El comienzo de todo

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Hoy lo último que esperaba era dirigirme a la casa del pulgoso de Black, pero como siempre tengo que seguir las órdenes de Albus, si tan solo no hubiese aceptado ser doble espía no tendría que estar soportando verlo, aun duele estar cerca de él y sentir su indiferencia.

Pero mientras más rápido esté ahí , podré irme más pronto, estoy ansioso esperando las vacaciones para así poder ir a ver a mi pequeña Alexa , mi hija es la única razón por la que puedo seguir viviendo, si no fuera por ella no sé qué sería de mi ahora, sin embargo cada vez que la veo pienso en él.
y como no hacerlo si es una copia idéntica de su padre, el bastardo de Black , es como si fuera un espejo , con esos ojos grises , tan parecidos a los suyos, pero no, ella no es como el en todo sentido , también es lista , fuerte y ambiciosa, sin duda es una digna Slytherin , si tan solo pudiese venir a Hogwarts.

Pero no, está más segura en América, pero eso no hace que deje de doler el estar tan lejos de ella.

Me enfrasqué tanto en mis pensamientos que no me di cuenta en qué momento llegué, me encontraba frente a la puerta de Grimmauld Place, la casa de Sirius, aquel lugar en el que en algún momento fue tan cotidiano estar, pero esos recuerdos son tan lejanos.

Decidí entrar y dejar todos esos pensamientos atrás, no iba a conseguir nada poniéndome a recordar todos esos momentos, solo iba a lograr deprimirme más.

En cuanto llegue todos estaban presentes y Black ni siquiera dudo en dirigirme uno de sus comentarios mordaces, claro que nuca voy a dejar de contestar, aun me queda algo de dignidad.
-quejicus , hasta que por fin llegaste, no podíamos empezar sin ti, cierto Remus? - dijo con una sonrisa hipócrita.

-Sirius, déjalo en paz-dijo Remus con voz cansada.
-Madura de una buena vez Black- escupí su apellido con todo el rencor que tenía dentro de mí, rencor por dejarme , por dejar a Alex , pero él ni siquiera parecía darle importancia, nunca pregunto por ella es como si no existiera para él.

Molly Wesley decidió intervenir antes de que comenzáramos otra de nuestras peleas, lo que agradecí internamente, no me gustaba pelear con Black, no después de lo que tuvimos, escuché unos pasos y pude ver a Harry pasar por ahí, parecía estar interesado, pero nadie deseaba que este se enterara, así que fue enviado con los demás a la planta de arriba.

La conversación siguió como normalmente lo haría durante las reuniones de la orden, hasta que pudimos escuchar un ruido extraño proveniente de la chimenea , alguien deseaba entrar aparentemente, todos sacamos nuestras varitas y apuntamos , cuando pude ver quien era la persona que intentaba entrar me quede pasmado , no podía ser...
se supone que debí estar a miles de kilómetros, en América...

¿Cómo era que estaba ahí?, de pie frente a Sirius, tenía una mancha en la mejilla por las cenizas, pero eso no hacía que perdiera la postura, parecía una auténtica sangre pura, una auténtica Black.

En ese momento no pude callar más y con la voz más calmada que pude decidí dirigirme hacia ella para saber la razón de su presencia.

- ¿qué estás haciendo aquí? - pregunté seriamente, aunque por dentro estaba temblando, esperaba que este momento nunca llegara, pero llego y tendría que hacerles frente a las consecuencias.

-padre, puedo explicarlo- dijo con serenidad, aunque pude distinguir una pizca de miedo la cual no pudo camuflar.

- ¿Padre? - preguntó Black con una voz cargada de celos, en ese momento no supe que reacción esperar.

Pude notar que la mayoría tenía cara de sorpresa, ya que la mayoría no tenía ni idea de la existencia de mi hija.

-Explícate, se supone que deberías estar en América con Anthony, no aquí, ¿puedo saber que estás haciendo aquí? - dije sin basilar.

El secreto de Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora