Mensaje

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Minho se despertó con pereza, soltando algún que otro jadeo ante el insoportable rayito de sol que se colaba por la rendija de la ventana y le daba directamente en los ojos. «Joder, ni dormir se puede ya»

Un momento... ¿En dónde estaba? Miró hacia arriba confuso, pestañeando repetidas veces ante la vista de un techo que, evidentemente no era el de su casa. Cuando estuvo un poco más consciente, bajó la mirada hasta el lado de la cama en donde se encontraba y pudo ver una cortina color negro, larga hasta el suelo, que le pareció extrañamante conocida. En serio, ¿dónde demonios estaba?

Se giró una vez más, pero esta vez hacia el lado derecho de la cama y se encontró con él.

Jisung.

Jisung durmiendo a su lado.

Miró fijamente sus largas pestañas negras, que podían notarse más al tener los ojos cerrados, y un extraño sentimiento cálido comenzó a recorrer todo el cuerpo de Minho, hasta hacerlo sonreír como un idiota. La forma inocente que tenía Jisung de dejar sus labios rojizos ligeramente entreabiertos para respirar al dormir. Y de cómo su pecho desnudo iba de arriba hacia abajo con cada susurrado ronquido, que en lugar de parecer repugnante, para Minho era más bien agradable y silencioso. Jisung era simplemente hermoso. Sus cabellos castaños caían sobre la almohada y algunos del flequillo le quedaban pegados a la frente. Los delgados brazos acurrucados contra su pecho, y alguna que otra vez soltando un murmullo entre sueños.

Minho suspiró aún sonriente y una de sus manos, casi por sí sola, se dirigió hasta la mejilla de Jisung para acariciarla dulcemente. Su piel era suave, y, por alguna razón, se sentía realmente desconcertante que Minho estuviera tan a gusto sólo de acariciar la mejilla de su amigo. Sin embargo, a gusto era justamente como se sentía, y de hecho, agradecía eternamente que Jisung estuviese tan profundamente dormido, porque, de no ser así, ya hubiera apartado a Minho de su lado. No es como que Jisung fuera la persona más cariñosa de este mundo.

Minho fijó sus ojos ahora en los rojizos labios de Jisung y paró en seco de acariciar su mejilla, para dejar su mano estática contra la piel de su amigo.

Repentinamente a Minho le dieron deseos de besar otra vez esos hermosos labios entreabiertos. Trató de ignorar el hecho de que su polla se estuviera ahora retorciendo debajo de las sábanas por ese simple pensamiento. Quería besarlo, joder. Quería besarlo otra vez.

Cómo la noche anterior, cuando habían tenido por primera vez lo que en buena ley se podría llamar «sexo». Con besos en los labios, mordiscos en el cuello, caricias y sí, sencillamente sexo.

Y resulta que, al menos en la cabeza de Minho, todo había funcionado así: tendría sexo con Jisung, «con besos y mordiscos incluidos» , y luego de eso, se le quitaría ese extraño enamoramiento que había comenzado a tener con él desde hacía más de un año. Porque era eso. De alguna forma se había terminado enamorando de Jisung, desde la época en que estaba con Felix. Se había dado cuenta de tener aquel «capricho amoroso» (como Minho solía llamarlo mentalmente), por lo molesto y jodidamente extraño que se sentía cada vez que Jisung y Felix se besaban frente a él, o se decían cosas románticas, o se daban caricias, o se tomaban de la mano o simplemente estaban juntos. Eso, desde cualquier ángulo de donde lo vieses, se le llamaba celos. Y si lo que había entre Jisung y Minho era tan sólo sexo sin compromiso, entonces tener celos no era exactamente correcto. De hecho, si lo que hubiera sentido Minho por Jisung fuera solamente atracción sexual, entonces le importara una mierda lo que Felix y Jisung hicieran frente a él esas cosas tan cursis que hacen las parejas. Y, por encima de todo, si aquello fuera tan sólo atracción sexual, a Minho no debería haberle hecho sentir tan bien que Jisung y Felix hubieran terminado.

Entonces sí era un enamoramiento. Un enamoramiento que, según los planes de Minho, debió de haber terminado con aquella noche de sexo «con besos y chupetones incluidos». Sin embargo, seguía ahí, tal vez hasta más fuerte.

more than sex - minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora