Llamada

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Terminando de recoger las cosas de su pupitre, Jisung se colgó la mochila a uno de sus hombros, y salió, bostezando hacia el pasillo. Allí estaba ya Jeongin recostado al alféizar de la ventana y al verlo, se dirigió hacia él; una expresión somnolienta enmarcando su semblante.

-Hannie, ¿estás bien? -le preguntó con sólo verle, analizando con cuidado sus facciones, y viéndose más preocupado de lo que se ajustaba a la situación actual. Jisung soltó otro bostezo sin decir una palabra, tapándose la boca con el dorso de su mano, antes de adelantarse a Jeongin a través de los pasillos del instituto. Tenía hambre, sueño, y malestar luego de una monótona clase de química; lo último que necesitaba para esa mañana era tener a su mejor amigo preocupándose por él. -Vi que te quedaste dormido en química y ahora andas que pareces un zombie. Mira esas ojeras, Hannie, ¿puedo saber qué andabas haciendo anoche?

¿Anoche? Nada en especial. Follar con uno de nuestros mejores amigos hasta las cinco de la mañana, lo de siempre, ¿no te jode?

-Ah, es mi familia -dijo en cambio -. Hicieron una cena con unos parientes nuestros en casa, y entre comida y tragos, terminaron más tarde de lo que debieron.

Si había algo que Jisung había desarrollado a lo largo de estos últimos dos años follando a escondidas con Minho, era la habilidad de mentir de la forma más natural y razonablemente creíble que podía. Normalmente se veía en la "penosa" situación de tener que decirle, tanto a sus padres, como a sus amigos, lo primero que se le venía a la cabeza para encubrir las horas de la noche -o del día, en el caso de los fines de semana- que se pasaba en ese departamento que había alquilado, follando con Minho.

Aunque bien, tampoco se requería de demasiada habilidad para mentir, si se quería engañar a Jeongin. Su amigo era, probablemente, la persona más inocente e ingenua que Jisung había conocido alguna vez en su vida. Era fácil convencerlo de algo cuando lo necesitaba.

-¿Qué hora es? -preguntó Jisung luego de algunos segundos, volviéndose hacia su derecha, viendo a Jeongin caminar a su lado, con los ojos fundidos en su móvil.

Su amigo miró el reloj en la pantalla principal antes de contestar -. Las doce y media. Debemos apresurarnos si queremos alcanzar puestos en el comedor.

-Nah, no lo creo. -Jisung se encogió de hombros; su mano izquierda agitándose un poco en un aire despreocupado -. Los chicos ya deben estar almorzando. De seguro ellos reservaron dos sillas para nosotros.

Y con "los chicos" se refería a Minho, Hyunjin, Chan, y Seungmin. Ellos seis eran algo así como los compis inseparables del instituto. Básicamente se la pasaban juntos desde la entrada, hasta la salida de la escuela; a veces hasta más, si decidían reunirse en casa de Jisung a estudiar para algún examen o cualquier parcial.

No estaban todos en el mismo año, claro está. Hyunjin era el menor, cursaba el primer año; Seungmin iba en segundo(repitió un año), y Jisung, Minho, Jeongin y Chan estaban en tercero, a unos meses de graduarse e iniciar en la universidad. Jisung y Jeongin eran algo así como mejores amigos; desde el primer año habían tenido la suerte de caer en el mismo salón de clases todos los cursos, y eso los había vuelto... inseparables, por así decirlo.

Llegaron al comedor y compraron el menú del día, que, gracias al cielo, no estaba tan deprimente como la mayoría de las veces.

Ambos, casi al mismo tiempo, pudieron percibir las inconfundibles carcajadas de Seungmin desde el otro lado de la cafetería. Volviéndose hacia la dirección de donde provenía el escandaloso sonido, pudieron divisar la mesa donde estaban sentados sus cuatro amigos; con dos puestos libres junto a la ventana.

-¡Eh, chicos! -Chan había sido el primero en verlos, y con un para nada discreto chiquillo, se dispuso a agitar ambas manos en alto para llamar su atención -. Vengan, reservamos puesto para ustedes.

more than sex - minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora