Capítulo 3

1.4K 141 231
                                    

—Gracias, Sasori —agradeció el rubio, pues su nuevo amigo lo había acompañado hasta la puerta de su casa.

—De nada —Deidara sacó las llaves de su bolso, pero antes de abrir, el pelirrojo lo detuvo—. Y... Si quieres faltar mañana al colegio, hazlo, te pasaré los apuntes.

El mencionado soltó una carcajada—. ¿Por qué faltaría?

<<Porque debes prepararte mentalmente para enfrentar al Uchiha>>, pensó Sasori.

—Por nada, creí que estarías cansado, ya veo que no.

Deidara no le creyó, aún así, fingió hacerlo y asintió.

—Bien, nos vemos mañana, Sasori.

—Adiós.

Ambos se despidieron, y, cuando el pelirrojo desapareció de su vista, el rubio entró a su hogar. Adentro lo esperaba su hermana mayor, quien levantaba y bajaba las cejas repetidamente.

—¿Así qué ése es tu novio? —cuestionó ella. 

—No estoy para tus molestas preguntas, Kurotsuchi.

—Oh, vamos, Dei, cuéntame. ¿Sí? ¿Sí? —molestaba la chica. Su hermano subía las escaleras y ella lo seguía.

—¡Déjame en paz! —gritó el chico. Estaba cansado, le había pasado de todo ese día, y lo último que quería era ser molestado—. ¿Qué tan aburrida tiene que ser tu vida para que te metas en la mía?

Al instante se dio cuenta de lo que dijo y se tapó la boca, mientras sus mejillas se ponían rojas. Entró estrepitosamente a su habitación, dando un portazo y dejando a su hermana afuera.

—¡Púdrete, Deidara! —respondió, furiosa, la muchacha del otro lado.

—No debiste preguntar, Kurotsuchi —volvió a hablar, pero ella ya no lo escuchaba, ya había bajado las escaleras.

Suspiró pesadamente antes de tirarse al colchón. Se puso a mirar un punto fijo en el techo, no quería pensar en lo que había pasado, se concentraba para dejar su mente en blanco... Pero no lo logró, los acontecimientos recientes estaban impresos en su memoria.

Pensó y pensó, y, por primera vez, tuvo la intención de olvidar por completo a Obito. No dejar de ser su amigo, eso sería raro para el pelinegro y para él, pero si sacarlo de su corazón; es que las acciones del Uchiha, ya fueran buenas o malas,  afectaban muchísimo al rubio.

Giró hasta dejar su rostro en la almohada, y allí, lanzó el grito que traía contenido desde lo sucedido.

—No sé qué hacer contigo, Obito. Me lastimas tanto, pero no puedo olvidarte. El solo pensarlo me duele —susurró.

De pronto, su celular sonó. Deidara lo prendió y miró, desde la pantalla de bloqueo, el número.

El rubio pensó que el mensaje provenía de Obito, pero grande fue su sorpresa al encontrarse con un teléfono desconocido... Aunque también tenía unos ciento diecisiete del pelinegro, sólo que, por alguna razón, no los había escuchado.

Entró a WhatsApp y fue directamente a configuración, allí, desactivó su última conexión para evitar al Uchiha.

Abrió el chat del desconocido y se encontró con un link, pero antes de apretar el enlace, le preguntó quién era.

"Un asesino..."

Había respondido en el primer mensaje, pero el extraño siguió escribiendo.

"Soy Sasori, idiota"

Eso decía el siguiente, más un emoji con los ojos para arriba.

Deidara rodó los ojos.

Volverte a ver (Obidei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora