Capítulo 15

760 67 27
                                    

Sentados en el sofá del hospedaje se encontraban Obito y Deidara.

Miraban la televisión, o eso pretendían, ya que ambos estaban inmersos en sus propios pensamientos: el rubio Kamiruzu, por un lado, mordía ansiosamente su uña, evidencia clara de su preocupación; y el pelinegro Uchiha, por otro lado, se encargaba de acariciar el suave cuerpo de su pareja mientras su mente creaba millones de escenarios con su ojiazul amante, sin ser consciente del comportamiento de éste.

Una de las fantasías de Obito se había salido de control y deseó hacerla realidad.

Comenzó besando el cuello del rubio; chupó y mordisqueó, dejando evidentes marcas rojas, haciéndolo sentir orgulloso de que su novio tuviera algo que hiciera que lo recordara aun cuando se encontrara lejos.

Llevó su nariz a la rubia cabellera, inhalando aquel perfume característico de su pelo.

Su miembro reaccionó al instante y Obito siguió; sin embargo, la nula respuesta de su pareja lo descolocó.

—¿Pasa algo, Dei?

El mencionado volvió su vista—. Mmm... No —dudó.

—No puedo creerte si dudas de esa manera —acarició sus brazos de arriba a abajo, ya sin la erección, pues la ansiedad del rubio le preocupaba.

—Es que... —se mordió el labio inferior—. Puede sonarte estúpido, pero estoy preocupado por Sasori.

Obito tragó grueso, recordando el vídeo del pelirrojo Akasuna contra su primo, Sasuke.

—¿Por qué? ¿Hay algo que te dijo o...

—No, es solo un mal presentimiento.

—Mmm —el pelinegro se colocó la mano en el mentón.

—¿Ves? —Deidara se levantó de golpe, sorprendiendo al otro—. Sabía que era una estupidez —inmediatamente, luego de decir aquello, fue jalado del brazo por su pareja.

El ojiazul se sentía un completo paranoico, pero, por alguna razón, el presentimiento malo no se le pasaba. Tampoco quería que su novio lo viera en ese estado, peor sería que él lo tratara de loco.

Ya con Deidara en brazos, Obito habló—: Ten —le pasó el celular—. Llámalo, así verás que está bien.

—Perdón por eso, no quiero parecerte un loco, pero no puedo dejar de pensarlo.

—Nunca te veré como un loco, si te viera como uno, sería un loco de amor por mí —terminó con un beso en su sien. El pelinegro Uchiha nunca trataría a Deidara como un esquizofrénico, porque él sabía que lo único que el rubio tenía era preocupación, la cual se iría cuando comprobara que su mejor amigo estuviese bien.

—Eso fue asquerosamente cursi —hizo un gesto de asco y se rió.

—Hieres mis sentimientos, Dei —se sonrojó al escuchar las palabras del ojiazul.

—Je, lo siento —mostró una sonrisa con dientes y Obito lo perdonó al instante, no podía con Deidara Kamiruzu, ya estaba rendido a sus pies, hace bastante.

—Llámalo.

El rubio asintió y marcó al celular de su mejor amigo.

—Mmm... No responde.

—No te desesperes, inténtalo de nuevo —dijo Obito.

Con Deidara delante suyo, el Uchiha comenzó a molestarlo: acariciaba su piel, levantando lentamente su camiseta, tocaba sus suaves piernas, apretándolas fuertemente y besaba su cuello, mordiendo y pasando la lengua, logrando estimular a su pareja.

Volverte a ver (Obidei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora