Amelia siempre ha tenido que vivir de un lado a otro.
Ser huérfana no es fácil y menos, cuando te terminan cambiando por alguien más joven. Lo que hace que aparente ser una chica fría y dura, aunque, cuando la conoces es la chica más dulce.
Ella ju...
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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐗 | 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐋𝐌𝐎𝐒𝐓 𝐊𝐈𝐒𝐒
Amelia Rhee.
De verdad tenía un serio problema con las personas que desaparecían siempre que habían problemas, ¿porque hacen eso?
Hershel no estaba.
¿Saben? En mi caso nunca tuve alguna oportunidad de huir debido a que mis problemas la gran mayoría de veces son más grandes que yo.
—Buenos días...— saludo Mara a lado de mi— ¿Es muy tarde o así despiertan cuando hay problemas?— pregunto mientras tallaba un poco sus ojos para despertar.
—Buenos días...— salude.— No creo que sea tarde, de otra manera nos hubieran venido a despertar. Pero, creo que reconozco los gritos...— explique mientras ella tambaleaba un poco en su lugar y seguía limpiando sus ojos, Mara me parecía tan linda en la mañana.
—¿Y quienes son?— pregunto.
—Existen dos opciones: puede que sean mis papás y en un rato pase. O puede que sean Lori y Shane o Lori y Rick... Es difícil saber, por eso no tengo pareja, existen tantos conflictos.
—Ahí fueron tres opciones.— aclaro.— No siempre hay conflictos, solo que tú eres muy miedosa para dejar que alguien te ame.
No iba a negarlo, era muy miedosa para dejar que alguien me ame y yo misma amar a alguien. Nunca ha sido fácil, sobre todo con las personas que no confío.
Me costo demasiado confiar en Mara, nunca confie en Jacob pero venía en el paquete incluido con ella así que no había opción.
—Deberíamos salir a ver que pasa. Ya me quedé sin mi bendito sueño, no me quedaré sin mi bendito chisme— hablo Mara levantándose de su cama y saliendo de la casa de campaña.
Los gritos habían parado, Mar me miró y sabía lo que significaba. Mis padres eran los que estaban peleando, hermosa manera de comenzar el día, caballeros.
Salí de la casa de campaña al ver que sale me miraron y luego se miraron entre sí. ¿Ahora cual es el problema? Ellos de verdad pareciera que no pude haber algún día de la semana sin una sola pelea.
Camine directo a la casa justo como mi mamá hacía y una vez que estuvo a un lado de mi, ninguna hablo. Continuamos el camino, pero a la mitad decidí romper el hielo, no sabía si era buena idea, pero aún así lo hice.
—¿Esta todo bien?— pregunté de manera más calmada. No quería que ella se enojada más. Se detuvo, me miro y después me dio una sonrisa.
