Cita | parte uno

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Minho llegó a su casa esa noche con la cabeza hecha una mierda. Para su suerte, a las once de la noche, la hora a la que había regresado del departamento, sus padres estaban durmiendo apaciblemente y no tuvo que escuchar ningún sermón acerca de lo tarde que había vuelto a casa. No estaba de humor para eso, sinceramente. En seguida estuvo en su cuarto, se aseguró de cerrar correctamente la puerta y finalmente tirarse sobre el suave colchón de su cama. Tenía... varias cosas en las que pensar esa noche.

En primer lugar: ¿Qué demonios le pasaba últimamente? Aquella "invitación" -o más bien orden- que le había ofrecido a Jisung para el día siguiente, ¿a qué había venido? Y ¿qué planeaba con eso? ¿Una cita?

—Mañana es sábado. Vístete bien y procura estar listo a la una y media de la tarde con algo de ropa decente. Pasaré a recogerte a tu casa. No aceptaré un no por respuesta.

Conociendo lo afectivo que era Jisung-y nótese el sarcasmo- Minho sabía que cualquier cosa meramente cercana a lo que se conocía como Romance, estaría mal para él. Entonces, se preguntaba nuevamente, ¿qué planeaba con esa invitación? No tenía si quiera una idea de a dónde llevarle, o qué demonios podrían hacer. Su relación de amistad se había visto afectada por esos dos años que se habían mantenido follando a cambio de dinero. Cuando se comportaban como amigos, era en frente de los cuatro chicos, para formar el teatrito de Best Friends Forever, sin que los demás se diesen cuenta de la relación a escondidas que mantenían. Entonces, si de lo que había entre Minho y Jisung no quedaba si quiera la amistad, ¿de qué demonios hablarían en una cita? Si es que a aquello se le podía llamar cita. 

Su cabeza, para variar, no había estado funcionando bien esa noche. Aunque, la verdad, no había estado funcionando bien durante toda la semana. Al Minho de hacía al menos un año, en su sano juicio, nunca se le hubiese ocurrido expresar sus sentimientos tan libremente hacia Jisung, como lo había estado haciendo en los últimos días.

«—Me gustas, Hannie»

Esas mismas palabras se las había estado guardando y guardando para sí mismo durante aquellos dos largos años, esperando que algún día fuese el momento correcto para decírselas a Jisung. Pero nunca lo había hecho, porque estaba Felix, y estaba esa obstinación de Jisung a prohibirle a Minho cualquier tipo de aproximación romántica entre ellos dos. En esa época de "puto y cliente" hubiese sido un verdadero problema decirle a Jisung que gustaba de él. Porque en esa época, si incluso un beso estaba mal, con una confesión de amor hubiese terminado con el culo en la calle en una cuarta de segundo.

Y sin embargo, así de la nada, hacía menos de siete días se había atrevido a decírselo a Jisung, tan espontáneamente que parecía poco creíble. Se había confesado a Jisung. No exactamente con un "te amo", pero se sobreentendía lo que había querido decir. La primera vez que lo dijo, estuvo a punto de arrepentirse de lo que le había soltado. Jisung se hubiera desecho de él, porque aunque ahora pudieran besarse, seguían siendo un par de folla-amigos, y los folla-amigos no se gustan. Eso es una regla. 

Lo más desconcertante de todo fue la reacción de Jisung: estaba como... ¿avergonzado? Minho no lo sabía, pero la forma en que el corazón del menor se aceleró mientras él mantenía besando esa zona de su pecho y sus mejillas ruborizandose hasta llegar a ser tierno, además de aquellos hermosos ojos abriéndose a más no poder por la sorpresa... era adictivo. Tan adictivo que Minho se vio obligado a repetirle la misma frase una y otra vez siempre que terminaban de follar, e incluso mientras follaban, sólo para poder ver su tierna reacción. 

—Me gustas, Hannie. Mucho, mucho.

Se veía a sí mismo diciéndolo tantas veces en aquella última semana que llegaba a ser desconcertante. Pero Jisung se seguía estremeciendo de la misma forma. Y Minho quería besar esos labios fruncidos en muestra de confusión. Y aquellas mejillas tornadas a un intenso color rojo. Y aquella frente sudada, arrugada mientras fruncía el ceño. Y lo hacía. Lo besaba tanto que temía llegar a parecer pegajoso. Pero de nuevo, Jisung le demostraba todo lo contrario, ronroneando como un gatito satisfecho y apoyándose gustoso en su tacto. 

more than sex - minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora