Navidad | parte uno

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25 de diciembre de 2018
Hace un poco más de dos años.

El día en el que Felix y él tuvieron sexo por primera vez. Justamente después de 10 meses de relación. Increíble, ¿cierto? Mucho, demasiado tiempo para alguien tan vicioso sexualmente como Jisung. Tal vez esos diez meses hubieran sido los más agonizantes de su vida, si no fuera porque Jisung, mientras hablaba tiernamente con Felix al teléfono sobre la belleza del amor, tenía la polla de uno de sus mejores amigos dentro suyo, para recibir de Minho el placer que su novio nunca le había dado, y que en serio estaba necesitando.

Aquella supuesta "primera vez" había sido un completo desastre. Felix, a decir verdad, era terrible en la cama. O tal vez no lo fuera tanto. Tal vez el problema era que Minho es mucho mejor. Que la polla de Minho medía unos cinco centímetros más. Que Minho sabía susurrarle guarradas al oído y no ridiculeces románticas. Que Minho sabía cómo ponerlo duro sólo con una mirada de lascivia. Que Minho sabía hacer las expresiones más obscenas de este planeta solamente con una mamada y con eso nada más, superar a Felix en cualquier aspecto.

Entonces sí. Tal vez hubiera sido eso: Minho era mucho mejor.

—Hannie... Te tengo un regalo de Navidad algo... Especial... —había dicho Felix aquel veinticinco de diciembre, con las mejillas rojas y una sonrisa nerviosa en los labios.

Y el regalo había sido aquella "primera vez". Sin dudas el peor regalo de Navidad de su maldita vida. Tuvo que fingir ser virgen. Tuvo que fingir disfrutar de aquel sexo. Tuvo que fingir querer aquel sexo. Tuvo que fingir aquel orgasmo. Y... Bueno, digamos que tuvo que fingir venirse, por el hecho de que se vio obligado a tocarse un poco a sí mismo para llegar a correrse, cuando Felix ya lo había hecho mucho antes. Y resulta que Felix si lo había disfrutado, porque Felix era virgen. Felix no sabía lo que era follar, joder y ser jodido, tan crudamente duro que terminaba a convertirse en una obsesión. Una droga. Una maldita droga a la que Jisung era adicto.

—¿Te... Gustó... Hannie? —susurró Felix con la respiración agitada y la frente sudada, posicionándose al lado de Jisung en la cama, justo después de haberse corrido dentro suyo.

Jisung no contestó. No era bueno mintiendo. Se levantó de la cama como si nada y se vistió. Estaba en casa de Felix ese día. Su novio le había invitado a su departamento para pasar juntos, sólo ellos dos, la Navidad.

—Debo irme. —fijó secamente Jisung, mientras terminaba de subirse la cremallera de sus vaqueros ajustados. —Es tarde y le prometí a mi familia que estaría en casa a las diez de la noche para celebrar juntos la Navidad.

Era mentira. Obviamente.

—Espera, ¿estás bien? —preguntó Felix con un tono preocupado, sentándose sobre el colchón —¿No te duele nada? Por el sexo... Digo.

No, Felix. No me duele nada. He aguantado pollas mayores.

La de Minho, por ejemplo.

—Sí, un poco. —volvió a mentir. —Tal vez mañana no pueda ni caminar. —continuó mintiendo. —Y estoy algo pegajoso, me siento sucio. —bueno, eso sí era cierto. El semen de Felix aún estaba atascado en su entrada y le incomodaba el movimiento. —Me daré una ducha cuando llegue a casa. Nos vemos, mi amor.

Dejó un suave beso sobre su frente, y se dirigió a la entrada. Bajó las escaleras del edificio y se detuvo en el portón, mirando la transitada calle frente a él. Tenía una sola cosa en mente: Recompensar el terrible sexo que había tenido antes con Felix por uno mucho mejor. Uno que en serio valiera la pena.

—Minho —dijo como saludo hacia el teléfono presionado contra su oreja.—, necesito que vengas a recogerme —hizo una pequeña pausa y sonrió con travesura mientras miraba hacia la ancha calle en movimiento. —Te tengo un buen regalo de Navidad.

more than sex - minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora