—¿Vas a llamar de vez en cuando? —asentí frenéticamente ante lo dicho por mi mamá mientras me metía en el taxi que había llamado Kacchan para nosotros.
Era tarde, incluso, ya no había luz en el cielo que iluminara el día. Eran alrededor de las nueve de la noche, habíamos estado conversando amenamente entre todos, me contaron algunas anécdotas que teníamos tanto Katsuki como yo y en medio de eso algún par de recuerdos demasiado lúcidos se almacenaron en mi memoria, eran de cuando éramos unos niños, un par de mí escondido detrás de un árbol mientras lo observaba jugar con los demás.
Quizás mi interés por él fue desde ese momento.
Mis mejillas se habían teñido de rojo en esa ocasión cuando logré divisar al chico rubio con ojos color sangre correr y reír junto a los demás, demostrando sus natas habilidades de liderazgo y encanto, habilidades que hasta hoy en día me mantenían junto a él como también hacían latir mi corazón a mil por hora.
—¿Deku? ¿te duele otra vez? —esos mismos orbes de antes podía verlos ahora, pero la diferencia era que esta vez me miraban a mí y había preocupación en ellos, claramente, estaba preocupado de que volviera a vivir otro episodio de ansiedad o tener un recuerdo que llegara a afectarme de alguna forma física y/o psicológica, por lo que negué rápido mientras una ligera sonrisa se presentaba en mi boca.
—Solo un par de recuerdos, Kacchan. —su expresión se calmó un poco, pero podía notar como no se acostumbraba al nuevo apodo aún, a pesar de que comenzaba a recordar que lo decía demasiado.
—No te sobre esfuerces demasiado. —sus ojos no se apartaron de mí hasta que se sentó en los asientos traseros del taxi dejando la puerta abierta para mí.
Sonreí dándole un último abrazo a mamá.
—Cuida de Katsuki-kun, Izuku. —me separé un poco.
—Mamá creí que sabías que Kacchan cuida mejor de mí que yo de él. —ella sonrió.
—Estoy segura de que sabes a lo que me refiero. —fruncí un poco el ceño ante su rostro lleno de determinación y me subí al auto que nos llevaría de regreso a la casa que compartía con Katsuki.
¿Sé a lo que se refiere?
Es probable que estuviera apelando a que recuperaría mis memorias de a poco, ahora que había escuchado la forma en que le solía decir al chico a mi lado los recuerdos se iban reuniendo lentamente en mi cabeza, pero apenas y lograba recuperar los momentos de cuando era un niño, mirando a Kacchan desde un árbol lejano.
Me parecía que quizá las palabras o cosas significativas que solía tener lograban hacer de llaves, abrían las puertas que tenían de prisioneros a mis recuerdos, quizá solo necesitaba escuchar ciertas cosas que me hayan importado lo suficiente, eso podía preguntárselo a Kacchan.
Éramos amigos desde hace mucho, tal vez, ya teníamos el título de mejores amigos, es posible que él supiera cosas relevantes sobre mí, lo único que tenía que hacer era preguntarle.
💥💥💥
—No. —hice un puchero ante la negativa cargada en su voz, a pesar de que la palabra ya era lo suficientemente fuerte.
Katsuki lo hacía sonar más potente.
—¿Por qué no? —entornó sus ojos.
—Porque ya fue malditamente suficiente por hoy, Deku. ¿Quieres morir? Ya te dije que dejes de acelerar tanto, maldición, ¿cuál es tu puta prisa? —se movía por la cocina preparando la cena debido a que nos fuimos sin ella, tal vez, su madre volvió a prohibirle el picante y decidió prepararse él mismo algo que complaciera a su paladar.
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Kenbōshō || KatsuDeku ||
أدب الهواةLa única cosa que Izuku tenía claro es que un día despertó en un cuarto oscuro, encadenado y sin recordar tan siquiera su nombre. Luego de un año lleno de estudios sobre su memoria en un lugar que se hizo su hogar, hubo un ataque repentino que amena...