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TaeHyung lo siguió con la mirada hasta que se percató que ya podía pasar la calle; sacudió su cabeza para borrar cualquier pensamiento y siguió con su camino mientras mantenía su cabeza gacha mirando como removía levemente la nieve con sus pisadas, caminó tras tres calles y dio otros pasos que lo dejaron frente a la puerta de aquel lugar, su reloj de mano le indicó que faltaban diez minutos para las cinco.

Se acercó más a aquella puerta de vidrio que dejaba ver un poco del interior y fijo su vista al letrero justo arriba de la entrada, esas letras iluminando la tarde le hicieron suspirar tratando de dibujar una sonrisa en sus labios.

Tronó su cuello, cerró su sombrilla y entró; dejó su abrigo en uno de los colgadores junto a la puerta, el espacio era cálido, se escuchaban risas lejanas y el tintineo de leves choques entre cristales. Pasó sus ojos por aquel lugar y se dio cuenta que YoonGi lo había mantenido bien.

Se encaminó a los últimos asientos junto a la barra discretamente al notar que esta estaba llena, cosa a la que se había acostumbrado estando allí ya que a esa hora empezaban a salir las personas de su trabajo en busca de poder relajarse un poco.

Plasmó su mirada en JiMin y YoonGi quienes estaban atareados sirviendo tragos y abriendo cuentas para algunos de los clientes. Miró los estantes llenos de botellas y copas, cerró sus ojos tratando de relajarse y se percató que había una botella de whisky casi llena cerca de él, la cual no dudó en tomar, se estiró un poco y alcanzó una pequeña copa cercana con una caja de cigarros y un encendedor sin hacer mucho esfuerzo.

Volvió su mirada a sus amigos y al darse cuenta que seguían ocupados, se giró sobre su asiento y con vista desinteresada, divisó una mesa vacía. Se fijó que las amarillentas luces del pequeño escenario se habían encendido, giró su rostro curioso y se acercó con lo que había tomado en la barra hasta a la mesa más cercana de la pequeña tarima, se acomodó en la silla, puso un cigarro en su boca y lo encendió tomando una profunda calada que luego soltó en modo de suspiro, lo cual logró calmarlo un poco; destapó la botella y se sirvió un poco del contenido, tomó un sorbo sin pensarlo.

Escuchó un sonido emitido por el micrófono, volvió a dar otra calada mirando expectante al chico de cabello negro sobre el escenario. Un roce de parte de aquel joven a las cuerdas de su guitarra resonaron por el lugar logrando un ambiente más ameno, lo cual inquietó más al castaño quien decidió apagar su cigarrillo y dedicarse a beber mientras mantenía una mirada neutral sobre el contrario.

La melodía empezó a sonar de corrido armonizada por los acordes suaves, pelinegro alzó su cabeza para que su voz alcanzara el micrófono frente a él e inconscientemente sus ojos se conectaron con un sujeto de vibra demandante.

Tanto aquel cantante como TaeHyung fijaron miradas inmediatamente, los dos detonaron sorpresa en su rostro, el castaño frunció su ceño y el pelinegro alzó una de sus cejas mostrando confusión.

La voz del chico empezó a inundar el lugar y TaeHyung admiró esos melódicos sonidos.

Los dos mantuvieron sus miradas durante toda la canción, fue inquietante para el castaño pero por el contrario, algo intenso para el pelinegro. Pasó como un juego del cual ninguno de los dos dejó ni por un segundo, era como si el lugar estuviese completamente vacío y solo estuvieran ellos dos.

Uno cantando para el otro, mientras recibía la atención absoluta del contrario; pero justo cuando finalizó la canción, TaeHyung tomó otro trago dedicándole la última mirada al contrario para perderse por los pasillos del lugar.

Caminó hasta unas escaleras que daban en uno de los rincones del lugar junto a la barra, posó su mirada sobre sus zapatos y suspiró apretando la baranda con una de sus manos, luego de pensarlo, se dignó a subir y se detuvo en medio de un corto y oscuro pasillo, justo enfrente de aquella puerta que tenía una linda 'K' en plata como decoración que tanto le gustaba, tomó el pomo y lo giró lentamente para adentrarse en el lugar cerrando detrás suyo y prendiendo las luces, conocía aquella oficina de memoria, pasó su mirada por todo el cuarto y caminó hasta aquella reconfortante silla de cuero vacía detrás del antiguo pero costoso escritorio.

𝙳𝚎𝚜𝚝𝚎𝚕𝚕𝚘 | 𝕋𝕂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora