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Extra.
(no hay porqué, solo pintó)

Caminaron un poco más, y llegaron al vecindario de ambos jóvenes, avanzando unos cuantos pasos más, para poder dar con la casa de la femenina.

— Llegamos — Anunció el pelirrojo.

— Gracias por acompañarme, y por... Traerme hasta aquí — Sonrió ligeramente, sin necesidad de mostrar los dientes.

— No hay de que, al fin y al cabo, yo vivo en la casa de adelante — Reiteró.

Ella asintió, concluyendo la conversación, y cuando tomó la perilla para poder ingresar, sintió un casto beso en su mejilla.
Volteó rápidamente, sonrojada de la cabeza a los pies, pero lo único que distinguió, fue una mancha correr hacia la vereda de enfrente.

Se apresuró a entrar, y cerró la puerta detrás suyo, recostandose sobre la madera.

— ¿É-el, me... Besó? — Pronunció, con los ojos abiertos de par en par.

El corazón le latía a más no poder, pero no estaba del todo segura, puesto que sus cinco sentidos no estaban ejerciendo bien sus funciones el día de hoy.

Sacudió la cabeza, y fue a las escaleras.
Una vez en su dormitorio, se tiró sobre la cama, y abrazó fuertemente su almohada.

— Bueno, al menos no me fue tan mal como había pensado — Susurró.

Soltó un suspiro, y se levantó a limpiar sus lentes, pues sentía la vista cansada por intentar forzarla a ver mejor.

— ¡¿Por qué cambiaste la contraseña de la cuenta en netflix?! — Acusó Soobin, entrando repentinamente a la habitación de su hermana.

— Mamá me dijo que lo haga, ahora sal de aquí, mocoso — Exigió, volviendo a lo que estaba haciendo.

— ¡Mamá, NaYeon cambió la contraseña de netflix! — Exclamó el menor.

— Yah, cállate — Protestó Im, tirándole el almohadón que tenía a un costado.

— ¡Hey! — Pronunció molesto el más alto.

Éste la miró enojado, y le regresó el golpe con más fuerza, haciendo que la mayor choqué contra el mueble delante suyo, y sin querer, deje caer sus lentes, los cuales acabaron en el suelo.

— Eres una rata muerta — Sentenció al ver los vidrios rotos.

Puede que no vea nada, pero eso no le impidió perseguir a su hermano por toda la casa, hasta que logró acorralarlo en su cuarto, en donde comenzó a golpearlo repetidas veces.

— ¿Pero que está pasando aquí? — Oyeron la voz de su padre llegar con ellos.

— ¡Soobin rompió mis anteojos!

— ¡No es cierto!

— ¡Si lo es, mosca!

— ¡Que no-

— Yah, calmense — Detuvo el adulto — Soobin, disculpate con tu hermana.

— Pero yo-

— Hazlo — Insistió firme.

El de cabello celeste rodó los ojos — Esta bien, lo siento — Musito entre dientes.

— Tus disculpas no me sirven de nada, tengo que hacer mis tareas y no tengo mis anteojos — Replicó, mirándolo notoriamente molesta.

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Nimin_36

Pepero Day ¬ NaKook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora