Capítulo 6

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Todos caminaban hacia otra habitación, una en donde hubieran mesas. Cuando llegaron, el joven Kamiruzu se sentó en el banco más alejado del Uchiha.

<<¿Qué mierda hace aquí?>>, pensó, Deidara, mientras su cabeza se llenaba de caóticas ideas.

<<No está aquí por mí... ¿No?>>, esa pregunta lo dejó aún más dubitativo. Era imposible esa opción para él, pero esos profundos ojos que no dejaban en paz a su persona no le hacían creer otra cosa. 

Desvío la mirada, no podía seguir observando a ese hombre que nunca imaginó volver a ver.

Obito escudriñaba, de arriba a abajo, al rubio de ojos azules. Examinaba intensamente a ese ser menudo: desde su esbelto cuerpo, hasta el más mínimo detalle de su fino rostro.

Siempre se supo que los Uchiha poseían una increíble vista.

—¡Bien! —exclamó Nakamura—.  Pueden empezar —dio el permiso a los futuros abogados.

La chica de cabello marrón se aclaró la garganta—. Mi nombre es Rin Nohara, y junto a mis compañeros presentaremos la charla sobre nuestra carrera. Obito —mencionó al chico y éste asintió.

—Soy Obito Uchiha, como ya dije, voy a presentarles la clase. Como verán en la pantalla...

El muchacho siguió hablando, pero Deidara ya no escuchaba; se perdió en sus pensamientos, mostrando tal estupefacción que a su mejor amigo le preocupó. 

—Dei —llamó, el pelirrojo, pero el otro no contestó. 

El Uchiha se percató de la situación entre los dos chicos y frunció el ceño, no le agradaba que el Akasuna estuviera tan cerca de Deidara.

Sasori chistó, intentando llamar la atención del rubio.

—Tal vez el pelirrojo de allí quiera explicar la clase, ¿no? —interrumpió, el pelinegro.

—Sasori —reprendió Nakamura.

—Lo siento —respondió, haciendo una leve reverencia de cabeza.

—Bueno —continuó Obito—. Nuestro objetivo no es llenarlos de teoría y aburrirlos, sino que queremos que marquen en este quiz las opciones que más les atraiga.

Pasó, banco por banco, extendiendo las hojas con el cuestionario. Al llegar a la mesa de Deidara, deslizó el papel hasta dejarla debajo de sus manos; aprovechó, también, para acariciar la suave y blanca piel de sus dedos. El rubio, al sentir el contacto, se sobresaltó, despertando de su ensimismamiento. Levantó la vista, encontrándose con la potente oscura mirada del Uchiha; el cual sonrió casi imperceptible.

El pelirrojo, que observaba los pasos del pelinegro, arrugó la hoja y se levantó estrepitosamente.

—¿Sasori? —inquirió el profesor.

—Lo siento, Nakamura-sensei, pero Dei no se siente bien.

El docente a cargo llevó sus ojos al chico de larga cabellera rubia.

—¿Deidara? —pronunció, preocupado. El muchacho ojiazul ya era el centro de atención del salón.

—Me siento algo mareado, no descansé bien anoche.

—Bien, puedes retirarte.

—Lo acompañaré —agregó el joven Akasuna.

El profesor asintió, dándoles el permiso para salir.

Obito, enojado, dio un paso al frente para seguirlos, pero fue interceptado por Nakamura, quien se había dado cuenta de las intensas miradas que se lanzaron aquellos tres.

Volverte a ver (Obidei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora