Capítulo 3

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La incertidumbre hizo que nos desesperarnos porque la ayuda esperada no habia llegado, y todos comenzamos a perder las esperanzas, fue así que algunos emprendieron la idea de salir hacia el refugio como se le llamo a los lugares donde tenían toda la comida, agua, un techo, seguridad y demás que el gobierno habia mandado para las zonas, ya que los suministros se nos estaban acabando y el agua comenzaba a faltar. Nos proponíamos en salir todos en caravanas con los vehículos pero la niebla era demasiado peligrosa para conducir por caminos, es así que decidimos caminar en busca de los camiones designados a llevarnos hacia algunos de los refugios.

Fue una decisión muy difícil para todos en la familia pues mi hermana debió de haber llegado hace días, y mi padre imagino que por la falla eléctrica no pudo viajar, tampoco a mí madre le gustó la idea de salir así que dejó algo en la alacena y en una nota escribió los posibles caminos a donde nos dirigimos. Tío George no pudo ocultar su frustración por dejar todo aquello que le tomo grandes esfuerzos para construir, su pequeño búnker, pero era necesario hacerlo por el bien de todos, no puedo decir mucho sobre lo que pasaba en la cabeza de mi hermano pequeño pues últimamente estaba tan raro y callado, cómo si todo aquello nos tuviera de alguna manera cambiando a nosotros mismos.

Aquel día salíamos solo un grupo a medias ya que otros decidieron quedarse en sus hogares, esperando quizás una ayuda que talvez no llegase, con las linternas íbamos alumbrado el camino que para entonces estaba un poco frio y por eso fue un tanto tedioso caminar, algunos de los niños que viajaban iban demasiados asustados para desprenderse de sus padres, escuchamos ruidos a la distancia pero por la niebla no se podía ver claramente lo que sucedía a nuestro alrededor, provenían de todas partes y eran cada vez más fuertes, no sabía describirlos solo talvez unos cuantos aullidos muy profundos. Cuando de pronto de la nada vimos algo aun extraño saliendo de la niebla, se veía muy incierto mientras caminada a donde nos encontrábamos, era llevaba una bata blanca, con unas gafas muy grandes y ridículas, también unos cuantos papeles en su mano y lo que parecía ser una especie de control... mientras avanzaba ninguno de nosotros avanzaba.

- Valla, buenos días o tarde la verdad estoy algo confuso por el tiempo en estos momentos, creo que debo ponerle más atención, si me lo preguntan mis amables personas vi a cierto grupo como ustedes que iban tras, uh déjenme pensarlo, ah sí refugio a unos cuantos pasos, pero cuidado el camino está repleto de cosas extrañas en estos días.

- Disculpe... - Fabricio uno de los que nos acompañaban habia intentado hablarle pero el extraño no le dejo hacerlo.

- Preguntaran de dónde vengo u porque me voy en esa dirección, pues lo primero es un poco confuso, pero lo segundo es muy simple me dirijo a mi propio albergue y no, no, puede ir nadie conmigo porque sencillamente no es como lo que se imaginan, sin más tiempo que perder me despido. – y así desapareció en la niebla y con él, y un lapso después los aullidos.

- Eso fue algo muy raro no lo creen – dijo tío George.- ni dio su nombre.

- Si, lo fue, pero al menos sabemos que vamos por el camino correcto.

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Lo que vino después de tanto caminar, fue más alentador un grupo de personas también se dirigirán en busca de ayuda como nosotros, así que los seguimos, nos dijeron el comunicado que habían escuchado hace días, sobre los camiones utilizados para transportar a las personas hacia los centros de paso. También nos dijeron que habían estado cerca de Linxots, un pequeño poblado de granjeros donde vivía la tía de Luke, y por lo visto aún seguían todos allí, ya que tenían lo necesario por ahora.

Al llegar a la carretera principal, pudimos divisar de inmediato los camiones, pero también había bastantes personas que trataban de subirlos, mientras que los militares hacían todo lo posible por organizarlos, así que avanzamos lo más aprisa posible y al llegar nos dieron lo que parecían unas escarapelas a cada familia donde debíamos colocar nuestros apellidos, comenzamos a esperar los camiones que llevaba y traía gente, como se habia despejado más y los rayos del sol empezaron a llegar, los niños que allí estaban recorrían el lugar con alegría. Sentí una mano en mi hombro y pronunciar mi nombre.

- Gelia? ¿Eres tú?

- Daniela, si, ah nunca pensé en encontrarte aquí, pensé que se habían ido a Hilton. – nos fundimos en un gran abrazo.

- Sí, pero allá estaba un poco difícil, y decidimos volver, ven vamos a caminar mientras dura la luz.- le dije a mamá y papá, invitamos a lucían, pero prefirió ir solo por otro camino.

Llevamos un pequeño foco por si habia mucha niebla, pero mientras caminábamos el sol estaba aún abriéndose paso, hablamos de todo un poco, sabía que Daniela vivía solo con su hermano mayor y con la novia de este, porque sus padres habían fallecido en un trágico accidente, por eso siempre ha sido independiente y dada a la aventura, así que no se le podía ver nerviosa o asustada por lo que estaba sucediendo porque para ella todo esto resultaba ser intrigante y maravilloso, según dijo, todo lo contrario de a mí.

Llegamos a un gran árbol, bueno lo que habia quedado del pues ya estaba sin hojas y decaído, porque todo lo que una vez fueron flores, hierba y frondosos árboles, ahora se estaba volviendo desértico y arenoso . Mientras descasamos escuchamos unos ladridos en lo remoto y los seguimos por mandato de Daniela ya que me habia arrastrado a ir porque ya estaba oscureciendo y los camiones habían llegado, nos adentramos en la nueva ola de niebla que se formaba, y divisamos una pequeña figura a lo lejos que andaba moviéndose constantemente, al vernos corrió y apenas se dejó ver un poco más supimos que era el perro del señor Ralph, el que se encontraba perdido, no sabíamos cómo estaba por aquí pero decidimos llevarlo con nosotras.

Seguimos el camino de regreso ahora más nublado que antes yo con nervios porque nos hubieran dejado ya que duramos bastante tiempo y ese era uno de los últimos camiones en buscar a personas, estuvimos así por un largo tiempo ya que decidimos bajarle el paso para observar mejor el camino, y como sospeche al llegar no se veía nadie, ni rastro de la gente solo miramos a lo lejos unas pequeñas luces de los camiones, y decidí seguirlas, pero Daniela me tomo del brazo diciéndome que ya era muy tarde en seguirlas, no supe de qué manera interpretar toda esta situación, ya que nos encontrábamos en la mitad de la nada solas sin mis padres, y con el escenario más terrorífico que jamás vi en toda mi vida.

Desierto y Niebla: El ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora