Ruptura

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La tensión en el auto era de hecho bastante difícil de ignorar. Jisung apretó los labios. Un ensordecedor silencio haciéndole retorcerse internamente. Mirando de reojo a Felix, sólo logró encontrar en él, en su ceño fruncido, y en sus manos apretadas en puños contra el volante, la misma expresión de frustración que había mantenido durante todo lo que iba de viaje.

Jisung pudo visualizar la calle donde vivía a unos considerables metros de distancia, pero no los suficientes como para decir que faltaban más de diez segundos de viaje. Quiso preguntarle entonces a Felix antes de tener que bajarse, qué demonios estaba pasando, o por qué había dicho a Jisung hacía un par de horas que necesitaban «hablar».

Y sin embargo él decidió no hacerlo. No quería meter la pata.

De nuevo.

Felix detuvo el auto justo frente a su casa. Jisung se relamió los labios, temeroso de bajarse sin siquiera una respuesta. Pero más temeroso aún de tener que enfrentar el humor de perros que se traía Felix esa tarde.

-Bájate. -Felix dijo secamente.

Jisung obedeció sin rechistar. Llevarle la contraria definitivamente no era una opción.

Bajó del auto y cerró la puerta tras de sí. Toda aquella situación le ponía nervioso. Su tenemos que hablar por el mediodía, el tenso silencio que se había empeñado en mantener durante todo el viaje, su tono gélido al hablar... Todo era tan palpablemente extraño.

Felix rodeó la parte delantera del coche hasta pararse frente a él, su expresión de pocos amigos haciendo a Jisung casi gemir en agonía. Felix sacó del bolsillo trasero de sus pantalones un pequeño sobre anaranjado. Se lo entregó a Jisung sin decir una palabra.

-¿Que es est...?

-Sólo ábrelo.

Jisung bajó la mirada y se quedó en silencio mirando el sobre en sus manos temblorosas. Por alguna razón le aterraba abrirlo. Algo le decía que el contenido tenía mucho que ver con la razón por la que Felix estaba a punto de terminar con él.

Aún así, con los dedos temblando de los nervios, comenzó a romper el papel anaranjado del sobre.

Sus ojos, literalmente, no podrían estar más abiertos. Se quedó unos escasos segundos inmóvil, mirando aquellas tres fotos. Tres simples fotos con el magnífico propósito de acabar con su relación.

-Jisung -farfulló Felix, su voz rota -. Han sido dos años. Dos años juntos, joder. Has estado con él todo este tiempo, ¿no es así?

Dos amargas lágrimas se deslizaron por sus mejillas antes de que Jisung se diese tiempo a retenerlas.

Quiso decirle que no. Que él jamás habría hecho algo como eso. Que habían sido dos años que había disfrutado al máximo. Que había sido sólo un desliz. Que él lo amaba.

Pero, no.

Decir algo como aquello habría sonado de hecho muy difícil de creer, incluso para sí mismo. Porque aquellas tres fotos demostraban todo lo contrario a lo que le hubiese gustado admitir. De hecho, si Jisung hubiese estado en el lugar de Felix, él se habría echado a sí mismo mucho tiempo atrás.

Volvió a mirar las fotos con el corazón en la boca.

En la primera, se mostraba una imagen de Minho sobre él, follándolo. Duro. Eso no era tan complicado de intuir basándonos en la expresión... demasiado extasiada en Jisung. Oh. Él recordaba esa vez a la perfección. Definitivamente lo había disfrutado.

La segunda foto era de una mamada. Él con su boca en la polla de Minho. Demonios, tan obsceno que Jisung tuvo que recordarse la situación en la que se encontraba antes de permitirse una erección.

La última foto era bastante similar a la primera: Minho con su polla en Jisung. Pero en esta Jisung empujándose a horcajadas encima de Minho.

Miró atentamente las tres fotos, su vista estaba nublada por las lágrimas. Se dio cuenta de que todas tenían en común el lugar desde donde habían sido tomadas, todas desde el mismo ángulo de la habitación. Obviamente no podían haber sido tomadas por una persona, porque era imposible que hubiera alguien en el departamento, justo en su habitación, sacandoles fotos mientras follaba y que ellos no se hubiesen dado cuenta. Trató de imaginarse la habitación mentalmente y cayó en cuenta de que el lugar desde donde habían sido tomadas todas las fotos, era del tocador junto a la cama.

Supuso que Felix habría colocado alguna cámara allí. Fue indignante saber que a pesar de eso, nunca había llegado a darse cuenta.

Ninguna de las ocasiones que se mostraban en las fotos eran exactamente recientes. De hecho, la menos antigua era de unos cuatro meses atrás. Eso sólo le notificó de que Felix sabía de esto con mucho más tiempo de antelación del que Jisung quiso imaginar. Ahora entendía por qué habían estado peleando tan frecuentemente en los últimos meses.

En una situación diferente, se hubiese molestado con su novio por haberle espiado de una forma tan... «demonios, que había colocado una cámara en su habitación». Oh. Pero en aquel instante, Jisung no era verdaderamente quien estaba en posición de molestarse.

-Felix... yo...

-¿Tú qué, Jisung? -le interrumpió -¿Vas a justificarte? ¿Cómo? Tengo curiosidad. Ahora me vas a decir: Oh, Felix, no es lo que parece, en serio. Esas fotos no pueden ser reales. Minho y yo somos solo amigos. Olvidemos todo esto ¿Sí? -hizo una muy mala imitación de su voz, chasqueando la lengua antes de apartar la mirada.

Con el labio sostenido bajo los dientes, Jisung le vio suavizar su expresión.

-Jisung... ¿Qué fue lo que hice mal? ¿A caso yo no te complacía sexualmente? ¿Por eso tuviste que llegar a... esto? -asintió con desdén en dirección a las fotos -. ¿A caso era eso? Pudimos haberlo arreglado. Pudiste haber hablado conmigo. Lo hubiéramos solucionado juntos. Como pareja.

Jisung recordó las escasas y francamente decepcionantes ocasiones en que se habían acabado enredando. No es que estuviesen... mal. Oh, demonios, eran terribles. Pero nada que alguien tan virginal como Felix no pudiera disfrutar.

Jisung definitivamente no era ese alguien.

-Felix, dejame explicártelo. Aún podemos arreg...

-No, Jisung. Ya no hay nada que arreglar -Felix le interrumpió -. Tal vez te lo hubiera perdonado el Felix idiota de hace un año atrás. Ese que tonteaba contigo en preparatoria. Pero este Felix ha crecido. Este Felix, justo ahora, lo último que quiere es verte la cara.

Entonces de sus labios salieron aquellas palabras que Jisung tanto había temido escuchar.

-Esto se terminó, Han Jisung.

Y montó en su auto, arrancándolo, saliendo del estacionamiento, dejando a Jisung inmóvil y destrozado, parado en la acera frente a su casa, con más preguntas que respuestas en la punta de la lengua.

Arrojó las fotos al suelo y sintió como una gruesa lágrima se deslizaba deliberadamente por su mejilla. Sacó su móvil y marcó aquel número que por los años ya se había aprendido de memoria.

-M-Minho... N-Necesito que me ayudes... -le dijo tartamudeando. Sólo pudo esperar que Minho no se diese cuenta de cómo lloraba.

-¿Jisung? Espera... ¿Estás llorando? -mierda. Él era sin dudas un libro abierto -. Ya sé. Felix por fin te dejó, ¿es eso? Dios, sabía que esto terminaría pasando.

-Minho... Por favor... Luego puedes decirme cuantos te lo dije te den la gana. Puedes incluso burlarte de mí si quieres. Pero, por favor, no me hagas hablar de esto por teléfono. Ven a recogerme, te lo pido. Necesito hablar contigo. -y entonces aclaró, como si no fuese ya demasiado obvio -. Más como un amigo que como un puto.

more than sex - minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora