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A lo largo del tiempo, me han enseñado que nuevas amistades significan nuevos caminos y nuevas aventuras, ¿pero, las aventuras donde quedan?

Cambiarse de país nunca ha sido una cosa sencilla, que digamos.
Cuando te mudas, todos prometen contactar contigo, enviarte cartas y que pase lo que pase estar ahí siempre, pero al final y con el paso del tiempo, todo eso queda en el olvido y no quedan mas que personas ahora desconocidas pero con memorias compartidas.
Desde el fallecimiento de mi padre, cada día me reunía personalmente con la soledad, haciendome uno con el silencio. Además, nunca tuve a alguien que realmente pudiera llamar mío, pues el amor nunca me dió un hogar estable, el amor me dejó solo.

-Langa, mi nombre es Langa.

Las miradas de los demás alumnos estaban fijas en mí haciendo que mi sangre corriera rápidamente por mis venas acelerando mi pulso.

Recorrí la sala en busca de algún punto de confort, hasta que mis pupilas conectaron con otras ajenas, unas de un chico pelirrojo. La bandana azul de su frente hacía juego con el color de su cabello, en él habia encontrado algo que no captaba en los demás, o quizás solo éra mi imaginación.
El chico estaba concentrado en su cuaderno, no podía observar detalladamemte a lo lejos lo que dibujaba o escribía, pero parecía interesarle y entusiasmarle bastante.

Me senté en el unico sitio vacío que habia en el aula, junto al pelirrojo, y un débil movimiento hizo que el lápiz que estaba sosteniendo en mis dedos rodara hacia el suelo.

-Ten, me llamo Reki, nos llevaremos bien.

Me devolvió el lápiz y una extensa sonrisa se formó en su cara, era la sonrisa mas bonita que había presenciado nunca.
Entonces el timbre sonó, mas rápido de lo que me hubiera gustado admitir. Ví como todos abandonaban la clase, dejandome a mí solo, como siempre.

Menos él, él no se habia ido.

-¿Quieres venir conmigo a la azotea? Normalmente voy allí a pasar el rato, es un lugar bonito.

¿Cuanto hacía desde la última vez que me juntaba con alguien? Mi cuerpo ya no sentía esas ganas de salir a la calle, y yo lo sabía

-Claro, iré.

No mentía, era un lugar hermoso.

Desde allí arriba podias ver con claridad la belleza de la ciudad, los gorriones cantando armonizados y los destellos de luz reflejandose en los coches, ahora entiendo por qué le gusta tanto venir aquí.
Reki es una persona extrovertida y soñadora, la replica de lo que yo una vez fuí.

-¿Sabes? Yo llevo usando esta dichosa tabla desde que era muy pequeño, me he desgastado las manos muchas veces.

Su risa era una melodía inexplicable.

-Yo solía hacer snowboard, hasta que mi padre nos dejó, nada es lo mismo sin él.

-Entonces, encuentra en el skate aquello que una vez encontraste en el snowboard. Haz que el skate devuelva al antiguo Langa, si eso es lo que quieres.

No sabia que las palabras de alguien podian significar tanto, "encuentra en el skate aquello que una vez encontraste en el snowboard" . Sus palabras ahora estaban clavadas en mi memoria, podría perder la cuenta de los días que hacía desde que alguien me hace sonreír.

-Supongo, pero ¿de donde saco el skate? nunca he usado uno.

-Eso no es problema, déjamelo a mí y esta tarde tendré listo tu skate, solo pásate por mi casa.

Y así hice, me dirigí a pasos cortos hacia su casa, la cual no estaba tan lejos de la mía. Afuera de la casa había dos niñas pequeñas jugando con un avión de papel y otra mayor vigilandolas. Tenian un extraño parecido a Reki, probablemente eran sus hermanas.

-¿Tu eres Langa verdad? Reki ya nos ha hablado de que ibas a llegar, pasa, está en el garaje.

La mayor habló, la euforia de su cuerpo al verme hizo que sus coletas se balancearan.

Saludé de vuelta y asentí, para despues seguir a la chica que me guió medio camino hacia el garaje. Era una casa agradable, con ciertos toques que la hacían acogedora.
Ahora estaba enfrente de una puerta metalica entreabierta, que desprendía una potente luz de su interior. Se oían sonidos chirriantes desde afuera, cualquiera que viniera pensaría que están matando a alguien.

-¡Langa!

La voz de Reki retumbó en mis tímpanos, éra una voz reconfortante.

Sonreí, extrañamente sonreí, y seguí el movimiento de manos del pelirrojo que me indicaban que me adentrase al garaje. Este estaba lleno de herramientas y de planos extraños. Había posters y pegatinas por las paredes, una gran variedad de piezas de patínes estaban distribuidas en cajas, y entonces un skate captó mi atención.

-¿Ese de ahí no lo usas?

Pregunté por el que mis pupilas estaban fijas. Éra una tabla azul celeste con toques blancos.

-¿Te ha llamado la atención? Ese fué mi primer skate, y para ser sincero creo que está embrujado o algo así, no había día que no me cayese usándolo.

-¿Puedo usarlo?

-¿Estás seguro? Aunque por mi no hay problema, cógelo.

Me limité a asentir y a sonreír levemente. Éra una tabla larga, pero de medida mas pequeña que las de snowboard.

Y entonces lo sentí. Sentí de nuevo ese sentimiento de adrenalina cuando me subí a la tabla, era como la primera vez que me deslicé sobre la nieve, pero ahora sin la compañía de antaño.
Nunca pensé que pasar tiempo junto a alguien fuera tan agradable, estar con Reki me hacía darme cuenta de que realmente he estado muy solo todos estos años, solo he tenido la presencia de mi madre a mi lado.

El atardecer desde el parque se podía observar perfectamente, se veía mas bonito que en mi país. A lo lejos se presenciaban a las aves volando en compás, y a inaudibles personas que caminaban por las aceras.

-Aprendes muy rápido, a mi me costó mucho saber ir encima, y tu apenas te has hecho dos rasguños y ya pareces todo un profesional- rió

-Hay cosas que se asemejan al snowboard y lo facilita, pero espero que puedas seguir enseñandome, Reki.

-¡Woah, por supesto! Pero, ¿se puede saber por qué has querido usar este skate y no otro? Es decir, podría hacerte uno mejor.

Una risa inevitable salió de mis adentros, y esta vez no iba a contenerla. Alcancé a ver de reojo como Reki posaba una sonrisa en sus labios y sus pupilas se dilataban, era la primera vez que me oía reír.

-Quizás algún día te lo diga.

El de la bandana refunfuñó y se levantó para perseguirme, ante el gesto me levanté de mi lugar y comencé a correr mientras ahora nuestras risas se compaginaban.

¿Donde habías estado todo este tiempo, Reki?

endless nights | langa & reki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora