Había pasado una semana desde que TaeHyung y JungKook tuvieron su día de campo. Un día que por razones distintas y otras en común, jamás olvidarían.
TaeHyung aún tenía la imagen viva de JungKook llorando, como sus ojos aún brillando en lágrimas se miraban tan apagados e irritados, como su débil anatomía temblando entre la suya tal como si tuviera helado su interior, sus quejidos y fuertes sollozos. Nada de eso se podía borrar de su mente. Lo inquietaba.
¿Quién era esa persona con tal poder de destruirle el alma a aquel ser de luz? ¿Quién se atrevería a tanto?
Kim tenía que averiguar todo lo que pudiese y durante cinco noches, pensó cómo, recordó cada cosa y le pidió perdón a su pequeño por entrometerse en su vida sin preguntar mientras miraba el techo de su habitación justo antes de que el cansancio lo consumiera, pero las cosas no le daban buen presentimiento de nada.
-¡¿QUIÉN ES?! ¡SON LAS SEIS DE LA MAÑANA Y ES DOMINGO! ¡¿QUÉ ACASO LA GENTE YA NO TIENE VID-... Tae, ¿qué te trae por aquí?
-Que enérgico te levantas, Kyungsoo.- Habló con tono sarcástico y divertido.
TaeHyung se había levantado completamente decidido a empezar su recolección de información sobre JungKook. Se levantó justo antes de las cinco, se arreglo y fue por un café. Iba a empezar las cosas en el orden de lo que pudo recordar.
El castaño entró al apartamento de su amigo muy casualmente y se acomodó en el cómodo sofá.
-Ya vuelvo, voy a tomar un baño. No esperaba recibir visitas hoy.
-Siéntate, ya te he visto desnudo, no existe la vergüenza en ti.
Kyungsoo hizo caso, se sentó en frente de TaeHyung con un semblante adormecido.
-¿Recuerdas la vez que fui a tu bar, o lo que sea eso ahora, y hubo un pequeño incidente en cual me entrometí?- Preguntó con voz firme.
-Creo que sí. El chico con el que te fuiste esa vez, ¿no?
-¿Qué sabes de él?
Kyungsoo se sorprendió por ese interés de su amigo, le intrigaba su curiosidad.
-¿Qué planeas, Kim?
-Averiguar sobre ese chico, y bueno, eres el dueño del lugar en dónde vi algo raro sobre él.- TaeHyung se estiró y suspiró.- DoDo, ayúdame, por favor. Necesito saber... Solo dime lo que sepas.
Ese comportamiento en TaeHyung, Kyungsoo jamás lo había percibido desde que lo conoció a sus nueve años. Era obvio que estaba enamorado. TaeHyung proveniente de la familia Kim, los menos enamoradizos de todos, los que únicamente se preocupan por sus vidas financieras y la reputación que dejan. Y él no era la excepción.
-¿Sabes de su familia?
TaeHyung frunció su ceño, negó y sintió un frío recorrerle la espalda. JungKook dijo que no tenía familia.
-Bien, te lo explicaré todo. ¿No te suena la familia Jeon?
-
TaeHyung sintió un cosquilleo en todo su cuerpo.
¿Por qué? ¡¿CÓMO LA VIDA ERA TAN ASQUEROSA PARA HACER ESO?!
-¡MIERDA! ¡¿POR QUÉ NO SE QUEDARON DONDE ESTABAN?!
El castaño dejó salir un suspiro tembloroso, sintió el peso de su pasado familiar caerle encima como un balde de agua helada. Encendió su auto y condujo hasta los lugares más apartados de la ciudad... Hasta aquella casa que nunca lo vió crecer como a todos, solamente apartarse de allí.
-
-¿JungKook?
-¿Hyung?
-¡JungKook! Me están persiguiendo. Necesito verte. Ve a la tumba de mamá, estaré allí en veinte minutos. Corre, por favor.
Tal y como le fue indicado, JungKook salió corriendo del bar hacía el cementerio, sus piernas temblaban y por momentos dejaba de sentirlas, su presión disminuyó y su aliento estaba helado. Tomó un taxi y en diez minutos estuvo allí.
Trato de regularizar su respiración, se palmeó los muslos y caminó hasta la tumba de su madre, era una de las últimas en el rincón más alejado.
Sus pasos fueron más lentos y precisos. Relajó sus hombros y una triste sonrisa se dibujó en su rostro.
Al ver la tumba de su madre, pasó sus dedos por su nombre para quitar el polvo fino que tenía. Recordó las veces en que su padre lo golpeaba luego de haber bebido y a ella escabullirse en la noche para ponerle alguna crema medicinal que tuvieran sobre sus piernas.
-Hola, mamá. Supongo que has estado bien, y bueno, yo he tratado de estarlo también...- Un sollozo salió tembloroso de su boca soltando muchas ataduras que él mismo se sobrepuso.- Te extraño, mami; pero agradezco que no estés aquí. No soportaría verte mal... Lamento no haber corrido más rápido ese día en que papá te atropelló, mis piernas eran muy pequeñas, al igual que yo en ese entonces... Mis piernas siempre han sido un poco débiles, quizás las ejercite luego.- JungKook sintió su interior doler, hizo una pausa y cerró con fuerza sus ojos, arrodillándose frente a la sepultura.- Te perdono, mamá. Perdono todas las veces que me heriste, porque entiendo que estabas sufriendo y era tu manera de soltar un poco todo lo que te pasaba. Cuando moriste, yo solo tenía diez años y fue difícil cuando papá sacó a Nam Hyung de casa y una semana después, él también se fue.- Las lágrimas empezaron a correr por el blanquecino rostro del azabache.- Sé que estuviste conmigo todo ese tiempo, mami. Gracias por cuidarme.
-Han pasado diez años... Que rápido pasa el tiempo.- La voz de NamJoon llegó a los oídos de su hermano.- Ven, levántate.
JungKook obedeció.
-Debo irme de la ciudad por unos días, Kookie. Quiero que te cuides muy bien, no quiero que hagas algo que te pueda involucrar más... Si algo ocurre, Eli, la chica que conociste aquel día, vendrá por ti. No me contactes, luego vendré a verte.
JungKook asintió y miró a los ojos de su hermano. Le dio un abrazo, uno que le tranquilizó a ambos.
-Te quiero, hyung.
-Yo a ti, Kook. Cuídate.