Mecí mis pies de adelante hacia atrás en la camilla mientras miraba a Katsuki moverse de un lado para el otro en la habitación que me había acogido en sus paredes por dos días. Hoy, al ser el tercer día aquí, me daban el alta para ir a casa, luego de hacerme las radiografías y otros tipos de exámenes más complejos decidieron dejarme ir para comenzar con mi proceso de recuperación desde un lugar más cómodo.
Luego de esto, me di cuenta de que todo lo que me habían dicho era cierto, la Liga de Villanos me tuvo secuestrado por un año haciendo quién sabe qué cosas conmigo, un año pensando que me encontraba seguro, ahora me doy cuenta de que tenía suerte de estar vivo.
La explosión de esa vez fue planeada por héroes y dentro del grupo que estaba a cargo de esa misión se encontraban mis compañeros de la UA, tales como Katsuki-kun, Kirishima-kun y Kaminari, quien me dijo que lo llamara Denki porque el último tiempo que pasamos juntos nos hicimos cercanos y ya nos llamábamos por nuestro nombre de pila, me costó asimilarlo un poco, pero acepté luego de decirle que era libre de llamarme Izuku también, algo que parecía haberle aliviado, llamarme Midoriya ahora le sabía extraño.
Los demás participes de la misión eran compañeros de clase y amigos míos, aunque aún no se me había permitido ver a nadie más durante mi estadía en el hospital para no sobrecargar a mi cerebro con información, me parecía razonable en cierto sentido, además no tenía ganas de lidiar con el temperamento de Katsuki cuando se ponía en plan sobreprotector, entendía que no quería que volviera a desaparecer, pero dejar la puerta abierta del baño cuando tenía que ir era un poco excesivo.
—Oye, Deku, ya nos vamos, ¿o piensas quedarte aquí otro día más? —sacudí la cabeza como si así disipara mis pensamientos aleatorios y seguí a Katsuki-kun por los pasillos del hospital para llegar a la sala de espera donde podía ver la salida hacia el exterior.
La ciudad donde vivía.
Pude ver a Denki y Kirishima-kun sentados con ropas de civiles en la cafetería que tenía una pared de cristal separándola de la sala de espera del hospital, estaba casi vacío y parecían más disfrutar de su conversación que tomar de la taza que cada uno tenía enfrente. Katsuki en cuanto los vio siseó con fuerza encaminándose hacia allí mientras acomodaba un pequeño bolso con las pocas pertenencias que lograron rescatar del ataque a la clínica, entre ellas, mis libretas, algunos libros que consideraba importantes y un par de camisetas que le habían quedado pequeñas a Katsuki, ambas eran negras y seguían siendo algo grandes para mí, pero eso estaría bien por ahora.
Antes de que se dieran cuenta pude notar como Kirishima acariciaba suavemente la mano de Denki, su mano derecha que hasta ahora me daba cuenta de que poseía un anillo delgado con un detalle de rayo color rojo, el rojo era resplandeciente, por eso pude notarlo a la distancia en que me encontraba, solo pude observar que era dorado para cuando nos miraron y separaron sus manos tan rápido que casi pensé que lo había imaginado.
—Extras, ya nos largamos, terminen su café ahora o me iré a mi casa con Deku —se ajustó mejor mi bolso cuando enderezó su figura—, y no piensen que les abriré la puta puerta. —Denki rió.
—Ay, eres un gruñoncito, Katsuki, además no vinimos para acompañarte a ti —lo miró con burla mientras se acercaba y pasaba un brazo por mis hombros—. ¡Vinimos para acompañar a Izuku! Tememos por él, pobre e indefenso al cuidado de un grosero como tú. —ese comentario no pareció hacerle gracia al nombrado porque apretó sus puños con una sonrisa zorruna en los labios.
—Denki bastardo, ¿acaso quieres que de una maldita explosión te deje peor que cuando haces cortocircuito? —se acercó con claras intensiones malignas, pero su amigo supo predecir su siguiente movimiento tan bien que ni siquiera logró rozarlo, se rió.
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Kenbōshō || KatsuDeku ||
FanfictionLa única cosa que Izuku tenía claro es que un día despertó en un cuarto oscuro, encadenado y sin recordar tan siquiera su nombre. Luego de un año lleno de estudios sobre su memoria en un lugar que se hizo su hogar, hubo un ataque repentino que amena...