cuando casi nadie había sido bueno con él desde pequeño.—No me digas que vas a llorar otra vez, Luo Binghe. ¿No te deshidratas nunca?

Hasta que "El Sistema" nos separe. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora