Navidad | parte dos

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Una vez más estaban a punto de hacerlo. Jisung había estado aterrado de que Minho, con lo enfadado que estaba antes, no le fuera a querer «complacer» por aquella noche. Y, joder, en serio le estaba necesitando. El terrible sexo que había tenido con Felix hacía un poco menos de una hora, debía ser compensado de alguna manera. De alguna buena manera. 

Minho, sin dudas, era la mejor opción. 

—... Y supongo que ahora querrás estrenar tu costoso regalo de Navidad, ¿cierto?

La polla de Jisung se retorcio dentro de sus bóxers sólo de imaginarlo. Él y Minho teniendo sexo una vez más, como siempre hacían, pero ahora en ese nuevo departamento. Imaginarse repentinamente manchando aquellos blancos cojines con su esperma, teniendo la enorme polla de Minho arremetiendo contra su próstata.

—Supones bien —confirmó Jisung, deshaciéndose de su suéter rojo —. No puedo esperar a usarlo.

Minho sonrió ladinamente y terminó de sacarse la camisa. Sus abdominales marcados y duros, cubiertos por aquella piel lechosa, increíblemente apetitosa. Parecía fácil de marcar. 

En el fondo, muy, muy en el fondo, Jisung quería marcarla.

«No» Se negó a sí mismo mentalmente. «Lo que te atrae de Minho es la polla. Su polla en tu culo. Nada más que eso. Tú no estás aquí para marcar a nadie. Tú no puedes besarle. Los besos ve a pedírselos a Felix cuando te hayas olvidado de que has tenido sexo más de cientos de veces con uno de tus mejores amigos.» 

Trató de olvidar ese pensamiento y relajarse, porque, de no ser así, se estaría sintiendo culpable durante toda la noche, y no podría disfrutarla. 

Mentira. A Minho se le disfrutaba aunque fuera con una hemorragia interna. 

Minho se acercó a él lentamente, mientras se bajaba la cremallera de los vaqueros. Un gran bulto marcado sobre sus boxers negros. Y eso que ni siquiera estaba duro. La polla de Minho era grande y gruesa, mucho más que la de Felix. Necesitaba rápido de esa polla. 

Minho bajó lentamente el elástico de sus boxers, a una velocidad condenadamente lenta. Sabía que Jisung estaba ansioso, por la forma hambrienta con la que miraba su entrepierna casi desnuda, a penas deteniéndose a pestañear, y relamiéndose sus rosados labios finos sin vergüenza alguna. Minho quería torturarle y sonrió de forma traviesa mientras bajaba sus bóxers con adrede lentitud, sin quitarle los ojos de encima a las facciones necesitadas de Jisung. Minho también estaba ansioso. Ansioso de finalmente poder estar dentro de él, de follarle en la parte de la casa que primero se le viniera a la cabeza, y joderlo hasta venirse dentro suyo, para terminar con la respiración agitada y la piel sudada. En ese momento no quería más que eso. 

Jisung vio atentamente cuando el miembro de Minho terminó completamente -o más bien finalmente- al descubierto. Sabía que Minho era consciente de su mirada desesperada sobre su polla, pero era lo que menos le importaba en ese momento. Minho llevó su mano hacia su miembro, y rodeando sus dedos sobre la glande, lentamente bajó por toda la longitud hasta la base. Volvió a subirla lentamente, y la descendió nuevamente, masturvandose unas cuantas veces hasta que su ereccion comenzó a ser ligeramente notable. 

—¿Por qué lo haces? —susurró Jisung, sin molestarse en subir la mirada hacia los ojos de Minho. La vista de su polla erguida era mucho más interesante.

—Tengo que ponerla dura, ¿no?

—Yo ya estoy duro.

—¿De mirarme la polla?

Jisung sólo de limitó a asentir. No quería perderse ni un segundo más de aquella excitante vista. Era cierto. Él ya estaba duro. De hecho, lo había estado desde que Minho se quedó en boxers frente a él, pero era demasiado vergonzoso admitir que se había excitado sólo con un bulto bajo la tela.

more than sex - minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora